Hay tantas y diversas maneras simplonas de comprender el desempeño de la oposición, que para verle el sentido a su lucha, no es necesario exigirle a una neurona un mayor esfuerzo. Si se toma el tema petrolero por ejemplo, es un poco absurdo tomarse demasiado tiempo y revisar uno a uno los artículos y opiniones que emiten con frecuencia parte importante de los expertos (meritocráticos) que ocuparon cargos de alta responsabilidad en PDVSA. Váyase a un centro de documentación y trate de ponerse en uno de los contratos de la llamada “apertura petrolera” y con leerse uno de esos contratos tiene información suficiente para entender su cinismo.
En este tema petrolero, no será posible observarle un pequeño giro para acomodar ligeramente la conducta de chorros que traen (arrastran) desde el todo el siglo XX. No hay ninguna probabilidad de verle cambiar y asumir responsablemente que engañaron al país con esa idea de institucionalizar la tesis sobre el bitumen de la faja.
Ahora mismo, con el asunto del los actos de celebración del 4-F, la oposición deja otro gran boquete abierto para entenderla sin mucha necesidad de exigirle sacrificios a las neuronas. ¿Es un simple acto de oposición a un intento de golpe de Estado? Si son capaces de verse y tener un pequeñito respeto por los venezolanos y venezolanas que lo siguen y los que no también, deberían comportase como chorros más desenticos y darnos una explicación más sensata, porque hay que ser extremadamente tonto, bobo y estúpido a la vez para suponer o creerle su condición de actores demócratas, después de haber visto ese 11-A, el espectáculo y la gran fiesta que montaron en Miraflores con su golpe de estado. Una cosa es que no lograron sus objetivos y otra, es creerle que su cuestionamiento a los hechos del 4-F, responde a una posición de total y absoluto rechazo a la vía de golpe de Estado.
Pero su cinismo no se reduce única y exclusivamente a un intento por salirse de esta controversia de ser o no ser golpista. El asunto es más complicado porque en este empeño hacen un puente y a pesar de todo lo que ha pasado y de la situación que confrontan sus partidos para dejarse ver como opción política; los líderes de la oposición no han podido entender que el llamado caracazo fue un alerta y el 4-F fue un punto de quiebre, que indujo a los venezolanos a transitar un proceso de cambio con una claro contenido social. El 4-F fue un proceso que intento dar respuesta a la alerta del caracazo. Probablemente fue un esfuerzo un poco vació de pueblo, pero que sirvió para iniciar el ciclo de cierre del modelo que estuvo desarrollándose desde la década de los sesenta y que a partir de la década de los ochenta; el modelo había entrado en su vertiente más inhumana y de absoluta exclusión.
El cuestionamiento de la oposición al 4-F es una cosa para estúpidos y bobos porque los venezolanos sabemos que se gozaron su 11-A. Esta bien, que sigan suponiendo que sus seguidores son eso: Estúpidos y bobos; pero está muy mal, que aún no se haya dado cuenta de lo que pasó y está pasando en Venezuela e insistan en una oferta de gobierno que es una burda copia del “gran viraje”.
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