Realmente, el gobierno revolucionario ha venido ejecutando una política en el ámbito de la producción de alimentos, cuyo objetivo ha estado dirigido a superar la condición de país importador y dependiente. El esfuerzo no comienza ahora con la decisión de condonar la deuda de los productores y la creación de la Misión Agrovenezolana. Antes de estas dos decisiones, en el proceso constituyente y de formulación de la nueva Constitución se visualizó a través de los artículos 305, 306, 307 y 308 una clara orientación de lo aspectos esenciales de la política para el sector agrícola. El esfuerzo ha sido inmenso y se hace más visible en la política de reducción del latifundio y apoyo financiero.
El objetivo de todo este inmenso esfuerzo, ha estado centrado en superar la situación de dependencia que mantiene Venezuela en el ámbito alimentario. Desde una consideración estrictamente política; el objetivo tiene justificación porque le transfiere estabilidad y seguridad al proyecto bolivariano. La dependencia alimentaria y los monopolios que ahora existen es un riesgo que le transfiere una debilidad al proyecto político, que hay necesidad de superar.
Todo este esfuerzo parece ser perfecto, si la evaluación (como es el caso de esta nota), se afronta desde una posición no especializada en esta materia. Si desde una posición no especializada en este campo, se intenta precisar qué apoyo o impulso hace falta para armar definitivamente una política y salir de este estado de dependencia en el ámbito alimentario, cualquier mortal, sin muchas herramientas técnicas y conceptuales cae como en un vacío porque todo parece estar cuadrado, aunque hay que reconocer que este “cuadre” son piezas que van colocándose uno después del otra, pero que no parecen seguir un orden. Son soluciones que surgen pero que no están como muy relacionadas o compactadas.
El primer gran esfuerzo se concretó en un desmontaje del latifundio y efectivamente hubo una recuperación importante de tierra. Más adelante, se produjo una orientación para apoyar financieramente al sector agrícola y hay que decir muy enfáticamente, que este apoyo superó con creces la política que desarrollo en su oportunidad los gobiernos de la IV República para este sector. La producción ha venido incrementándose y en su reciente informe ante la Asamblea Nacional, el presidente comunicó los incrementos experimentados en varios rubros. Suele sentirse momentos de escasez de productos alimenticios y la oposición explica el hecho como una ineficiencia del gobierno (que la hay), pero no considera para nada los incrementos en los niveles de consumo y la política de los monopolios de crear unas condiciones de caos.
Todo entonces parece perfecto en este campo y para dar una mejor precisión de la perfección y de la orientación que tiene el gobierno en este asunto de sacarnos de la dependencia alimentaria, se anuncia dos medidas que también parecen (y son efectivamente) muy oportunas. El gobierno anuncia la condonación de la deuda de los productores y lanza la Misión Agrovenezolana, cuya primera acción fue realizar una especie de censo para conocer la disposición de pequeños, medianos y grandes productores de “empatarse” en una política agrícola con el objetivo ya anunciado anteriormente.
Justo en esta decisión de censar a productores para establecer compromisos frente a la dependencia alimentaria, está el elemento que pone al descubierto que la política agrícola siendo más o menos bien concebida, se desarrolló desordenadamente y a pesar de los financiamientos y del golpe duro que se la ha propinado al latifundio; la política comenzó no por el principio sino por otro lado distinto. Si hay una enseñanza que sacar de todo este proceso de desestabilización, especulación, acaparamiento e intento de usar los alimentos como una arma política, esa lección ha debido estar centrada en que la organización y la identificación de los productores interesados en el futuro del país era fundamental para el desarrollo de una política con ese objetivo.
Se confronta y combate el latifundio porque tienen productores y profesionales en una base de datos con la disposición de incorporarse efectivamente a una política de utilización de los latifundios afectados. Se formula una política de financiamiento a gran escala y en las dimensiones que este gobierno la ha realizado porque se tiene también en esa base de datos toda la información precisa sobre cómo debo ejecutarse la política de financiamiento y qué orientación debe tener esa política. No fue así y ahora con la Misión Agrovenezolana se está conociendo una información que es elemental para el desarrollo de toda política, pero que es mucho más necesaria cuando se trata de una política orientada a superar la dependencia, la desestabilización con la manipulación de escasez y crear las condiciones para una transformación del campo venezolano.
La condonación de la deuda parece también una medida perfecta, pero es bueno mirar por el espejo retrovisor y entender que esta política no es revolucionaria per se. En el pasado, la condonación de la deuda de productores se presentó muchas veces y se dice, que muchos de estos “productores” tenían sus conucos en caracas y no eran conucos verticales. Ordenar la política agrícola parece ser una actividad necesaria y el otro elemento que es necesario incluir en esta nueva misión, es la de armar y desarrollar un control y seguimiento estricto de los planes.
El asunto no se resuelve con echar o regar dinero en el campo o condenar deudas reales y ficticias. No formulemos juicios a priori, pero veamos por el espejo retrovisor. Además de ver por el espejo retrovisor, no hay que perder la perspectiva del primer lineamiento del Plan nacional Simón Bolívar sobre la nueva ética. Si tenemos este lineamiento presente y además, estamos claro que el dinero transforma a veces a las personas, entonces se impone un seguimiento y control estricto para que el dinero que se otorgue a los productores permita sacarnos de la dependencia alimentaria y la deuda que se elimine, incluya a los productores que tenían siembra y no a los vivos que pueden estar rojo rojito por fuera, pero verde y blanco por dentro.
evaristomarcano@cantv.net