Dios nos salve de una Guerra Civil

Ni siquiera en juego debe hablarse de una Guerra Civil en Venezuela ni en ninguna otra parte. Están locos de remate quienes hablan de eso. Si fuesen una ñinga de lógicos no osaren presagiar para nuestro país tan peligrosa situación. Pero más turulatos son los que ven en semejante crueldad la manera de salir del Presidente Chávez.

Jamás he sufrido los rigores de una guerra civil pero en Madrid tuve la oportunidad de conocer el testimonio de muchos que si “la sufrieron”. Sobre tan lamentable y tan funesto hecho histórico se han escrito muchas obras, una de ellas es Por quién doblan las campanas, de Ernest Hemingway. Pero hay un filme sobre el tema, - Las bicicletas son para el verano, basada en una obra teatral de Fernando Fernán Gómez y dirigida por Jaime Echavarri, que refleja como una familia de clase media madrileña, una vez desatada la guerra civil, deberá adaptarse al miedo, al hambre, a la alteración de las costumbres, de la lógica y de la razón.

“No ha llegado la Paz, ha llegado la Victoria». En la frase final de la película, en un diálogo entre el padre con su hijo, se puede resumir lo que fue la guerra civil española (también otras), en las que siempre, tanto vencedores como vencidos son perdedores. Es el comienzo de una nueva etapa, el franquismo. La guerra duró tres años y la «Victoria», cuarenta. (Internet)

La obra gira en torno a las vicisitudes que padece una familia clase media durante la Guerra Civil de España. Fácil es imaginar el mismo cuadro pero en el seno de una familia sin estudios y sin nivel económico. La familia del filme sólo come avena en el desayuno, en el almuerzo y en la cena. En una oportunidad faltó un plato de avena. Y ninguno era el ladrón de ese plato más si en colectivo pues cada miembro de la familia (siete) tomaba dos cucharas de la palangana que aún estaba en la cocina, cuando iban disimuladamente para el baño. “Dios mío. - expresó Don Luis, el papa -, que acabe esta guerra pronto porque si no vamos a terminar comiéndonos unos a otros.”

Una Guerra Civil es muerte, angustia, robo, temor, dolor, lágrimas, no hay tribunales, nos hay ambulancias que recojan los heridos ni funerarias que recojan ni entierren a los muertos. En una guerra civil tu enemigo es tu vecino. Todos son espías y nadie confía en nadie. No hay comida. El hambre campea en todos los hogares. No hay quien venda comida ni quien te regale un plato de sopa porque hacerlo es quitárselo a un miembro de la familia. Una Guerra Civil acaba con un país, se seca la tierra y sólo la riega el invierno, no hay ropa para abrigarse y protegerse del frío. Si sales a la calle en busca de una medicina te dan un balazo y nadie sabe quién disparó. En una Guerra Civil nadie gana, todos pierden. Una Guerra Civil es la destrucción de un pueblo, la muerte de una nación.

americoarcadio@yahoo.com


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Américo Hernández


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