Los bancos en Venezuela hace unos cuantos años, antes de que se “flexibilizaran” las exigencias de los requisitos necesarios para poder abrir una entidad de este tipo, eran unas entidades respetables y dignas de toda la confianza del público que acudía a ellos en procura de la prestación de sus servicios, lo cual no implica que dichas entidades no cumplieran con su finalidad principal que era y sigue siendo la de aumentar los caudales de sus dueños, pero por lo visto los usuarios de dichas entidades como que sentían gusto cuando eran explotados por parte de los banqueros salvo cuando, con muy buenos modales, les participaban que serían despojados de sus bienes o buena parte de ellos por encontrarse en situación de atraso en el pago de sus deudas contraídas con dichos bancos. Pero aparte de esos casos, no infrecuentes, los clientes eran muy bien atendidos y los pocos bancos que había trataban de captar a “los menores riesgos” de entre ellos pero sin dejar de prestar una atención satisfactoria a la mayoría de sus clientes (en el lenguaje bancario un “buen riesgo” es aquella persona con capital más que suficiente que el suministrado por el banco para sus negocios, con lo cual garantizan la devolución de dicho préstamo, en comparación con el de un “pelabola” que sí necesita realmente el préstamo, pero no puede acceder a él por no poder garantizarlo).
A partir del primer gobierno de CAP, hubo en Venezuela una explosión de nuevos bancos que se fue incrementando con los gobiernos de Luis Herrera y de Lusinchi y fue tal la proliferación de éstos hasta llegar a una cantidad tal que parecía que hubiera uno o más bancos en cada cuadra de Caracas, algunos de los cuales también operaban en las regiones además de los bancos tradicionales y así llegamos, pasando por el de CAP, al segundo gobierno de Caldera. En este gobierno algunos bancos, para captar clientes, pagaban intereses tan grandes que si una persona tenía un apartamento, por ejemplo, que le costara 200 millones de bolívares (viejos) era preferible venderlo, colocarlo en el banco y los intereses mensuales que te producía eran superiores al sueldo de muchos ejecutivos y te permitían alquilar otro apartamento y, de hecho, algunas personas hicieron eso hasta que vino la debacle financiera que causó la ruina de miles de ahorristas, el suicidio de unos cuantos de ellos y el enriquecimiento de los dueños de bancos quebrados, quienes se alzaron con la ayuda suministrada por el gobierno para responder a los ahorristas, ayuda que en lugar de ser entregada a los ahorristas directamente, como lo hiso el presente gobierno, fue entregada a los banqueros, quienes alzaron el vuelo junto con ella.
A partir de esa crisis la SUDEBAN exigió mayores garantías a los bancos para proteger los ahorros de sus clientes y los bancos, a su vez, exigían más garantías a sus clientes a la vez que establecieron una absurda medida, que todavía se aplica, como es la de exigir referencias bancarias a quienes vayan a abrir nuevas cuentas. ¿De dónde carajo va a tener referencias bancarias un recién graduado o una persona que jamás haya tenido contacto con los bancos? Aparte de que, en todo caso, sería el posible cliente quien tendría que pedirle referencias a ese banco para ver cuál ha sido su comportamiento dentro del sistema. Pero el absurdo no llega hasta allí: hace pocos meses recibí una llamada de un banco en el cual tengo mis cuentas desde hace más de veinte años y la muchacha que me llamó me dijo, muy amablemente, que habían observado que en mi expediente no aparecía ninguna referencia bancaria y que si podía ser tan amable en hacérselas llegar, a lo cual le pregunté si sabía cuántos años tenía yo de cliente de esa institución y me dijo que sí, pero que eran disposiciones del banco para todo sus clientes. Le dije que no pensaba molestarme en enviarles nada de esas referencias y que procedieran como mejor lo creyeran, hasta cerrarme las cuentas y me dijo que eso no lo iban a hacer de ninguna manera.
¿Qué buscan con esto? Lo mismo que buscan todos los bancos hoy en día cuando uno va a realizar cualquier gestión y se encuentra con “colas” que hasta copan la capacidad interna de las agencias por falta de personal: molestar a la gente y hacerla pensar que eso también es culpa de Chávez Si tiene cinco cajeros (que suelen ser los que más trabajan), sólo hay dos o tres taquillas abiertas y para atender las otras funciones del banco también les falta personal, y no estoy hablando de horas pico, sino de cualquier hora.
Chávez inició su período caracterizado desde el comienzo por la oposición, primero solapada y después descarada, de casi todos los sectores de la oligarquía que culminó con el golpe de estado de abril de 2002 y se reavivó con el paro general de fines de ese año y comienzos del siguiente, en el cual los bancos jugaron un papel activo al represar los fondos de los ahorristas y hacerles pasar infinidad de horas haciendo cola para poder sacar sólo una fracción de su capital sin ninguna razón que lo justificara. Desde entonces ese sector bancario, a pesar de ser uno de los de más alta rentabilidad, tal vez la más la más alta, viene mostrando una doble cara, por una parte le tiende una mano al Presidente pero la otra la tiene tras la espalda empuñando una daga. Esa es la razón principal de la estricta vigilancia que debe mantener el gobierno sobre ese sector, ya que no sólo se trata de proteger los ahorros que el pueblo le ha confiado, sino que es la defensa de su propia supervivencia y no hay que olvidar que uno de los deberes de cualquier gobierno legítimo es defender su existencia.
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