Marx en su obra “Miseria de la Filosofía” hizo una ligera consideración a la situación de clase “en sí y clase “para si”. Fue una consideración que formuló para destacar la posición que en ese momento (1840) asumían los trabajadores respecto a la dominación del capital. Este “detalle” de clase “en sí” y clase “para sí”, fue un aspecto que en cierto momento ocupó un espacio en las discusiones sobre el papel de la clase obrera y su vinculación con una alternativa de cambio.
Los partidos de izquierda de la década del sesenta y setenta estaban vació de pueblo, vació de conciencia y muy llenos de jóvenes universitarios e intelectuales de cubículos y este hecho, tal vez permita explicar hoy, cómo ese mundo de la izquierda de ayer, decidió frenéticamente abrazar en estos nuevos tiempos, la ideología neoliberal. Esta manera enfermiza de abrazarse a una determinada ideología nos conduce a echarle una mano a esta situación de clase “en sí” y clase “para sí”, que Marx utilizó 1840. No introduzco en el debate la condición de clase de este sector social, no es el tema de esta nota; pretendo si, colocar como punto de reflexión, la reacción de una parte de la “clase” media, frete ciertas situaciones que parecieran favorecerle, pero el odio, el resentimiento y el condicionamiento es tan profundo, que no les permite evaluar ciertas políticas y reaccionar en función de sus intereses: Clase “para sí”.
El espectáculo de la señora rompiendo la empaque de arroz frente a las narices de Eduardo Samán, además de darnos la oportunidad de ver el odio y el resentimiento que esa señora llevaba por dentro, nos ofreció en el fondo una imagen de un colectivo actuando contra sus propios intereses, porque por simple mandato de la naturaleza o por instinto, cada uno de nosotros ante una amenaza (y la especulación lo es) se preserva una acción para asegurar sus intereses. No es una novedad este hecho, parte de este comportamiento, es uno de los “adornos” de la teoría económica liberal, porque el egoísmo es una especie de conducta muy primitiva e instintiva Esta señora por un momento fue ella, pero uno segundos después, ese acto dejó de ser una referencia individual y se transformó en acción colectiva. Muchas individualidades soñaron o desearon ser la señora del empaque de arroz. No le cabía a los que deseaban estar en ese momento rompiendo la bolsa, pensar que la especulación y el acaparamiento afectaban a chavistas y no chavistas y que en estos casos hay que jugar “para sí”
Posteriormente conocimos las intervenciones de los bancos y más específicamente la del Banco Federal. La reacción de un segmento de esta “clase” media fue nuevamente apostar contra sus intereses. Por sobre sus intereses, una parte de la “clase” media abogó y se puso en el sitio de una persona que muy a pesar de su cuello blanco y vivir en el este de Caracas, es un estafador y la defensa que formularon, además de voltearle “el discurso” sobre la violencia, pone en el tapete sus valores y vuelve a colocarlos como un sector que (por odio, manipulación y su supuesta ideología neoliberal) no son capaces de actuar respondiendo a lo que pudiera ser más irracional en el hombre: lo instintivo.
Está fresquita la expropiación de varios proyectos habitacionales y más fresca está todavía, la reacción de un segmento de la “clase” media que justifica la estafa de la que han sido objeto. Vuelven a tener un comportamiento por debajo de la escala animal, porque un animal, aún lo más animales, instintivamente reaccionan en función de conservar lo que siente suyo y sienten que está bajo amenaza. Ni una cosa tan primaria y fundamental como conservar su posible vivienda, le ha permito utilizar sus entendimientos ni sus instintos.
Hay casos de casos en esto de actuar contra sus intereses. Uno de estos casos emblemáticos, pudo leerse en un artículo que escribió María Reyes en Últimas Noticias en el primer domingo de este mes de noviembre. Su disyuntiva y su “análisis” nos comunican por un lado, la total ausencia de ética para pensar y comunicar como periodista y por otro, salta también su falta de ética para actuar como persona; pues pone en un mismo nivel dos situaciones que una persona con una pequeña dosis de buenos valores, ni pensaría para tomar una decisión. La periodista colocó en un mismo nivel, la deficiencia del Estado y los Estafadores. Sugería que no sabía a quién a apoyar como afectada, pero cuestionaba mucho la ineficiencia del Estado. Esta supuesta falta de criterio para tomar una decisión no era tal; el mensaje estaba muy claro y debajo de esa duda (que ya refleja una falta de ética) comunicaba su interés por colocarse y colocar a otros y otras, al lado de los intereses de los estafadores.
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