Urosa Sabino: ¡Hay que esperar, a ver que pasa!...

Las declaraciones hechas por Monseñor Urosa Sabino, eran de esperarse y no debieran sorprender a nadie cuando dice: que lo que está sucediendo en Venezuela no tiene carácter de emergencia muy grave, pues para la jerarquía eclesiástica venezolana los pobres tienen un valor relativo muy bajo, contrastando con la gravedad que para ellos tienen las conquistas sociales y económicas alcanzadas por pueblo y gobierno revolucionarios. Basta con leer cualquier documento de la Conferencia Episcopal Venezolana, para constatar su oposición al gobierno, cada vez que el proceso de cambios a favor de los pobres avanza en conquistas que beneficien a estos sectores. Cualquier acto de reivindicación de los sectores económicamente menos favorecidos son identificados por ellos como atentatorios contra la “propiedad privada”, ante un gobierno que la reconoce, pero que está fomentando la propiedad comunitaria como un mecanismo para favorecer a los que hasta hoy han sido “privados” de propiedad.

Si la jerarquía eclesiástica uniera su palabra cristiana a la acción, ya debiera estar ayudando al Gobierno Nacional en la solución de proporcionar hábitat a una porción de los innumerables damnificados de este período de lluvias anómalo y hubiera puesto al servicio del pueblo la significativa infraestructura utilizada para sus “cursillos de cristiandad” donde pregonan las enseñanzas de Jesús : Dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento y proporcionar albergue a quien lo necesite. Quizás se lo impida su poco amor a los pobres que en estas circunstancias, no van a pagar su estadía como lo hacen los cursillistas cuando van a su relax espiritual complementario de los spa donde a menudo se relajan en lo físico.

Haciendo un poco de historia rememoramos las declaraciones hechas el 11 de marzo de 2.009 por María León entonces Ministra del Poder Popular para Asuntos de la Mujer e Igualdad de Género, cuando recordaba una vez más a los jerarcas de la Iglesia Católica Venezolana que: “su misión era proteger a los pobres y a quienes más los necesitan y no ocultar a un delincuente como Nixon Moreno”. Lo hacemos porque con esta declaración María estaba describiendo claramente la posición de Giacinto Berloco, Nuncio Apostólico de su Santidad Benedicto XVI, quien dio asilo durante meses, más de un año, al delincuente Nixon Moreno en la Nunciatura Apostólica (que es el equivalente de la Embajada del Vaticano), hasta que éste huyó para ir a refugiarse en Perú con la supuesta complicidad del personal de la Nunciatura.

Todos estos hechos nos definen claramente la actitud de nuestra Jerarquía Eclesiástica Venezolana, divorciada cada vez más de Jesús, lo que podría ser una desgracia de los cristianos pobres, si no existiera una Revolución .



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Miguel Gerónimo Osío Sandoval


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