En una nota que publiqué muy recientemente con el título: “Chávez, antes y después”, reflexioné en torno al nuevo reto que afrontaba Chávez y trataba de argumentar que su liderazgo debía ser administrado muy racionalmente. Los dirigentes y funcionarios de gobierno en su diferentes niveles, no pueden seguir jugando a que Chávez continué intentado hacer el papel alcalde o funcionario medio del alto gobierno. Decía que Chávez debía estar dedicado a las tareas estratégicas del Estado y Gobierno.
Chávez en esta entrevista/conversación expresó: “yo estoy aprendiendo, tengo que aprender a delegar más”. Reconoció la situación de hiperliderazgo que ejerce y frente a este reconocimiento; Ernesto Villegas le pregunta, que si en conocimiento de “ese nuevo Chávez reformateado ¿[está] mas inclinado hacia una dirección colectiva de los asuntos políticos de Venezuela? La respuesta de Chávez fue: “si tengo que asumirlo, tengo que asumirlo”
Creo que Ernesto Villegas se equivocó en la pregunta, porque no es esta la situación más problemática que produce el hiperliderzago de Chávez. La. dirección colectiva creo que existe y está en tan alto nivel, que la idea y voz del presidente se impone por unanimidad o generalmente no produce ningún nivel de discusión. Afortunamente las ideas y los juicios que adelanta el Presidente siempre tienen buen sentido, pero eso no impide percibir, que a nivel de las instancias políticas hay un exceso de unanimidad y uniformidad. Si le echamos coco al asunto, recordaremos que para la elección de los 60 miembros de la dirección nacional del PSUV, hubo previamente un filtro y la lista fue filtrada por Chávez. La lista definitiva estuvo conformada en su gran mayoría por las partículas” de este hiperliderazgo. En esa lista fue cancelada otras opciones de liderazgo y definitivamente, los seleccionados fueron las partículas de este hiperliderazgo. Si hay que autocrítico hay que serlo completamente y sin medas tintas.
Creo que el problema es de un exceso de unanimidad y de una dirección colectiva que está dócilmente amarrada a ese hiperliderazgo. El reto en consecuencia, es la de crear un espacio que promueva el surgimiento de nuevos liderazgo que no necesariamente implique asociarlo con el perfil de la dirigencia actual, que no es capaz de llamarle la atención a Chávez cuando comete una ligereza. El hiperliderazgo no ha permitido el surgimientos de otros líderes y esa circunstancias es mucho más peligrosas, porque frente a una eventual incertidumbre y sin otra referencia de liderazgos; el sistema entrara en una fase de total turbulencia que puede acabar con todo. No se trata de encontrarle un gallo a Chávez, ni de pensar en un chavismo sin Chávez; todo lo contrario, intento reconocer que es de fundamental importancia preservar el liderazgo de Chávez y disponer de unas referencias que contenga la fortaleza y los valores de Chávez para no dejar un hueco en proyecto. Es como pensar en un Bolívar con la lealtad, capacidad y el liderazgo de un Sucre.
Así pues, que no hay ausencia de dirección colectiva; el PSUV es una entidad homogénea y nucleada en torno a este hiperliderazgo. Es necesario una opción que permita disponer de un seguro para el proyecto. Tal y como yo veo las cosas, los dirigentes actuales tendrían un comportamiento caótico frente a un escenario que pudiéramos estar pensando pero que afortunadamente no ocurrirá. Pero el Proyecto y el líder fundamental deben tener larga vida y una manera de asegurar esta larga vida y salud, es tener muchos sucre y eliminar ahora cualquiera posibilidad de la aparición del fantasma de Páez
[i] El extracto de este entrevista está disponible en: http://www.aporrea.org/actualidad/n184718.html
[ii] Puede verse este artículo en: http://www.aporrea.org/actualidad/a126661.html