En estos días, los artículos publicados en Aporrea casi todos se han volcado de una u otra manera a celebrar el comienzo del retorno y la recuperación del estado de salud del Presidente Hugo Chávez. Tenía que ser así, pues había angustia y desesperación. El rápido inicio del retorno nos agarró por sorpresa y muchos soltaron amarras y decidieron lanzarse a celebrar este regreso y la evidente recuperación del Presidente..
La alegría debe continuar y las plegarias deben permanecer por la total y definitiva recuperación de Hugo Chávez Frías. Sin embargo, es bueno reconocer desde abajo y desde el alto gobierno, que la recuperación de la salud del Presidente va depender de dos tres factores que por supuesto tienen distintos grados de asociación. Un primer factor está vinculado, tal y como se ha señalado con la voluntad de Dios. Otro factor, que posiblemente sea muy pequeño en comparación con el primero, estará pero en manos de sus más cercano y lejanos colaboradores y por último, si estos dos factores están activos positivamente; el trabajo de su equipo de médicos sería relativamente fácil
No pretendo emitir un juicio de valor sobre el desempeño de los diferentes niveles de gobierno. No tengo ningún dato (indicador) para juzgar este desempeño, pero ahí están las angustias que Chávez ha mostrado en varias de las ediciones de “Alo Presidente” y lejos en el recuerdo, está aquella frase de Fidel reclamándonos que Chávez no podía convertirse en el alcalde de cada uno de los Municipios del país. Debemos recordar también, las veces que el Presidente ha implorado a sus ministros para que se dediquen al trabajo efectivo y los regaños que por tiempo se producen en público.
Ese antes del viaje a Cuba y de la operación debe ir desapareciendo rápidamente para dar paso a un después bajo otras condiciones en las cuales; Chávez tenga mayor tiempo de sosiego y con mayor tiempo dedicado a las tareas estratégicas del Estado y el gobierno. No debería en consecuencia, aparecer una nueva versión de una 3R al cubo, porque ha sido suficiente con las dos versiones de las 3R al cuadrado que entre otras cosas, fueron producto del bajo desempeño que ha mostrado la administración pública para afrontar eficaz y eficientemente las políticas.
En la medida que el alto, medio y bajo gobierno sea eficaz y eficiente, estaremos inyectándole nuevas y positivas energías al presidente. Por el contrario, si sus proyectos e iniciativas tardan mucho en concretarse a consecuencias del excesivo burocratismo y de las malas prácticas, estarían contribuyendo con elevar los niveles de angustias y preocupación del máximo líder del proyecto y esto no ayuda a mejorar su salud.
Este después, también implica una responsabilidad a nivel de las comunidades y usuarios de las políticas públicas. Aquí definitivamente hay que tomar partido por un tipo de solidaridad. En consecuencia, debemos tener muy claro que nuestro compromiso es (o debe ser) de plena solidaridad con el líder del proceso y esta circunstancia, nos obliga a saber distinguir entre una política o decisión no ejecutada o mal ejecutada por un funcionario y la necesidad de activar muy rápidamente señales que impidan que situaciones de retraso en la ejecución de proyectos continúen. De existir retraso en la ejecución de un proyecto; las comunidades organizadas y los usuarios deberíamos estar informados porque los proyectos no se ejecutan en el cielo.
Así que una de las consecuencias más inmediata de esta situación, nos exige un autentico y verdadero proceso de contraloría social. Habrá que ingeniársela para que nuestras señales sobre el desempeño de los organismos y funcionarios lleguen a donde deben de llegar.
evaristomarcano@cantv.net