Ley contra el olvido y la impunidad

La polémica Ley que ocupa en estos momentos los diversos espacios en la Asamblea Nacional y que trae de cabeza a los miembros de la MUD, tiene que ser un instrumento bien blindado y bien completo, que no permita que se pierda la memoria histórica y mucho menos dejar impunes a los criminales que durante cuarenta años de “Democracia Representativa”, ejercida por AD, COPEI, la Oligarquía y militares apátridas, desaparecieron y asesinaron a más de tres mil venezolanos militantes revolucionarios, cuyo único delito fue la defensa de la integridad y soberanía nacional, frente a los lacayos que la hipotecaron al imperialismo yanki y sus aliados. Para ello ese instrumento legal tiene que garantizar que esta violenta historia del siglo veinte debe ser llevada a los planteles de primaria y secundaria, para que niños, niñas y adolescentes puedan saber quienes fueron los señores que gobernaron al país durante esas cuatro décadas de terror, represión y persecución contra el pueblo venezolano.

Desde 1958, cuando los lacayos vendepatria despojaron al pueblo de la victoria obtenida sobre la dictadura del General Marcos Evangelista Pérez Jiménez, comenzó nuevamente la represión y los asesinatos políticos con más énfasis que cuando la dictadura.

La excusa para encarcelar, desaparecer y asesinar patriotas era la lucha contra el Castro -Comunismo, debido a la simpatía que en la juventud rebelde de la época generó la revolución cubana, con su líder, el Comandante Fidel Castro Ruz, a quien los muchachos de la época queríamos imitar y abundaban los barbudos, pese a la persecución policial.

Rómulo Betancourt, quien con burdas trampas se hizo de la presidencia de la República, frente a Wolfgang Larrazabal, candidato de URD, el PCV y otras organizaciones de avanzada, pero que no tenían experiencia en la doctrina de “Acta mata voto”, fue el primero que a escasos cinco meses de haber tomado posesión suspendió las garantías, situación que duró a lo largo de ese quinquenio de mandato, que dejó su marca de asesinatos en masa, cuando el “Porteñazo” y el Carupanazo” y se jactó en un mitin publico en el Nuevo Circo de Caracas, de anunciar, que todos los diputados del MIR y del PCV estaban presos, por orden directa de su despacho, junto a otros miles de cuadros medios y nacionales de ambas organizaciones. Allí sentenció: “Están presos y seguirán presos.” Entonces no había derechos humanos, ni OEA, ni ONU, que condenaran las matanzas de estudiantes y la violación del fuero parlamentario a los legisladores del pueblo. Este mismo personaje en una oportunidad sus aduladores lo invitaron para un homenaje en la Universidad Central de Venezuela y con el mayor desparpajo afirmó que no iba a ese antro de comunistas, porque no fuera ocurrir que algún zagaletón alebrestado le faltara el respeto y se viera obligado a hacer uso del revolver 38 que siempre le acompañaba.

A este demócrata que gobernó durante 5 años sin garantías constitucionales y bajo el lema de: “Dispare primero y averigüe después”, ejecutado por su sanguinario ministro de policía Carlos Andrés Pérez, lo sustituyó el “Presidente bueno”, Raúl Leoni, un ganadero de El Manteco Estado Bolívar, que dejó como herencia para la posteridad y como legado a las tiranías del Cono Sur paran alimwentar la “Operación Cóndor”, la tristemente celebre figura de las desapariciones forzosas, política de Estado que caracterizó el quinquenio de 1963 a 1968, del bonachón Raúl Leoni. Luego la continuaría Rafael Caldera, aderezada con la “Operación Vanguardia” que cubrió de sangre inocente, las calles y carreteras de Venezuela, gracias a la licencia para matar que tenían los cuerpos de seguridad. De esa modalidad queda en el recuerdo del pueblo la masacre de la pensión de Valencia y la desaparición de Noel Rodríguez, dirigente de la FCU de la UCV.

A Caldera lo sustituyó el Ministro de Policía de Rómulo Betancourt, Carlos Andrés Pérez, quien en su primer gobierno, reprimió a sus anchas a la izquierda, recordamos un torturado hasta la muerte, un joven docente, luchador emblemático Jorge “Carorita” Rodríguez, fundador de la Liga Socialista y padre del actual Alcalde de Caracas, Jorge Rodríguez . En su segundo gobierno, dejó para la posteridad “La Peste” área cubierta de fosas comunes, donde fueron sepultados los muertos dejados por la represión contra el Caracazo , 27 de febrero de 1989, el día que los cerros bajaron a reclamar sus espacios usurpados por la oligarquía y sus sicarios. Aquella matanza fue incuantificable, oficialmente se habló de unos 300 muertos, pero los cálculos populares, señalan que fueron más de dos mil los venezolanos y extranjeros sobre todos los indocumentados, cuyos huesos fueron a parar a La Peste. Aquella orgía de Sangre fue dirigida por el ya fallecido “Policía Izaguirre “ Ministro del Interior, y el General de División Italo Delvalle Aliegro, quien vive y disfruta de la impunidad y las prebendas que le dan su jerarquía de militar en retiro.

Luego de allí la historia es la misma, muerte y represión, en el gobierno del Socialcristiano Luis Herrera Campins, a quien le sucedió el inefable Jaime Lusinchi, gurrumino de Blanca Ibañez, la doña a quien los generales de la época se le cuadraban, porque era ella, quien decidía los ascensos y demás reconocimientos; el inocente que luego de haber hipotecado a Venezuela, confesó ante las cámaras de la televisión venezolana y mundial “La banca nos engañó”. Vendría despúes nuevamente Carlos Andrés Pérez, quien inspiró la rebelión de la dignidad el 4 de febrero, de los jóvenes oficiales, que no pudieron soportar de brazos cruzados los crímenes de este gendarme del imperio y finalmente nuevamente Rafael Caldera, con su brazo derecho Teodoro Petkof, que lo último que hizo fue quitarle las prestaciones a los trabajadores y dejar el país en la más espantosa banca rota, con el petroleo a 7 bolívares el barril.

Aquí en 1998, comenzó la nueva historia de la auténtica democracia, con la llegada al poder contra todos los pronósticos, del Comandante Hugo Rafael Chávez Frías, quien rompió con todas las barreras mafiosas de la Cuarta República que impedían el acceso del pueblo al poder.

Ahora con con el pueblo empoderado surgen las iniciativas para hacer justicia, para evitar que en nuestra patria se repitan esos episodios sórdidos como los 40 años de crimen y saqueo de la Cuarta República. Por eso todos estamos obligados a apoyar y hacer aportes, para que sea una realidad la Ley contra el olvido y la impunidad.

Periodista*

CNP 2414 cd2620@gmail.com cadiz2021@yahoo.es


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Cástor Díaz*

Periodista CNP 2414

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