¡Hora de demostrar!

Aunque ha pasado ya una semana, no quiero perder la ocasión de referirme a la algarabía popular que durante los días de mayor fervor del Bicentenario generó la llegada del Presidente Chávez, luego de su reciente operación y tratamiento, ante lo cual aprovecho la ocasión para renovar mi deseo de pronta mejoría y total recuperación. Concretamente, deseo destacar la espontaneidad en la movilización convocada de manera imprevista para escuchar el saludo presidencial desde el Balcón del Pueblo, donde miles de personas atendieron el llamado y se abrieron paso no sólo desde Caracas sino desde las propias regiones para colmar de buenos deseos y bendiciones al primer mandatario.

Estuve allí y sin temor a exagerar, ha sido una de las expresiones más legítimas de afecto y conciencia del objeto de la movilización que he visto en los últimos tiempos. Personas de todas las edades y clases sociales se esforzaban por llegar a un lugar que le permitiera ver al Presidente y hacerles llegar sus buenos deseos. Sencillos y afectuosos carteles, grupos llegando desde todos los accesos y sin apoyo o “logística” alguna –hay que decirlo-, rostros emocionados y lacrimosos y un grupo de militares ondeando una bandera nacional desde el alto ángulo del Palacio Blanco, generaban una disposición de recibimiento con un aire similar al de aquel 13 de abril de 2002, fecha de triunfo cívico - militar.

Esas expresiones sinceras de cariño, son las que algunos sectores no quieren -o no pueden- comprender y que conectan en un plano no sólo emocional o político sino más allá, esperanzador y ejemplarizante, lo que se convalida en la demostración de que en medio de las dificultades es cuando con mayor fortaleza se debe contar. Este reto nuevo que toca afrontar no sólo al Chávez - hombre sino al Chávez - país es un reto para todas y todos. Y es que como nunca antes, ha llegado el momento de demostrar en la praxis lo que se ha sembrado en los 12 años de Revolución Bolivariana. Así como Martí nos enseñó que amor con amor se paga, la vocación de trabajo incansable del Presidente debe retribuirse con paciencia, constancia y trabajo. No olvidemos nunca que somos herederos de Bolívar, “el hombre de las dificultades” y repitamos con él aquella expresión de 1827: “mi constancia no desmaya y aun se fortifica con la adversidad.”

¡Pa´lante Comandante!

oliver.reina@gmail.com


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Oliver Reina

Gerundiando: Haciendo, revolucionando, sintiendo, leyendo, escribiendo, escuchando, acompañando, conversando, CREANDO. Ah, y pichón de y que fotógrafo

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