Superada la etapa del referéndum presidencial de agosto del 2004, Venezuela se encuentra en franca recuperación institucional que, sin dejar de estar expuesta a la confrontación política, y en particular a la injerencia de factores extranjeros, le permitió en el año 2004 un crecimiento del 17 por ciento en su PIB, según reciente declaración del Banco Central de Venezuela, previéndose para este año 2005, con un alto consenso, un crecimiento no menor del 5 por ciento. El reto, en el área económica, está más en garantizar un crecimiento para el 2006, para consolidar una senda de crecimiento consecutivo.
La recuperación económica, el mayor sosiego social y la disminución de la confrontación política, sobre todo la callejera, abre un espacio para la introducción en la agenda pública de nuevos temas, muy importantes algunos para el mediano y largo plazo del país. Este espacio se inició el pasado mes de noviembre cuando se celebró en Fuerte Tiuna un Taller de trabajo presidido por el propio Presidente de la República en el cual se delineó el nuevo mapa estratégico para el Gobierno Nacional.
El documento de ese Taller, disponible en Internet (www.mci.gov.ve) establece, dentro de los diez objetivos del nuevo mapa estratégico para el país, la aceleración de la construcción del nuevo modelo productivo, rumbo a la creación del nuevo sistema económico y aunque tal objetivo, justo es decirlo, no tiene, al menos en la redacción, la misma extensión que otros objetivos como el de la nueva estructura social o el de la construcción del nuevo modelo democrático de participación popular, significó la introducción de lineamientos para ese nuevo modelo productivo y económico que sirven de pautas para iniciar una debate fecundo sobre la viabilidad de impulsar en Venezuela un modelo de desarrollo distinto al empleado hasta ahora.
Los cambios adelantados por Venezuela desde 1999 la colocan en un punto de obligada referencia mundial tanto por los partidarios del neoliberalismo como de los auspiciadores de una alternativa al patrón actual de la globalización. Para los esperanzados por el avance en la promulgación de una constitución con una clara orientación humanista, Venezuela es uno de los países que intenta luchar contra una globalización avasallante, gobernada por los intereses de unas cuantas empresas multinacionales en convivencia con numerosos gobiernos de variado signo político, desde los socialdemócratas y socialcristianos hasta los claramente neoliberales y conservadores. Pero otros, dentro y fuera de Venezuela, luchan por mantener al país como un exportador de petróleo e importador de alimentos, de vestidos, de vehículos y cuántas mercancías se produzcan en otros países, empleando para ello los importantes ingresos petroleros que obtiene.
En la búsqueda de ese camino alternativo a la globalización excluyente y generadora de ganadores y perdedores, Venezuela ha venido realizando esfuerzos para avanzar con diversas políticas y programas, unos más conceptualizados que otros, y con distinto grado de ejecución. Esos esfuerzos van desde los lineamientos del Plan de Desarrollo 2001-2007 sobre la descentralización desconcentrada y la diversificación productiva hasta medidas concretas como el impulso a la creación de cooperativas productivas, las preferencias para las pequeñas y medianas industrias en las compras gubernamentales, la Misión Vuelvan Caras y más recientemente los proyectos de creación de Núcleos de Desarrollo Endógeno.
Todos los esfuerzos realizados por el Gobierno Nacional indican su sensibilización hacia la incorporación a la actividad económica de sectores y actores secularmente excluidos, habiéndose logrado una avanzada popularización y socialización de nuevos términos como economía social, economía popular, cooperativismo, microempresas y desarrollo endógeno que conforman un ambiente propicio para entrar a una etapa de profundización en la conceptualización requerida para hacer viable esa vía alternativa al neoliberalismo, algo que es básico para asegurar el diseño y ejecución de las políticas y proyectos orientados a los objetivos del nuevo mapa estratégico expuesto en el Taller de Fuerte Tiuna.
Dentro de los nuevos términos asociados al proceso de cambio que experimenta Venezuela, uno de los que puede resultar más importantes de analizar en profundidad y detalle es el de desarrollo endógeno por las implicaciones que tiene, no solo en la formulación de políticas públicas, sino por la direccionalidad que tal término debe imprimirle a las ejecutorias de las distintas instancias de gobierno, desde el nacional hasta el municipal, a fin de otorgar una coherencia en la gestión pública.
El debate propuesto puede ayudar a aumentar la viabilidad en la implantación de las medidas adoptadas de creación de entes públicos con la misión de contribuir a la construcción del nuevo modelo productivo, particularmente los nuevos ministerios de economía popular y de las industrias básicas y ligera que junto con los entes financieros públicos estarán diseñando y ejecutando políticas de estímulo y financiamiento a cooperativas, microempresas y pequeñas y medianas empresas.
Es momento oportuno pues para analizar cuáles son las perspectivas de desplegar en Venezuela eso que se ha dado en denominar desarrollo endógeno, atendiendo a las circunstancias históricas del país, a su contexto nacional sociocultural, político y económico y a las tendencias actuales de la economía mundial y muy especialmente en atención a la peculiarisima característica de la economía venezolana en cuanto la enorme influencia que ejerce el petróleo. Sobre todo tomando nota que Venezuela seguirá siendo en los próximos años un país petrolero, lo cual implica, entre otras connotaciones, que seguirá siendo un actor importante en la economía mundial y también en el hecho de que para la operación y desarrollo de la industria petrolera nacional se requerirá la presencia de empresas multinacionales y gobiernos de distintas ideologías.
¿Cómo coexistirá la dinámica petrolera, que implica un alto grado de integración a la economía mundial y en particular por presencia de empresas multinacionales en la operación petrolera, con la otra dinámica que se impulsa bajo el esquema del desarrollo endógeno en donde se privilegia la cooperativa, la microempresa, la pyme y la participación cogestionaria de trabajadores en empresas del Estado o del sector privado que resulten fracasadas como el reciente caso de Venepal? En fin, se trata de materializar el principio de tanto mercado como sea posible y tanto Estado como sea necesario.