Un 24 de diciembre fui a buscar a mi pana Alí García como a las ocho de la noche al Mundial, conocida fuente de soda ubicada en la esquina de calle Sucre con el Paseo Colón. Habíamos quedado ir con unas lindas chicas a una fiesta con Billos en el Meliá de Puerto La Cruz. Cuando llegue lo encontré trajeado y sentado con dos mendigos en una de las mesas tomándose unas curditas. Luego de saludar me senté con ellos. Me pidieron un trago y enseguida me incorporé a la tertulia. Conversando llegamos hasta las doce de la noche. Después nos fuimos al frente y continuamos la reunión. Total que se nos olvidó la fiesta y disfrutamos una velada del carajo. A las tres de la madrugada los fuimos a llevar a su casa. Ellos vivían en la Plaza Monagas. Allí los dejamos. Acostados en unos cartones y arropados con periódicos viejos. Dos meses después los encontramos de nuevo en la Mundial y cuando los invitamos a conversar nos respondieron en coro: “Hoy no los podemos atender. Estamos muy ocupados.
Soy poco amigo del Sr.Diciembre. Este es el mes de la gastadera y del bombardeo publicitario de cuanto producto existe con la sola intención de golpear los cuatro cobres de las utilidades. El acoso es por todos los medios masivos apoyado por ofertas, y dispositivos promociónales como volantes, catálogos, volantes, trípticos. Amén del bombardeo por Internet. Todo un ataque publicitario acompañado de gaitas y aguinaldos por radioemisoras y televisoras y de ornamentos navideños en tiendas y centros comerciales. Es decir un tsunami publicitario que no deja“padondecojé”.
Es bueno celebrar la Navidad en compañía de la familia y brindar por el Nuevo Año. La nochebuena del 24 es bueno comerse la hallaquita y campanear un traguito. Lo mismo cuando entra el nuevo año. Pero eso de volverse loco gastando los cobres para entrarle al nuevo año “mamando y loco” no es nada saludable; aparte de la angustia y la desesperación que genera el estar limpio como talón de lavandera.
La mayoría de las compras en Navidad son impulsivas, inducidas. Hay gente que adquiere en diciembre cosas que realmente no las necesita, que no son prioritarias para el hogar ni para ésta. Pero la compra atormentado por el acaso publicitario y por esa costumbre de gastar todo en diciembre.
La Navidad es machete para la familia que tiene de todo, que no tiene necesidades; a la que el Niño Jesús colma de regalos, ropa, calzados, hallacas, panetones, pan de jamón, turrones, viajes. En cambio es muy triste y doloroso para aquella familia pobre, tan pobrecita que no tiene ni siquiera un clavo donde amarrar un gallo. Mientras aquella goza, disfruta, canta y se baila; ésta sufre y llora y por pena se acuesta temprano. Antes que cante el gallo anunciando el nacimiento de Jesús.
La Navidad es una herramienta capitalista para hacer grandes negocios en nombre del Niño Jesús. Hay negocios que con lo que venden en diciembre cubren todo el año. Me gusta Navidad sin mucha publicidad, con humildad, discreción y prudencia. Con una reunión familiar el 24 y unos cohetes el Año Nuevo.
Doña María, una señora cubana (Dios la tenga en su gloria) madre del pana florentino González, celebraba el nuevo año lanzando un balde de agua sucia para la calle. Otro pana, el finado Alí García, recibía el año luciendo su mejor traje después de haber pasado todo el 31 con un short, un franela y un par de cholas.
Lo paradójico de todo el peo decembrino es que Jesús, el ser más poderoso del planeta terráqueo, nació en un pesebre rodeado de animales y sus cacas, en una clara demostración de humildad y pobreza solemnes. Y sin embargo en la celebración de su nacimiento la gente gasta un dineral para ponerse a tono, ¿a tono de qué? Sin con dos pantalones y dos camisas es suficiente.
TINTERO
El escritor español Antonio Gala, escribió una vez que uno regala en Navidad lo que realmente nos gustaría que nos regalaran.
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