¿O no “puede”?


Para seguir con los lugares comunes, hay uno muy manoseado: El poder corrompe. Pero dijo Rousseau: el hombre es bueno por naturaleza y la sociedad lo corrompe. Y, para seguir con la melodía, el poder tiene muchas caras y muchos modos de manifestarse. Decía mi hermano Pedro, que en paz descanse, que los funcionarios públicos, esos que tienen el poder de cerrarte la puerta en la cara, aun siendo el último eslabón en una cadena de mando, son más peligrosos que los que ostentan el poder “real”.

No sé cual es el poder más peligroso. O más antipático. Según el diccionario colombiano Clave poder significa: 1) Capacidad o facultad para hacer algo (...) dominio, mando, influencia o autoridad para mandar. Interpreto entonces, según esta definición, que lo ideal sería que quien ejerza el poder esté capacitado, “facultado para hacer algo”. Menuda tarea.

Es común encontrarse con personas incapaces con poder, capaces con poder, sin poder y capaces y sin poder e incapaces. Estos últimos son, digamos, inofensivos. Los segundos no tienen problemas con el diccionario, los terceros seguramente viven amargados y los primeros deben ser detectados a tiempo porque “podrían” provocar desastres.

Debemos convenir, a pesar del trabalenguas planteado, que ejemplos tenemos que encajan en el primer grupo. Esos son detectables porque las costuras se notan de inmediato. Lo malo es que el poder “puede” incluso, remendar cualquier rotico. Queda de parte del que logre darse cuenta de la estafa, dar un alerta a tiempo.

Los capaces con poder son menos notables. Recordemos que las buenas noticias no son noticias. Y un poderoso facultado para serlo puede hasta molestar. Y el primer grupo siempre trata de acabar con el segundo. Es pues, una cuestión de sobrevivencia.

Los del tercer grupo están a la sombra siempre de los que encabezan los dos grupos que los preceden. Son imprescindibles, sin embargo. Los poderosos capaces y los poderosos incapaces cuentan con estos especímenes. El poder necesita talento para apuntalar. El poder necesita talento para engañar.

Ya dije que los últimos son inofensivos. Prescindibles. Anónimos. Pero. Ojo, pueden tener poder. ¿A cada quien según su capacidad? Hace falta un medidor de capacidades. ¿O de necesidades? No. Eso es comunismo, mano.

Los cuatro grupos son susceptibles de una tercera característica. “Pueden” ser corrompibles. Corruptos. La peor mezcla: incapaz con poder y encima corrupto. Hay otra que puede pasar “camuflageada”: Capaz con poder y corrupto. Y eso convierte a estos “grupetes” en armas letales. Y por eso Rousseau encabeza este enredo. ¿Qué decide? ¿En cuál grupo se anota? ¿O no “puede”?

*Periodista


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Mercedes Chacín*


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