Lo expuesto anteriormente es de obligada aclaratoria para comprender el proceso y los retos de la integración por el que atravesó y atraviesa Latinoamérica y el Caribe desde, por lo menos, 1826 hasta nuestros días. No podía ser de otra manera pues con el nacimiento de las incipientes repúblicas y con el imperio español en franca decadencia surgió el embrión del imperio estadounidense el cual amparado por la tristemente célebre doctrina Monroe se dispuso a dominar al resto del continente americano, como efectivamente lo hizo, a lo largo de lo que quedaba del siglo XIX y todo el Siglo XX.
Así pues, hemos convivido desde el nacimiento de nuestras naciones con la intervención y conspiración del Gran imperio del norte, vanos fueron los esfuerzos y las posturas visionarias de los próceres independentistas suramericanos y caribeños que vieron con preclara antelación la vaina que se nos venía encima, nada mas por nombrar algunos: Simón Bolívar, Bernardo O’Higgins, José Martí. También se enfrentaron a la dominación después del periodo republicano líderes nacionalistas de nuestra región durante el siglo XIX y el Siglo XX, los cuales por lo general fueron exilados o asesinados por tal atrevimiento. Del mismo modo como las invasiones e intervenciones por parte del imperio han estado presentes en todos o casi todos nuestros países.
Pareciera que en estos casi 200 años de dominación nuestros pueblos y líderes aprendieron la lección, ya que en lo que va de siglo XXI presenciamos la mayoritaria vocación de independencia en Suramérica y el Caribe, muestra de ello es la conformación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, la cual, después del Congreso Anfictiónico de Panamá del siglo XIX, aquel el de Bolívar, el que fue saboteado desde el imperio mismo, representa un hito histórico a través del cual podremos saldar la deuda con nuestros próceres y nuestra historia.
Seguro nos enfrentaremos como ayer a la misma conspiración, el imperio cuenta con las oligarquías lacayas de siempre y con algunos gobernantes títeres, verbigracia “El Eje del Pacifico”, un tanto disminuido con la pérdida del Perú. Sin embargo, no tenemos otra oportunidad frente a la guerra por la sobrevivencia que ya nos alcanza, tendremos que abrir caminos y crear modelos en lo económico, en lo político, en lo militar, en lo cultural. Se trata en esta hora de hurgar en nuestra historia y reencontrarnos, reconocernos en ella, solamente así podremos construir la patria grande con el nuevo género humano que soñaron nuestros precursores.
¡Caminante no hay camino, se hace camino al andar¡
11 – 07 - 11
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