En las últimas semanas, el presidente Chávez ha venido insistiendo en la necesidad de trascender el capitalismo. Algo en lo que estamos absolutamente de acuerdo. Más recientemente, ha complementado este comentario planteando que la alternativa es el socialismo, si bien lo ha sugerido como una posibilidad a concretarse a largo plazo. También en esto último coincidimos con el Presidente, aunque, a diferencia de él, creemos que esta es una necesidad apremiante para los pueblos, no un objetivo a lograrse lentamente en un futuro indeterminado. Pero más allá de esta diferencia, consideramos que, en todo caso, desde ya deben sentarse las bases para la construcción del socialismo. Desde hoy, aprovechando la tremenda energía popular acumulada durante los últimos años y la inagotable disposición de los trabajadores y el pueblo para profundizar el proceso revolucionario, debemos comenzar a adoptar las políticas y acciones transicionales que nos vayan permitiendo darle respuesta a los principales problemas del pueblo, al tiempo que iniciamos la conformación de un gobierno de los trabajadores y el pueblo, basado en sus organizaciones, que inicie el tránsito hacia una sociedad sin explotados ni explotadores, profundamente democrática y participativa.
Sin embargo, no es aumentando los precios de los productos que expende Mercal, donde la mitad de la población más pobre del país adquiere los productos de la cesta básica, ni devaluando la moneda, con las consecuencias regresivas que una medida de este tipo tiene en los bolsillos del pueblo trabajador, como se profundizará la revolución, ni mucho menos como avanzaremos al socialismo.
El pasado año terminó con un crecimiento económico del 17,3%, el más alto del continente, y sin embargo, ahora, nos cae el baño de agua fría de estos impopulares anuncios. Más devaluación, lo cual es más inflación y aumento del costo de la vida. Aumento de los precios de Mercal, lo cual se suma a la espiral inflacionaria que la antes mencionada medida acarreará. Nuevamente, las cifras macroeconómicas sólo sirven para hacer propaganda pero no se traducen en mayor bienestar para el pueblo. ¿De qué sirve ese extraordinario crecimiento económico si no se expresa en aumento de salario, más empleo y bajos costos de los productos de primera necesidad?
Por otra parte, ¿dónde queda la democracia participativa y protagónica? Medidas como estas, que afectan sensiblemente el nivel de vida de la población, no pueden ser adoptadas sin consultar a las organizaciones populares, a los sindicatos y a la UNT. No pueden quedar exclusivamente en manos de un funcionario, de un ministro o del presidente del Banco Central. Los organismos representativos de los trabajadores y el pueblo, deben hacer estudios técnicos, apoyándose en economistas y profesionales ligados al pueblo y a sus luchas, que a su vez deben ser discutidos en asambleas de ciudadanos y en los Consejos Comunales y Locales de Planificación Pública, antes de que el gobierno decida unilateralmente sobre materias de tanta trascendencia económica y social.
Los trabajadores y el pueblo venezolano se han ganado en la lucha contra el fascismo golpista y el imperialismo, su derecho a decidir sobre estos y otros temas políticos fundamentales, para hacer realidad la democracia participativa y la profundización del proceso revolucionario.
*Profesor de la UCV y miembro de Opción de Izquierda Revolucionaria (OIR). miguelaha2003@yahoo.com