Se me ocurre apuntar este título porque no hay ya más nada que esperar de la llamada “oposición” sino los obstáculos de la insensatez lingüística, eso es que los términos, los códigos lingüísticos mediante los cuales ello se tratan de comunicar están totalmente invertidos, confundidos por los distintos, variados y dispersos “discursos” de los obstruccionista..
Resulta un absurdo plantear con ellos un mínimo debate porque en sus “criterios” no hay reflexión, ni lógica, si se puede llamar lenguaje a sus expresiones estaría diciendo también una irracionalidad, la mentira priva sobre la verdad, porque sobre la base de la confusión es que se ha construido los hilos enredados de sus discursos.
Por ello no puedo perder la formidable oportunidad de enfocar este artículo en el mejor interés de reafirmar que el discurso bolivariano y revolucionario ha sido y debe seguir siendo coherente, es la hora de consolidarse, el momento grandioso de concentrar esfuerzos por la unidad de criterios políticos que sigue orientando, en lo fundamental, el Presidente Chávez.
Es tiempo de disyuntivas y de los desenlaces extraordinarios para fracturar la hegemonía cultural que imponen los centros mediáticos controlados por el poder imperial, de reivindicar y permitirles al pueblo venezolano reconocer sus propias capacidades creadoras para abrir las brechas de su propia hegemonía con el colorido de su diversidad.
La vanguardia política revolucionaria debe hacer tiempo para convivir con la realidad de este pueblo, para palpar sus grandes anhelos, sus críticas y criterios, ello es lo que nos hace diferentes a la dirigencia de derecha que se acostumbró al “buen vivir” del capital y perdieron espacio político, apenas les quedan algunas pantallas donde siembran sus mentiras y cosechan confusiones ya obsoletas y repetidas.
Es tiempo de reflexionar profundamente donde nos encontramos, cual es nuestra posición en la ruta hacia el socialismo, que las coyunturas políticas no nos traguen y sepamos en debate abierto encontrar el mejor camino para la liberación nacional .- Los obstruccionistas con o sin lenguaje seguirán recibiendo las recetas del Pentágono, seguirán el plan trazado en manuales de sabotaje y desaliento, y de nuestra parte seguiremos inventando y generando novedosas formas de lucha política donde la creatividad no tenga límite sino la misma de la dinámica de la Revolución Bolivariana.
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