La guerra moderna implica luchas en otros ámbitos como la economía, la política y la cultura, siendo las armas el último escalón, y como afirmarían otros estudiosos, la guerra no es más que la prolongación de la política por otros medios.
Un lector curioso debe investigar para informarse, y no aceptar este artículo como la verdad absoluta. No obstante, tan solo pregúntese ¿por qué Estados Unidos invadió Irak y Afganistán?, ¿por qué amenaza hacerlo con Irán y por qué no es tan descabellado pensar que lo hará con Venezuela?, obviamente la respuesta es petróleo, pero no es toda la verdad. Se ha preguntado el lector ¿por qué China hace negocios con Irán, por qué el presidente Chávez hace negocios con China, Irán y Rusia?. Podría decirse que son alianzas estratégicas para defenderse contra Estados Unidos, pero tampoco es una respuesta contundente, existen otras variables a considerar.
Se ha preguntado el lector ¿por qué sigue creciendo el déficit en Estados Unidos y el gobierno norteamericano no parece interesado en resolverlo, sino que por el contrario, profundiza el déficit e incrementa su deuda?
Se ha preguntado el lector ¿qué pasaría si el dólar se desploma de un solo “coñazo” sin dar tiempo a nada?. Ese Apocalipsis económico afectaría a todas las naciones cuyas reservas internacionales están en dólares. No se trata entonces de predicciones elucubradas desde la ignorancia folclórica de los amantes de lo exotérico. Son hechos reales y tangibles que el lector puede corroborar con tan solo una hora de investigación y sentido común.
Ahora bien, como nos conectamos a esa realidad. ¿Estará el presidente Chávez al tanto de esa realidad y acelera una estrategia de política exterior que le permita sobrevivir a la hecatombe que se avecina?, todo indica que la estrategia yace en nuestros yacimientos petroleros, en nuestra capacidad de negociar con las naciones industrializadas que dependen de los hidrocarburos. Pero ya no hablamos de los Estados Unidos, quienes durante años han disfrutado de nuestros recursos no renovables sin aportarnos nada a cambio, como por ejemplo precios justos, tecnología, negociaciones más justas, inversiones cuyas ganancias se queden en el país y se traduzcan en buenos sueldos para los trabajadores.
El discurso del nuevo ministro de Industrias Básicas, Víctor Álvarez, refleja esa realidad. No es casual la inspección a la empresa de tractores ubicada en Ciudad Bolívar, y que nace de un acuerdo con Irán. Guayana es una región cuya importancia geopolítica crece cada segundo, y los guayaneses no lo tienen claro. Ignoran que viven sobre una tierra bendecida por Dios y que ya no es un secreto para el mundo industrializado.
Mientras la mayoría de los políticos siguen jugando a ser intelectuales en los cafetines de Puerto Ordaz, y los llamados “revolucionarios” siguen perdiendo el tiempo subestimando el poder de la organización, la solidaridad y la disciplina. Guayana seguirá siendo una tierra huérfana de identidad en la que no habrá defensa alguna contra el “tsunami de parásitos” que se avecinan.
Desde el gobierno regional se está haciendo un esfuerzo invaluable por corregir la desidia de los gobiernos de Carvajal y Rojas Suárez. El trabajo realizado en los últimos años en la Corporación Venezolana de Guayana, adquiere su mayor relevancia en este momento. El trabajo que se hace hoy día en la Gobernación del estado Bolívar, es el mayor reto político y económico para lograr el desarrollo de la región, y por ende del país. El peligro es que no hay día después. Otra experiencia como la de los ex gobernadores Carvajal y Rojas Suárez, sería el mayor suicido colectivo ocurrido en Guayana. Soy responsable del área de prensa en la gestión del gobernador Francisco Rangel Gómez, y soy testigo del valioso trabajo que antecede cada decisión.
Esta columna es un insignificante esfuerzo de informar con la verdad, o por lo menos sugerirla.
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