Cuando el presidente Hugo Chávez se declara socialista, no se trata de una afirmación sin fondo y sin sentido, sino la ratificación del fracaso de un modelo económico cuyos principales autores mantuvieron al mundo engañado durante décadas. Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, Organización Mundial del Comercio, globalización, neoliberalismo, privatización, déficit, eran instituciones y conceptos que permanecían ajenos al común de los pueblos. No obstante, hoy día, con impresionante lucidez, cualquier sindicalista de Ciudad Guayana puede explicarle porque las medidas del FMI son perjudiciales para los pueblos, y porque la privatización de las empresas más importantes de una nación, son una violación a la soberanía de la misma.
Pero ese razonamiento no fue repentino, y tampoco se limita a nuestra frontera, pues solo basta escuchar a los habitantes de ciudad Juárez en México, para comprender el fracaso de los llamados Tratados de Libre Comercio, que dieron origen a una aberración de la nueva esclavitud, mejor conocidas como las “maquilas”.
El socialismo planteado por el presidente venezolano abre una puerta hacia nuevos horizontes económicos, donde todo lo que fue dejará de ser. Su fortaleza política lo lleva a tomar el riesgo, ante la inevitable confrontación contra los beneficiarios del modelo económico vigente. No se necesita ser economista, para corroborar que las transnacionales y la economía norteamericana serían los grandes perdedores si avanza la independencia económica planteada desde Venezuela, más grave aún, si ésta se consolida en otras naciones de América del Sur.
Volviendo al punto, la economía según estudiosos de la materia, ha sido alejada de la ciencia para justificar teorías que científicamente se han demostrado erróneas. Por supuesto no ahora, hace décadas, pero hoy día se suman una serie de factores que no permiten mantener el engaño como antaño. Por ejemplo, ayer Estados Unidos intervenía militarmente en Panamá, Haití, Nicaragua, de manera descarada por no decir clandestina, en Chile, Argentina, Brasil, República Dominicana, Salvador, Cuba y una lista interminable, tan solo en América Latina. Hoy, se necesita jugar a la democracia y los derechos humanos para señalar por ejemplo a Venezuela, como violadora de los derechos humanos y la libertad de expresión, mientras se esquiva la mirada ante los miles de desplazados y cientos de periodistas y sindicalistas asesinados en Colombia.
Se me antoja citar a John Kenneth Galbraith, cuando explica en su obra “Economía y subversión”, que durante el siglo pasado la economía fue acusada de no ser utilizada como ciencia, sino como un credo que no permitían la comprensión del fenómeno económico, sino más bien para la eliminación de líneas de pensamiento contrarias a la disciplina de una influyente comunidad económica o política, entendiendo comunidad como países desarrollados y sus respectivas transnacionales.
Pero, ¿necesitamos reeducarnos para asumir un nuevo modelo más solidario y menos individualista?, ¿acaso son solamente la negligencia de los gobiernos las razones por la cual la fórmula de la cooperativa no termina de consolidarse?, ¿ayudará a este propósito una revisión de nuestra educación desde el preescolar hasta los estudios de post grado?, Mientras algunos buscan las respuestas a estas preguntas, Ciudad Guayana recibe a cuatro presidentes en un momento histórico sin precedentes. Y existen sobradas razones para pensar que el modelo económico planteado desde los Estados Unidos principalmente, está muriendo, y la utopía venezolana económicamente está naciendo en Guayana.