Juro que desde hace tiempo me picaban los pies por ir al bulevar César Rengifo, allí en la avenida principal de El Cementerio. Tanta cobertura a través de Ciudad CCS me abría el apetito de la curiosidad urbana, derrotada por el escaso tiempo libre que limitaba mis deseos. Pero el domingo antepasado logré escaparme.
Llegué a eso de la una de la tarde, y caramba, apenas me adentré en el nuevo paseo peatonal me percaté de algo muy importante: el rostro de los parroquianos de Santa Rosalía es otro. Definitivamente otro. Jamás olvidaremos el calvario que significaba transitar por allí antes de su construcción. Los promontorios de basura en plena vía (sí: en plena vía) los buhoneros ocupando los breves espacios que quedaban y el malandraje hereje que asaltaba en cada esquina dieron paso a un escenario totalmente diferente. Lo alcanzado es excepcionalmente favorable: la policía hace presencia a lo largo del bulevar, las puertas de los negocios fueron pintadas con motivos patrióticos, niñas y niños juegan a sus anchas, el comercio informal es cercano a cero, no existen las antiguas montañas de basura, hay un dispensador de Ciudad CCS y lo más bello es –repetimos– el sonreír de vecinas y vecinos. ¡Allí se nota mejor el cambio!
Evidentemente que como toda obra nueva, también amerita el impulso de correctivos. A mi criterio se debe aumentar el número de cestos para la basura, así como la frecuencia de su limpieza, ampliar la cantidad de rampas para los panas sobre sillas de ruedas, darle un para’o a los heladeros (todos venden con sobreprecio) amén de otros detalles que una vez solventados redundarán en beneficio de propios y visitantes.
Aún bajo el riesgo de parecer adulantes felicitamos al equipo de la Alcaldía de Caracas que acomete la construcción del bulevar, pero más todavía a sus sempiternos usuarios y usuarias. Bien merecido lo tienen. Lo cierto es que después de ese fabuloso recorrido, terminamos el paseo enfrentando tremendo mondongazo dominical en un viejo negocio ubicado en la esquina de la calle Los Samanes. Por apenas BsF. 30 nos dimos tremendo banquete.
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