Hay que estar allí. Hay que verlo. Hay que sentirlo. El efecto que produce Chávez en la multitud en este país no tiene parangón. Es algo que va más allá de la adhesión.
Este jueves 25 se realizó una concentración del Presidente con el pueblo zuliano. La primera, después del intento de golpe. La misma había sido pospuesta en diferentes oportunidades, la última, en los días de abril. Para quienes no conozcan al presidente, es bueno que sepan que es algo imprevisible, irreverente con las normas y muy informal, sobre todo para el gusto de su escolta, que continuamente se ven rebosados por sus actos, lo cual le ha criticado hasta el mismo Fidel Castro. En estos momentos cuando el magnicidio es algo que ronda en la cabeza de más de uno, esto se vuelve por demás preocupante. Pero él, imprevisible- repito- gusta de mezclarse con la multitud, le gusta el gesto de sentirse tocado, abrazado, dice que lo fortifica, que lo vitaliza. Es posible, por que este hombre vive en una vorágine todos los días.
La convocatoria, hecha con apenas tres días de anticipación, superó cualquier expectativas; el mismo presidente así lo señaló: se llenó el salón principal del Centro de Convenciones, donde caben entre sentadas y paradas 16 mil personas. Créanme que no exagero. Esta nota está escrita sobre todo para dar testimonio de una relación de este líder carismático con su pueblo, más allá de cualquier contabilidad política. Esta nota está escrita por una periodista que, si bien está con este proceso, sabe que su principal compromiso es con la verdad. Esta periodista está asqueada por tanta falta de veracidad e imparcialidad en un buen número de los periodistas que trabajan para los medios, mal puede entonces incurrir en lo mismo. Más allá de las cifras, que cualquiera puede constatar o desmentirme, si he falseado a la verdad, quiero dejar constancia y divulgar, lo que yo no me canso de observar como estudiosa de la comunicación: el poder de convocatoria y la capacidad dialógica de este dirigente con sus dirigidos. Vi cientos de mujeres con la barriga a punto de parir, jóvenes desmayadas, hombres llorando, niñitos voceando su nombre cual ídolo musical, ancianas, mujeres en silla de ruedas, indígenas, en fin todo un calidoscopio de sentimientos y pasiones galvanizados en la figura de este líder, que además esperaron más de 4 horas para escucharlo, para verlo, para tocarlo. Estoy segura que muchos de ellos se dejarían matar por defender a su presidente. Son los llamados condenados de la tierra de Fanon y que a Chávez le gusta tanto nombrar.
Fenómenos como este no ven todos los días. Hasta ahora no lo había vivido y como yo un gran número de venezolanos. Supongo que es tal vez algo similar a Perón, Torrijos o Gaitán, por supuesto con las diferencias del caso. Es una adhesión visceral, mediada más por el corazón que por la razón. Es lo que llaman las ciencias políticas un líder, un caudillo dicen otros, ambos conceptos son validos, aunque puedan resultar excluyentes, para tratar de entender este fenómeno de masas llamado Hugo Chávez Frías.
Supongo que la conspiración sigue, que la oposición seguirá transitando el camino de la irracionalidad, que EE.UU. continuará apoyando la desestabilización, sobre todo sin con eso también pueden afectar el triunfo de LULA en Brasil, pero que no lo dude nadie: a este pueblo tendrán que arrasarlo, diezmarlo, aniquilarlo para que no salga a la calle una y mil veces más a defender a su presidente y a este proceso.
Están avisados. Están advertidos.