El poco entusiasmo de los electores oposicionistas, también parece ser el argumento que está justificando en las filas de la MUD, una revisión y posible proceso de aclamación de un candidato dejando a un lado las primarias. El dilema que el asunto representa para ellos, lo observo que también está convirtiéndose en un asunto que ocupa a los estrategas del proceso bolivariano y soy de la idea, que ocuparnos de este proceso primarias/consenso en la MUD nos distrae mucho en un problema que puede ser paradójico para ellos, pero que no expresa a simple vista una situación que condicione la participación de la masa de electores que siguen a los partidos de la oposición en las elecciones del 7 de octubre.
Por ahora para la MUD, la situación se centra en lograr un candidato que trate de representar ese complejo mundo de la oposición. Los candidatos y los partidos que los apoyan no están interesados en ir más allá de las situaciones que tradicionalmente han identificado a las fuerzas opositoras. Si se observa el “debate” entre ellos y las “ideas” que se promueven desde cada una de las candidaturas, notaremos que lo que prevalece en el fondo es ese antichavismo enfermizo y cargado de odio. No hay más propuesta que esa, y aunque no haya o no se observe animosidad en los electores opositores para concurrir a votar en febrero; el fenómeno no conduce a frotarnos las manos planteándonos que ya tenemos la tarea casi terminada.
Cualquiera opción que asuma la MUD, puede tener para ellos sus desventajas pero no se convierte eso directamente en una ventaja para nosotros. Sus potenciales electores no se mueven en función de una propuesta política o conociendo si Capriles es más cipayo o neoliberal que Pablo Pérez. Para los potenciales electores de la oposición es suficiente saber que hay una opción antichavista y poco importa el país y el modelo de sociedad que les propongan.
Hemos visto como son de dócil estos electores. Su programa o la situación que los motiva a dejarse ver como seres animados, es el antichavismo. Hay variedad de ejemplos reales. Están las situaciones referidas a las decisiones que ha adoptado el gobierno para impedir que el costo de la educación privada se eleve en extremo. Estas decisiones benefician más directamente a la clase media, sin embargo es el segmento que más (furiosamente) cuestiona y se opone a la política.
Recordemos el caso Samán y la Señora con la bolsa de arroz. La especulación y el acaparamiento nos perjudica a todos, pero a la señora se le vio romper la “bolsita” de arroz con furia y odio porque estaba (o está) programada para actuar como antichavista. Ese es el proyecto que le da vida a los opositores y como saben que ahora no está jugándose esa partida o tratando de resolver el dilema: “Chávez veta ya”; los electores pueden estar cómodamente esperando por la decisión que posteriormente los lleve a comportarse frente a la urna electoral, como la señora frente a la bolsita de arroz.
Para uno de los partidos de la oposición; el problema ahora no es “Chávez vete ya”, pero ese partido cabalga sobre ese tema/problema para buscar ganar espacio de poder en el proceso de elecciones regionales. Sabe que su objetivo de salir de Chávez no es posible, pero piensa que logrando poder a corto plazo en gobernaciones y alcaldías, esté más cerca de lograr abrir una brecha que lo conduzca a resolver el asunto más pesado. Este asunto, si debe mantenernos en alerta porque esa opción de usar el antichavismo para este propósito tiene más sentido.