Algo así tenia que pasar en cualquier momento. El Barco ha encontrado aguas tormentosas y cabeceando o dando tumbos cualquiera se marea. El Barco padece una laberintitis y cualquiera la padecería en su lugar. No es poco laberinto tener que quedar bien con Chávez, con Bush y con Fidel al mismo tiempo, además de hacerle saludos elegantes a Toledo y a Lula. Y por si esto fuera poco, habitar en una casa que habla sola –la de Nariño- mientras a uno le tienen prohibido hablar, es no ya para marearse y perder el equilibrio, sino para volverse loco. De modo que el Barco ha decidido atracar en el puerto de Cartagena con la esperanza de que en tres o cuatro días empiecen a aquietarse las aguas. La verdad es que con un Barco así de valiente, las FARC tienen asegurada una larga y saludable vida.