“Nuestra sangre derramada
es petróleo para el Yanqui”
(Ali Primera)
Bueno, todo lo que comienza tiene que terminar. Pero ahora sucede que se muere el CAP y el Gral. Carratú Molina tiene los santos testículos de decir que Venezuela quedó en deuda con él. ¿Será que le faltó mandar a matar mayor cantidad de gente? ¿Será que sus ansias de sangre y poder no quedaron satisfechas? ¿Le pareció poco los muertos de El Porteñazo, el Carupanazo, los guerrilleros y campesinos venezolanos lanzados desde los helicópteros por su policía represiva?
La verdad es que el recientemente fallecido ex presidente Pérez no le alcanzarán las pailas del infierno, si es que existen, para pagar todas las tropelías que cometió, primero como Ministro del Interior, y luego como Presidente de la República durante dos períodos de gobierno. Una fuente fidedigna me contó que cuando el atentado de Los Próceres, el presidente Rómulo Betancourt, salió las cámaras de la TV de entonces, hablando del respeto a la institucionalidad y a la democracia, y luego, al culminar la cadena, se dirigió al Ministro del Interior, Carlos Andrés Pérez, y le dijo: “Carlos Andrés, sal a buscar a esos hijos de puta y me los escoñetas a toditos”. Éste ni corto ni perezoso salió a cumplir con la orden como buen sabueso que era.
Otra cosa digna de recordar, mejor dicho, hay varias:
Cuando Rómulo Betancourt, en la convención de AD, declinó su aspiración presidencial para 1973, esperaba que en su partido se hiciera por lo menos una semana de luto por tal decisión. Claro, las encuestas decían que había un alto rechazo a su candidatura, y por eso decidió no lanzarse. ¿Adivinen que hizo Carlos Andrés Pérez? Esa misma noche, ni corto ni perezoso, se lanzó como candidato, agarrando a los demás fuera de base, y fue electo por aclamación.
Ahora, veamos: hasta ese momento nadie había conocido una sonrisa en la cara del falaz ex ministro del Interior, entonces los asesores, tuvieron que transformarlo y convertirlo en un hombre simpático y agradable al electorado. Es cuando surge un producto a la medida de Joseph Napolitan, en la famosa campaña: “ese hombre si camina” y “Democracia con energía”. Claro que tenía energía, ya afirmamos sobre su predilección por la sangre y el garrote, en cristiano: REPRESIÓN. Bueno, lo metieron en un laboratorio, y lo enseñaron a reirse, a gesticular, a dar esos grandes pasos, y una campaña con un dinamismo tal que el mensaje quedó relegado a un segundo plano y lo importante era la imagen.
Cuando le tocó la nacionalización del hierro y el petróleo, lo único que se hizo fue facilitarle las cosas al imperialismo, pues el país asumía todos los procesos de extración de los recursos, y a las transnacionales les quedaba el lomito: LA COMERCIALIZACIÓN. Además, con respefcto al petróleo, ya en 1977, se vencían las concesiones y no había que indemnizar a las petroleras. En cambio, al adelantar la nacionalización, se les pagó jugosas indemnizaciones, y todo el mundo contento. Y el petróleo seguía saliendo de nuestro lago, y era la última vez que lo veíamos, y no solo nos quedaba “Sangre, sudor y miseria”.
La mayor prueba de lo que afirmamos es que eel 27 de febrero de 1989, apenas a 25 días de su ascenso a su coronación, ocurrieron los sucesos del llamado “Caracazo” conocido por todos suficientemente, como producto de las medidas económicas dictadas por el FMI, y que marcaron el principio del fin de la democracia puntofijista, la cual no tenía respuestas ante las exigencias del pueblo venezolano. Lo cual permitió el cambio que el pueblo se dio el 06 de diciembre de 1998, el cual se encuentra en pleno proceso, y construido sobre las bases podridas del viejo regimen, con una constitución ajustada a los valores que el ser humano necesita para su dignificación.
Obviamente, la derecha sabía que el fin de CAP se encontraba cerca, pues en días anteriores habían salido dos libros laudatorios y reivindicadores de la figura del ex presidente, tratando de “perfumar la mierda”.
Citamos este texto: “En el libro “Yo sigo acusando! Habla CAP”, el historiador venezolano Agustín Blanco Muñoz publica los fragmentos más sobresalientes de una serie de más de 50 entrevistas con el ex mandatario en las que Pérez apunta en más de una oportunidad su dedo acusador.”
¿Acusando a quién? Que de táparas como diría un viejo amigo falconiano. Ahora los culpables somos los venezolanos de haberlo echado del poder por ladrón.
El otro es CARLOS ANDRES PEREZ: LA POLITICA ES LA VIDA, de Alexis Ortiz, “un reportaje biográfico destinado a la reivindicación histórica del dos veces presidente, actualmente perseguido y satanizado por el caudillo neocomunista Hugo Chávez Frías.”
Bueno, dos perlas, que intentan devolver sano y salvo, ante la lupa escrutadora de la historia, quien a la luz de la verdad, no debe salir muy bien parado, pues si nos ponemos a citar todas las tropelías cometidas por este personaje recientemente fallecido.
Los venezolanos estamos en la obligación de no olvidar toda la cantidad de hechos atentarios contra la vida, la represión, el latrocinio, el nepotismo, la sociedad de complices, el personalismo, lo vende patria que fue, un hombre que sin duda es uno de los hombres más importantes del siglo XX en Venezuela, pero de la manera más nefasta y dolorosa, para quienes sintieron el rigor de su mano represiva y falta de humanidad. Un hombre que le dio cabida al terrotista Posada Carriles, quien voló junto con otros terroristas de la derecha cubana, al avión con 76 personas pertenecientes a una delegación deportiva de la nación caribeña. Posada Carriles, aun permanece libre protegido por el gobierno norteamericano, dejando sin justicia este horrendo crimen. Además de ello, fue director de la DISIP, en los gobiernos de la democracia representativa.
Estaríamos horas escribiendo cosas sobre este terrible personaje, pero para muestra un botón.
Entonces, tras todo esto, ¿qué coño le debe Venezuela a este señor, Gral. Carratú Molina?
Director de Misión 89.5 FM Cabimas