La
convocatoria ‘’global’’ para la movilización contra el Poder Financiero
Mundial y los gobiernos que sirven a sus intereses, es la más
importante manifestación planetaria anticapitalista que se haya
realizado jamás, superando las movilizaciones contra la guerra de
Vietnam y la invasión a Cambodia, realizadas en 1.968, (las cuales
fueron promovidas por los partidos comunistas, obreros y revolucionarios
y sus organizaciones sociales en todos los países de la Tierra), por
cuanto, a diferencia de esta extraordinaria jornada antimperialista que
movilizó a parte importante de los pueblos contra la barbarie
imperialista en el sudeste de Asia, la acción de éste 15 de Octubre de
2.011, tuvo un claro carácter anticapitalista y, especialmente,
fue una expresión espontánea del generalizado descontento de los
pueblos de los centros capitalistas mundiales acerca de la
responsabilidad directa de los dueños del capital financiero en la
actual crisis mundial, cuyo desarrollo ‘’Por ahora’’, careció de un
centro direccional y una organización planetariamente articulada.
Ciertamente, las expresiones de descontento ‘’solo’’ se concentraron en 951 ciudades de, ‘’apenas’’,
82 países y que, tales acciones de calle, no paralizaron fábricas,
oficinas de gobiernos ni generaron enfrentamientos de calles con la
fuerza pública (salvo el cuestionado caso de Italia), ni estuvieron
presentes los ‘’destacamentos de obreros, campesinos y soldados’’, que
avizoran el triunfo de la revolución mundial del proletariado contra la
burguesía, pero fue una inocultable e insubestimable movilización social
y política de amplios sectores sociales – especialmente del importante
sector intelectual del proletariado del siglo XXI- (‘’clase
media’’ dixit) que pareciera tener hoy una conciencia mayor que la
llamada clase obrera, sobre la necesidad del cambio revolucionario
mundial anticapitalista.
La ausencia en la convocatoria y en las movilizaciones de muchas de las viejas centrales obreras europeas, asiáticas y América
del Norte, afiliadas o vinculadas con los partidos comunistas y obreros
o, con grupos sindicales corporativos, no extrañan, por cuanto, el
centro principal de su programa de lucha para el presente período de
crisis del Capitalismo es ‘’ conservar puestos de trabajo y la seguridad
social’’, cuya consecuencia es la perpetuación del sistema Capitalismo, mediante el reforzamiento de la esclavitud salarial de los trabajadores y las trabajadoras; por
lo que
toda movilización anticapitalista, dirigida a profundizar la crisis del
sistema, es una amenaza para los asalariados y su ‘’bienestar’’.
Pero
la ausencia de América Latina -salvo la aguerrida Chile y algunos
núcleos populares y partidarios en otros países– es una combinación de
la falta de vision entre el movimiento global de la lucha de los
pueblos contra el Capitalismo y el imperialismo y, la subestimación de
este movimiento ‘’global’’ antisistema, que no puede ser reducido a una
reacción emocional de las ‘’capas medias’’ (parte importante del sector
social del proletariado del siglo XXI) de las sociedades burguesas del
centro capitalista sino a una convulsión de
la conciencia global y socialmente indiferenciada que, ante la carencia
de instrumentos actuales de lucha
organizada contra el Estado Capitalista, por la traición o renuncia de
los partidos revolucionarios y las organizaciones obreras y campesinas,
se atreven a desafiar al orden establecido, intentando ‘’Tomar el Cielo
por Asalto’’, como lo pretendieron los estudiantes franceses, con la
traición de las centrales sindicales, aquel inolvidable 68 parisino.
En
el caso de la revolución bolivariana, la ausencia de los movimientos
sociales y sus expresiones de solidaridad con sus hermanos del Centro
Capitalista Mundial, esta ausencia es políticamente inconveniente, por
cuanto se trata de uno de los epicentros más importantes de la
confrontación de los pueblos contra el imperialismo y, espacio en donde
se recupera, para la conciencia de la Humanidad, la lucha
anticapitalista, antiimperialista y por el Socialismo, bajo
el liderazgo del comandante Hugo Chávez Frías quien, en un gesto de
visión histórica y audacia política, convocó en el año 2009, a todas las
organizaciones sociales y políticas del planeta
Tierra, a realizar la Quinta Internacional de los
Trabajadores y las Trabajadoras, posteriormente ampliándola bajo la
denominación del Congreso Mundial de los Pueblos, precisamente, con el
objeto de reunir a los más variados movimientos y grupos sociales,
partidos políticos e individualidades del mundo cultural y académico, para
acordar una agenda mundial de lucha para defender a la Humanidad y al
planeta Tierra de los efectos destructivos de la crisis del
Capitalismo, levantando una agenda de Paz, Solidaridad, Justicia y
Desarrollo Social, en favor de todos los pueblos del mundo.
Esa
propuesta, que hoy más que nunca tiene pertinencia política y vigencia
histórica, no puede desarrollarse exitosamente sino no se vinculan las
luchas de los globofóbicos e indignados anticapitalistas de los países
del centro capitalista mundial, con los gobiernos y movimientos sociales
soberanistas y de Justicia Social de Nuestra América, articulándose con
las fuerzas democráticas, anticolonialistas y antimperialistas del
Medio Oriente y Africa, para levantar las banderas de la Paz, la
Justicia, la Libertad y el Desarrollo Social de todo, todas y todos.
‘’Inventamos o erramos’’
(Simón Rodríguez)
yoelpmarcano@yahoo.com