“En 2005 alguna individualidad de primer plano abandonará el Gobierno y, como es su costumbre, Chávez la descalificará públicamente. Algunas de las misiones colapsarán. Las universidades bolivarianas serán un fracaso público. Mercal será abiertamente un foco de corrupción e ineficiencia. Continuará la persecución en contra de figuras de la oposición. En el corto plazo no habrá multipolaridad ni bipolaridad posible (...) No creo que China va a arriesgar su enorme potencial de desarrollo por una alianza con Venezuela.
La aplicación de la ley de tierras atentará contra la propiedad privada en el campo. Los precios del petróleo se mantendrán altos (...) Pero, ojo, no tan altos como este año. De tener una cesta de 29 dólares promedio para el año, por barril, y una exportación de 2,1 millones de barriles diarios, el ingreso petrolero será de aproximadamente 4 millardos de dólares menos que el calculado en el presupuesto nacional, que ya tiene un déficit de más de 5 puntos del PIB (...) Por otra parte, no se anticipan grandes inversiones en el sector no petrolero”.
Los dos párrafos anteriores son un apretado resumen de las predicciones que para el 2005 hace un conocido empresario petrolero (El Nacional, 2 de enero de 2005, pág. A-15). Obsérvese, como dicen los informes científicos, que la intención del articulista es “llenar al lector de optimismo” acerca del futuro del país a corto y mediano plazo. No hay en el largo escrito dominguero referencias del autor o de otros autores del comportamiento de la economía venezolana en el año 2004. No dice cuánto fue el crecimiento económico. No habla del éxito de las misiones, ni de Mercal. Casi con molestia admite que los precios del petróleo se mantendrán altos, pero no tanto. En este instante lo imagino dando puñetazos de desesperación e impotencia y profiriendo insultos contra Bush, no por matar a inocentes civiles en Irak, sino porque la guerra contribuye a que los venezolanos tengamos más ingresos vía renta petrolera. Eso sí, despotrica del referéndum y por supuesto insiste en advertir sobre un fraude electoral. Esto último nos lleva a imaginar el escenario electoral de la oposición: voten queridos partidarios, aunque sabemos que nos van a hacer fraude. 31 de octubre dixit. No aprenden.
Para este señor lo más importante que ocurrirá en el 2005 es que los venezolanos sufriremos mucho producto de un gobierno nefasto, que no ha pegado ni una, salvo la consolidación de la “tiranía democrática”, vía referéndum. No lo lamenta ni hace recomendaciones. Perdón, miento. Se le siente preocupado por el destino de la oposición venezolana cuando dice que este año “será decisivo para redefinir el concepto de la unidad (..) Tiene que haber algún agente que convoque. (..) O la oposición busca la manera de coordinar de nuevo sus esfuerzos o Chávez se quedará hasta que él mismo se derrote y “eso” no va a pasar en 2005”. De esto está segurísimo. 2013 tiene sus dudas. Pero 2005 ni de vaina. Este año Chávez no se va. Cuando el tipo escribe estas líneas está hundido en la depresión y es posible que vuelva a pensar en “autoexiliarse”.
Hasta ahí bien. Articulista de oposición, acostumbrado a elucubrar, a contradecir a Felipe Pérez, diciendo que siempre que nos va a ir muy mal. El problema es cuando de las profecías del desastre se pasa al anhelo más preciado, final de su perorata. Que el “tirano” se vaya como sea: “Lo que sí creo es que se le puede ahorrar mucho dolor al país si el dictador (o aspirante) deja abierta una rendija democrática para el cambio de gobierno. Las opciones son o “esa” o la represión que acelerará su salida por las malas”. Rendija democrática. ¿No fue eso el referéndum?
No sé, pero esto lo he oído y leído mucho en los últimos años. ¿Ritornello macabro? ¿Estupidez ilustrada?¿Estrategia goebeliana? Menos mal que los deseos no preñan. No tienen remedio.
*Periodista y profesora universitaria
mechacin@cantv.net
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