Mientras el Presidente Barack Obama recorre la Subregión en nuestro Continente a objeto de rescatar la agenda abandonada por la administración Clinton unos cuantos años atrás, en el marco del ataque militar a Libia (léase a la OPEP), los planes de apropiarse de los recursos del neo “nuevo mundo”, son un hecho.
África es la “nueva tierra de gracia” que le permitirá un aliento al mundo capitalista y occidental, con USA a la vanguardia, para recuperar su maltrecha economía tanto en lo que refiere a sostener sus estándares de vida oprobioso -entiéndase de consumo y energético-, como también satisfacer las demandas de recursos naturales y en paralelo, continuar siendo el gendarmen necesario para garantizar la economía de mercado a escala planetaria; que ellos igualan a derechos humanos, democracia y libertad. Luego que China irrumpió en África, USA se planteó recuperar dichos espacios por medio de un proyecto que garantizaba el control político, militar y energético de ese Continente.
No en balde, los ideólogos e intelectuales de los think tank norteamericanos, entran a cuestionar los preceptos de la democracia aristotélica y de Platón, para imponer constructos politológicos y sociológicos que la redefinen a partir de la idea según la cual, solo hay democracia en tanto y en cuanto la expresión popular esté consustanciada con los valores y principios norteamericanos donde quiera que éstos estén presentes. Al respecto, los nuevos modelos de las teorías de la guerra tienen como “punta de lanza” las ONG`s e instituciones suyas, públicas y/o privadas, quienes utilizan sectores de las sociedades, técnicamente “abandonados” o desatendidos por los factores de poder en cada país, para finalmente ganárselos a su proyecto hegemónico.
Los recientes y aciagos eventos no solo nos indican sobre la ineficacia de los órganos supranacionales existentes, nacidos en la postguerra luego de la derrota del Eje nazi-fascista a finales de los años 40 del siglo pasado, sino de los errores cometidos, en este caso por Gadafi y sus asesores, a los fines de evitar la invasión contra el pueblo y su territorio.
Su incapacidad de prever los hechos ocurridos; la ausencia de tacto diplomático -se confió de sus presuntos aliados en la ONU- para garantizar apoyos internacionales; el retardo en la capacidad de respuesta (casi de 18 días), a las primeras manifestaciones insurreccionales desde Benghazi y el no haber atendido y entendido los sucesos que produjeron la onda expansiva que llegó o llevaron finalmente a su lar, son algunos de los elementos que como enseñanza deberán ser estudiados para la posteridad.
El Líder de la Revolución Jamahiriya al igual que la Venezuela del “Ta barato dame dos”, sufrió de la generosidad de los recursos que en aquel momento ingresaron a las arcas de su gobierno, permitiendo que los hijos de los beduinos y jefes tribales, muchos de ellos hoy alzados en armas, se formaran en Europa bajo los preceptos occidentales y del mundo judeo cristiano, que finalmente dieron al traste con la tradición cultural de sus ancestros. El liberalismo burgués europeo que luego se trajeron e introdujeron a su regreso, no solo es que contamino a otros cientos sino que, contrastaba con las costumbres culturales que ya les lucían obsoletas. El trabajo de desarraigar su pasado histórico, estaba hecho.
Un “socialismo panarábigo”, con profundas raíces anticomunistas y “nacionalista” también vinculado a las corrientes del pensamiento fascista e incluso nazi desde la época de los años de la II Guerra Mundial, garantizaba que los sectores islámicos de ultra derecha tanto en Libia como desde Europa (fundamentalmente Francia, Inglaterra e Italia), trabajaran en el sentido de derrocar la ya rendida experiencia Verde, en nombre de la libertad de mercado, tal como lo venían haciendo en las antiguas Repúblicas del Este, luego de la caída de la URSS.
No se trata de gravitar en torno a la invasión a Libia, pues partimos del precepto que nos indica, en el marco de nuestra concepción revolucionaria en lo táctico, que: “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”; pero lo que si es cierto, es que Gadafi hace mucho tiempo que había dejado de estar al lado de las luchas de los pueblos oprimidos del mundo –un bombazo y varias presiones imperiales lo garantizaban- disponiéndose desde aquel entonces a trabajar exclusivamente, en función de sus intereses, no por casualidad financió al actual Presidente de los franceses –acto que un revolucionario sensato jamás hubiera hecho-, como también a importantes empresas trasnacionales italianas, corporaciones financieras y Universidades británicas, como la London School of Economics, donde fuera formados hijos de su patria al mejor estilo del MI5.
Infelizmente, los “traidores” sean del bando que sean, siempre serán vistos como tales y por más que sean posteriormente sumisos ante sus otra enemigos, más temprano que tarde, éstos los desecharán como actualmente sucede.
(*) Politólogo e Internacionalista
Magister en Seguridad y Defensa
monlan2001@yahoo.com