Recuerdo que cuando ocurrió el golpe del 11-A, se encontraba en Miraflores Guillermo García Ponce, y declaró que una de las causas de la caída de Chávez era el haber descuidado el poder de los medios y no haberse creado a tiempo un periódico que defendiera al proceso. Posteriormente, durante la primera celebración de la derrota de la dictadura Carmoníaca, 11 de abril de 2003, lo encontré en Hotel Hilton y hablamos de la urgente necesidad de crear un poderoso periódico a nivel nacional. Para entonces el único diario revolucionario que existía era “Despertar”, el cual se imprimía en Mérida. Guillermo García me aseguró que estaba pronto a salir VEA, y lo planteó como algo que le podía dar una gran espacio a esas voces populares tanto tiempo aherrojadas. Conociendo lo extraordinariamente difícil que representa mantener un diario en una lucha permanente frente al acoso de los tiranos de la SIP, sin medios de distribución aunado a esa falta tradicional entre los venezolanos de una prensa que se mantenga del lado de los intereses del pueblo, no debo ser duro con las críticas al diario VEA. Respeto y estoy atento a sus editoriales y a los trabajos de Marciano, pero debo admitir que la mayor parte de la información que trae es muy pobre y a veces hasta deprimente. En ocasiones, sus titulares, insólitamente, se asemejan a los que trae “El NaZional”, por ejemplo cuando en primera página se coloca esa declaración del ministro Andrés Izarra: “No pagamos a periodistas para que escriban sobre Venezuela en EE UU”. Ese es un titular netamente de derecha, a la defensiva, y tal cual como manipuladoramente lo presentó ese mismo día “El NaZional”.
Señores de VEA, ustedes mejor que nadie saben que la mejor defensa es el ataque...
Regularmente compró VEA, por principio, pero debo confesar que es un periódico que me deja totalmente en ayunas en cuanto a casi todo lo que ocurre en el país e internacionalmente. Hay poca información, por lo general demasiado escueta sobre cuestiones vitales. Se puede argumentar que es por falta de espacio, pero señores se habla allí sobre cosas totalmente inicuos o intrascendentes, ocupándose unos espacios bárbaros para nada, cuando el pueblo quiere enterarse sobre las misiones, sobre la Ley de Tierras, sobre las perversas acciones de la CIA, sobre la tragedia de las universidades convertidas en cuarteles de la derecha. Hoy compro a VEA por su titular referido a la presentación del libro de Eva Golinger, y en el interior no se pone un extracto sobre el mismo sino unos comentarios muy pobres y hasta escuálidos, y cuando me dirijo a las páginas centrales, lo que allí encuentro son enormes fotos sobre Cristo crucificado, sobre una “Semana Santa y Profana”.
No me joroben, Dios mío.
En fin, arreglen ese diario, que por cierto es el único con difusión nacional que mantiene una posición más o menos de defensa frontal de la revolución. ¿Cuánto más tendremos que esperar por un diario verdaderamente luchador y que sea una delicia leerlo, comentarlo, coleccionarlo?