Por aquí, en
Barcelona, días después, sentimos ese terremoto, porque por aquí pasó y no
“hacia aquellos montes lejos”, lo vimos en la catedral, luego en Tronconal III,
y en otros lugares de nuestro Estado. ¡Y cómo poder olvidar el río desbordado
de pueblo, espontáneo, en el acto de la calle 9! Y por allí lo seguimos viendo
porque sin duda es y seguirá siendo el “baquiano, volando rumbos,/
artista, labrando pueblos,/ hombre, retoñando patrias,/ picando glorias,
tropero”. Y no podía sentirse de otra manera el paso de aquel hombre, quien dos
años y cincuenta días antes del 26 de marzo de 1994, como el verdadero jefe que
es, asumió plenamente la responsabilidad de la rebelión militar del 4 de
febrero de 1992, algo extraño en un país donde lo normal, y particularmente en
la clase política puntofijista gobernante, era eludir las responsabilidades.
Además calificó a su movimiento de Bolivariano, nacionalista, que luchaba por
rescatar la soberanía; y para rematar electrizó al país cuando expresó que los
objetivos no se habían cumplido “por ahora”; que no había rendición, y que la
lucha seguiría hasta el triunfo. Con la genialidad que le caracteriza el
Presidente Chávez convirtió aquella derrota militar del 4 de febrero en un
extraordinario triunfo político, después de dirigirse al país por televisión en
tan sólo 45 segundos.
Como todos
sabemos, después de los sucesos del histórico 4 de febrero de 1.992, nuestro
Comandante Chávez es apresado y conducido al Cuartel San Carlos, la tenebrosa y
vieja instalación militar que por muchos años había funcionado para encerrar
prisioneros políticos, allí fueron a dar con sus huesos centenares de patriotas
que se enfrentaron, en diferentes tiempos, a los regímenes oligárquicos y
antipopulares que pulularon en la IV República. De allí, muy pronto, lo
trasladan para la cárcel de Yare ya que era incontenible la gran cantidad de
personas que querían visitar al Comandante Rebelde y tener contacto directo con
él en aquella prisión de Caracas; el gobierno de Carlos Andrés Pérez, temeroso,
decide que hay que impedir esas manifestaciones del pueblo y en una acción
cobarde y violenta lo envía a la cárcel de Yare. Sin embargo, los 30 kilómetros
que dista Yare de Caracas, no fue impedimento para que cientos y cientos de
venezolanos le llevaran a su líder, el Comandante Chávez, su solidaridad y la
firme manifestación de trabajar junto a él en su proyecto para establecer en
Venezuela un gobierno revolucionario en lo social, económico y político. El 15
de mayo de 1992, nuestro Comandante Hugo Chávez recusó la actuación del juez
militar Ramón Moreno Natera, quien llevaba la causa contra los militares que
participaron en la rebelión del 4F. En el documento calificó a este juez de
“servil y obediente”. En la cárcel es el alma en la redacción del memorable manifiesto
titulado Como Salir del Laberinto, en el cual plantea soluciones a la inmensa
crisis que golpeaba brutalmente al pueblo venezolano, principalmente al 80% de
la población que había sido sumida en la pobreza por las políticas neoliberales
puntofijistas. En ese contexto ocurre la rebelión del 27 de noviembre de ese
mismo año.
El 4 de febrero
fue determinante. Ante ese demoledor golpe recibido por el puntofijismo y que
prácticamente lo hace colapsar y descomponerse, los jefes de ese nefasto
acuerdo que nació para traicionar el movimiento del 23 de enero de 1959 se
acuerdan cupularmente, como es su costumbre, en hacer algunos movimientos
políticos en una acción desesperada por tratar de salvar su sistema de
gobierno, entre esos movimientos se proponen sacar al entonces Presidente
Pérez. El Fiscal General de la República de entonces comienza a poner en
práctica esa estrategia, envió al viejo Congreso Nacional algunos documentos en
donde constaba la disposición indebida por parte de Pérez de un dinero de la partida
secreta del Ministerio de Relaciones Interiores para ayudar a la señora
Violeta Chamorro, candidata presidencial de la contrarrevolución en Nicaragua.
