Las mentiras de los Robertos

El artículo de Roberto Malaver “¿Cómo amanecieron esas agresiones?”, traducido al español por el pre-intelectual Roberto Hernández Montoya y reproducido en “Aporrea”, desdice mucho de la seriedad y responsabilidad tanto del traductor del artículo original, como de quien firma el artículo publicado, dos personajes de cuyos programas soy asiduo televidente y lector consecuente de sus artículos. Tampoco “Aporrea” escapa a la crítica que contiene mi artículo, claro que en mucho menor grado, porque ellos no se responsabilizan de las opiniones que se viertan a traves de su página.

El citado artículo carece de la más total, absoluta y terminante credibilidad por razones que saltan a la vista de cualquier lector medianamente informado y que, inexplicablemente, no captaron los Robertos. A continuación les digo las dos razones fundamentales para desmentir el contenido de dicho artículo, cuya publicación pone en entredicho la autoridad moral de los citados Robertos.

La afirmación que se hace en el primer párrafo referente a que “Bush termina de arreglarse la corbata frente al espejo”. Esto pareciera implicar que él realizó la tarea desde el comienzo, lo cual es absolutamente imposible en vista de que él usa mocasines porque no se sabe amarrar las trenzas de los zapatos. ¡Imagínense como sería pedirle que se hiciera el nudo de la corbata!.

La reiterada mención a la lectura de los informes que le dejan en su mesa de trabajo es totalmente falsa. Todos los informes que le dejan a Bush en su escritorio los oye en una computadora que tiene en dicho escritorio, la cual prende todos los días antes de tomar el desayuno y ensayar los últimos “juegos de guerra”, y mientras se divierte en tan sana expansión se informa de lo que le dicen los hombres y mujeres del presidente. No tiene otra forma de informarse porque no es capaz de escribir más que su firma, y aun así algunas veces se equivoca cuando tiene que leerla.

Espero que los Robertos no tomen a mal estas observaciones que hago al referido artículo, porque estoy seguro de que ambos fueron sorprendidos en su buena fe. Salvo los dos detalles anteriores, el resto del artículo se ajusta totalmente a la personalidad de mister Danger, perdón, de mister Bush.

lostienelocos@hotmail.com


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Ño Leandro*


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