Hagamos un esfuerzo para promover entre nosotros la autocrítica y tomemos un caso y evaluémoslo para determinar cuánto hay de verdad y cuánto de voluntarismo o interés de transformar un deseo en algo real. Tomemos por ejemplo, el acto del 03/03/2001 de juramentación de los 24 equipos y fijémonos en el discurso de Darío Vivas. Si tenemos memoria y deberíamos tenerla, ese informe es exactamente igual a otros informes que hemos oído en escenarios parecidos. Recuérdese, para no ir tan lejos en el tiempo, los informes que frecuentemente daba Aristóbulo Istúriz sobre las patrullas funcionando, el 1 x 10 perfecto que casi que nos acercaba a los siete millones contactaditos para esa confrontación.
Darío Vivas hizo exactamente lo mismo, se limitó a ofrecer números de mesas que se instalaron, encuentros estadales, municipales y parroquiales y a señalar algunos puntos que a su entender fueron centrales en el debate de las mesas. Esta información no comunica una gran fortaleza organizativa. En su intervención precisó que con los números de la juventud se tenía al 28/02/2011, que la participación en estos encuentros llegaba a casi 110.000 militantes ¿Es efectivamente una fortaleza organizativa?
Perdónenme la exageración, pero no hay demasiada diferencia entre este evento de las mesas y las reuniones masivas que solemos ver con mucha frecuencia. Esto sólo es una referencia de personas asistiendo a un evento, pero que no se traduce en organización y movilización. Movilizarse políticamente no es asistir a una reunión o montarse en autobús para asistir a un evento de carácter nacional. Esto, recordando a Carlos Matus es un hecho “fenosituacional” que nos comunica algo aparente que surge de la cantidad de mesas instaladas o de la cantidad de encuentros parroquiales realizados. Hasta este registro, la situación es relativamente verdad, pero la cantidad de encuentros y de mesas instaladas no conduce a concluir sobre el sentido y alcance de la organización y movilización. Se nos quiere convencer de la existencia de un partido organizado y estoy seguro que no lo es; no porque yo sea una voz autorizada para plantear esta conclusión, sino porque se dijo en ese acto y está escrito en las cinco líneas, pero se insiste en transformar mecánicamente la cantidad en calidad.
Vino posteriormente la intervención de Chávez. Como líder, sus palabras siempre anda por los lados del “deber ser”, que lamentablemente muy pocas veces es el “ser”. Habló de los 7.000.000 de militantes y del 20% de la población venezolana que está registrada en el PSUV. El número es verdad porque evidentemente hay un registro de militantes identificados con nombres y apellidos, pero esto no lleva a sostener que el 20% de la población se encuentra entre simpatizantes, amigos, amigas y militantes del PSUV. Eso no es verdad ahora, aunque alguna vez hubo ese registro y una votación parecida. Si esto fuera verdad y decidimos comparar este registro de 7.000.000 con el de 110.000 militantes que han participado en las mesas, estamos confirmando que el 1,6% de la militancia estuvo en estos encuentros, pero sólo hasta ahí es verdad. Ese dato no confirma que el 1,6 de la militancia se encuentra en un estado de organización y movilización política.
Chávez, ubicado casi siempre en el plano del “deber ser”, presentó nuevamente su deseo (deber ser) en estos términos:
(…) exigió que el partido rojo se convierta en “corriente de alto voltaje para el Gobierno Bolivariano”, a todos sus niveles (…) El Partido tiene que ser un acompañante del pueblo, de los que más sufren, tiene que ser una vía para seguir pagando la inmensa deuda social. Tiene que ser además como esos soldados que oyen y alertan (…) Tenemos que ser autocríticos, señalar los problemas, buscarlos y luego buscarle solución, junto al pueblo, siempre junto al pueblo”, enfatizó el líder de la Revolución Bolivariana.
Lo anterior cabe, como ya he sostenido dentro de lo que debería ser, pero que no es. Sin embargo, hay algo que el Presidente cree que es, pero si está exigiendo que el partido se convierta en una “corriente de alto voltaje”; lógicamente no es una realidad. El Presidente “reconoció la gran capacidad de movilización y acción política del PSUV”. Esto creo que no es verdad, aunque desearíamos que lo fuera, pero no es verdad. Si fuera un partido con gran capacidad de movilización y acción, no tendrá sentido pedir una “corriente de alto voltaje”.
Finalmente, no sé si es verdad o una imaginación mía, pero siento a Chávez cercado por este equipo de la Dirección Nacional. En esto si desearía estar totalmente equivocado.
evaristomarcano@cantv.net