El 20 de mayo de 1993 el Comandante Chávez, en la cárcel de Yare, recibe la
noticia de que Carlos Andrés Pérez es suspendido de su cargo por el Congreso
Nacional luego de múltiples acusaciones de corrupción, recordemos que este jefe
histórico de la derecha venezolana luego procesado y confinado en el Retén
Judicial de El Junquito y de allí, pasó a un arresto domiciliario en su Quinta
"La Ahumada", donde fue recluido en espera de la sentencia del caso.
Ese héroe de la oposición fue condenado por ellos mismos por "malversación
genérica agravada" a 2 años y 4 meses de arresto.
En diciembre de
1993 es electo Rafael Caldera como Presidente de la República, el viejo jefe
puntofijista había cabalgado de manera hábil y oportunista sobre los sucesos
del 4F. Por la fuerte presión popular el 26 de Marzo de 1994 firma el
sobreseimiento del caso del Comandante Chávez. Ya libre, en la calle, el
Comandante se dio a la tarea intensa del activismo político con entrega
total. Se dispuso a formar un gran movimiento y lo cumplió. La propuesta del
MBR-200 se planteaba, a rasgos generales, inspirado en Bolívar, Rodríguez y Zamora
la restauración del ‘honor perdido de la nación, una gestión gubernativa
honrada y eficiente de la riqueza nacional y medidas específicas para salir de
la crisis’. En Diciembre de ese mismo año el Comandante en Jefe Fidel Castro lo
recibe en La Habana, al pie de la escalerilla del avión en que viaja desde
Caracas. Durante su visita a la patria de Martí ofrece una conferencia en el
Aula Magna de la Universidad de La Habana donde expone sus ideas
revolucionarias.
En resumen,
después de casi dos años de presidio por la dignidad de la patria, salía de la
cárcel producto de la presión popular en las calles. Siguió avanzando
tenazmente demostrando ser un infatigable organizador, comunicador y
movilizador. Logró la victoria electoral en diciembre 1998 derrotando a toda la
derecha junta, y luego, ya presidente, lo primero que hizo fue cumplir la
promesa de ir a Constituyente. Continuó con el impulsó de las profundas
reformas de 2000 y 2001 por las que la oligarquía y el imperio dieron el golpe
de Estado fascista de abril 2002 y el paro terrorista petrolero posteriormente.
Sin embargo, no se rindió, prefirió estar al borde la muerte, y, junto al
pueblo, venció a los golpistas fascistas el 13 de abril y en paro, próximamente
estaremos celebrando 10 años de aquella histórica fecha. Siguió el avance
construyendo el camino y en 2006 más de siete millones de venezolanos votamos
por el programa socialista que nos propuso. Hoy Venezuela, con la conducción
del Presidente Chávez, es un país independiente, soberano, que no obedece a
ningún poder que no sea el poder del pueblo. Eso no se lo perdonan las
oligarquías y el imperialismo, y porque saben que jamás les entregará el país,
porque jamás se los regalará, porque es fiel al pueblo. Porque la Revolución
Bolivariana que él lidera ha tenido el inmenso
cuidado de invertir gigantescos recursos en estos 13 años para mejorar la
calidad de vida del pueblo, priorizando en los compatriotas más pobres; ha
atendido con urgencia la elevadísima deuda social acumulada durante prácticamente
toda nuestra vida republicana, y, por otra parte, construye las bases
materiales productivas, morales y éticas, que darán sustentabilidad e
irreversibilidad a esta revolución. De esa manera Hugo Chávez ha hecho lo que
ningún gobernante de este país ha hecho en nuestra historia: distribuir la
renta petrolera con justicia y no para enriquecer a las viejas clases
privilegiadas…
Y
volviendo a la cárcel, de donde nuestro comandante salió hace 18 años para que
le ocurriera
un verdadero terremoto en su vida como él mismo lo escribió, la Cárcel de la dignidad como él también la llamó, y que
fue para él, y así también lo escribió, “una escuela con hornos
forjadores y sus días y días de batalla moral, política, ideológica. Una cárcel
y una batalla que fue convirtiéndose, desde los primeros días en el Cuartel San
Carlos, en referente, en núcleo alternativo de poder naciente, de revolución
palpitante, de patria pujante, de parto histórico…” Esos dos años y cincuenta
días constituyeron para el Comandante Chávez, a decir de él, “una poderosa
dinámica creativa y creadora que se puso en marcha, como una gran maquinaria,
abriendo los caminos del futuro”. Y cómo no exclamar con él ¡¡Cuántas cosas se
desataron, Dios Mío!! … aquella fue una cárcel liberadora. Vaya qué maravillosa
contradicción…” Era ya en carne y hueso el hombre que Martí una vez dijo: No
es que los hombres hacen los pueblos, sino que los pueblos, en su hora de
génesis, suelen ponerse, vibrantes y triunfantes en un hombre. Ese hombre,
el del parto en la nueva génesis de nuestro pueblo nos narra con gran
dramatismo algunos de aquellos días, cito:
“Hubo una de
esas batallas que fue fundamental, pues de sus resultados dependía grandemente
el futuro de la Revolución que nacía, y el destino de la Patria Venezolana, por
tanto.
