La corrupción está muy ligada a nuestra “idiosincrasia política”. Aquella horrible frase que oímos por décadas,”prefiero los adecos a los copeyanos porque los adecos roban y dejan robar”, es sólo una muestra de la “cultura de la corrupción” que empezamos a “amasar” en Venezuela.
¿Hay corrupción en este Gobierno? No albergo ninguna duda sobre ese aspecto. No obstante, según las columnas periodísticas, que es desde donde ahora se hace el periodismo de denuncia, prácticamente no hay ni un sólo hueso sano en el entorno del Presidente Chávez. Creo que se salva Rosinés.
¿El ser humano es corrupto por naturaleza? Responder que no es lo que me ayuda a seguir creyendo que otro mundo es posible. El caso de los dólares del viajero pone de relieve una situación a la que no hay que tenerle miedo. Una lectora me escribió hace unos días que fue chavista hasta que se dio cuenta que sus amigos en el gobierno se enriquecieron igualito que los políticos de la cuarta. Le respondí que no sé quienes son sus amigos pero que los míos que trabajan en el Gobierno no son corruptos. En el intercambio epistolar fue respetuoso pero duro. Me deseó suerte.
Hace cinco años tres personas muy ligadas a mis afectos comenzaron a trabajar en cargos de importancia en el gobierno. Pasó poco tiempo y un periodista los empezó a vincular con hechos de corrupción. Ese periodista fue contactado y lo que dijo para justificar tal afirmación fue que “me llegó por correo”. Desde entonces no me tomo en serio las denuncias de casi ningún fablistán, sobre todo si el género usado es una columna periodística. No vi en ese colega ni un ápice de arrepentimiento o de pena. Y por supuesto ninguna justificación. Es el periodismo de fábula: tengo que decir todo, en algún momento la pegaré. Y los que caigan en el camino qué importa, estoy haciendo patria desenmascarando corruptos.
El problema es que así no se desenmascaran corruptos. Ni tampoco diciendo a troche y moche que este es el “gobierno más corrupto de la historia del país”, como afirman alegremente los “líderes de oposición”. Un periodismo serio ayudaría, sin duda.
Pero el problema sigue siendo la impunidad y la crisis de valores. La de antes y la de ahora. No se trata de si eres chavista o no. La corrupción avanzó casi sin tropiezos. Llegó con el oro negro, con la renta y se internó en nuestras venas. “Estás en la buena”, te dicen cuando se enteran que “tás trabajando “pal Gobierno”. Incluso si no te enriqueces eres un “gafo”. Y si robas “poquito” no para enriquecerte “groseramente” eres un tip@ “conciente”. Y si robas un “poquito” y eres “eficiente” en el trabajo te mereces un puesto en el Panteón Nacional. Y si robas y compartes el botín eres un héroe. Ojo y eso no sucede sólo en el administración pública, también pasa en la empresa privada.
La corrupción es un mal endémico, no un mal de un signo político determinado. Y es necesario atacarla con buenos remedios, con programas de educación, con campañas de valores, con la aplicación de las leyes, con buenos policías investigando, con abogados resteados, con jueces probos, pero sobre todo debe haber en el Gobierno y en la oposición algo que se conoce como “voluntad política”, un remedio escaso, pero se consigue.
mechacin@cantv.net
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