Debo admitir hoy
que fue aquella, una batalla de mil demonios. En algunas ocasiones llegué
incluso a sentir los terribles crujidos de la soledad.
Esa, la batalla
fundamental a la que me refiero, fue el combate contra todas las fuerzas y todos
los planes que pretendieron destruir al Movimiento Bolivariano Revolucionario
200, aniquilarlo como organización revolucionaria naciente que comenzaba a
impactar poderosamente el movimiento popular; que pretendieron destrozar
nuestra incipiente construcción ideológica Bolivariana, Robinsoniana y
Zamorana; que pretendieron absorber y con ello anular el insurgente liderazgo
incontaminado de aquella nueva generación de jóvenes militares y civiles, que
había tomado de nuevo las banderas de Bolívar y comenzaba a marchar con su
espada desenvainada.”
Así batallaba y
vencía aquel hombre en el medio de aquellas grandes dificultades, así ha
vencido siempre, y así seguirá venciendo toda nueva dificultad que se le
presente por muy penosa que sea, porque él tiene clarito que esto es una guerra
cuyo desarrollo exige muchos sacrificios, mucha voluntad, mucho trabajo,
pero sobre todo: mucha unidad. Tarek, ese fue el hombre que un día te recibió
en la cárcel cuando, como él mismo dice, lograste trasponer las barreras de la
prisión que no era fácil ni para los familiares más cercanos. Ese día te dio un
abrazo fraterno cuando fuiste a visitar al José Antonio (era uno de sus nombres
secretos) como lo habías conocido antes del 4 de febrero. Dentro de la prisión
le entregaste el poema Maisanta que escribiste para él, aunque él dice que fue
para “esa juventud militar”, para el glorioso 4 de febrero e incluso para el 27
de febrero, el Caracazo, para el cual también escribiste un poema calificado
por él de “doloroso que hace llorar el alma”: “Quien disparó contra el nido del
pájaro”. Hermano, allí tuviste el privilegio de escuchar su poema “Rendición”
porque él te lo leyó, era sobre la nada fácil rendición del 4 de febrero, luego
ese poema se le perdió entre tantos sobresaltos y requisas carcelarias.
Fue cuando te
dijo que la rendición es como la muerte, y tú le preguntaste ¿y cómo es la
muerte ya que tú la conoces? Y él te respondió que la muerte de la rendición
tenía algo de hermoso, y que lo más hermoso de esa muerte era el “por ahora”,
porque era una muerte por ahora. Bueno, era un diálogo entre poetas, no podía
tener forma y mucho menos otro contenido. Allí estaba frente a ti el hombre,
ese mismo hombre que hoy en la hermana República de Cuba vence otra dificultad,
porque como Bolívar parece estar signado a ser un hombre de las dificultades y
no más. Es el mismo hombre que al frente del pueblo en rebelión desde el 27 de
febrero de 1989 obtendrá una aplastante victoria el próximo 7 octubre, para
continuar dirigiendo el rumbo de la patria hacia la definitiva liberación por
la cual tantos hombres y mujeres han regado su sangre y sacrificio, como lo
hizo hace 40 años el comandante Américo Silva, cuyos restos los recibiremos en
Anzoátegui el próximo miércoles 28 en el campamento guerrillero de Cantaura
donde también regaron su sangre generosa 23 jóvenes el 4 de octubre de 1982,
masacrados por los que hoy atacan con virulencia y odio al invencible
comandante del Alba: Hugo Rafael Chávez Frías.
¡Independencia y Patria Socialista Viviremos
y Venceremos!