Precisamente, en el marco de esas perspectivas se acaba de crear el Comando Carabobo del Táchira, como parte de un equipo de trabajo político que tiene la gran misión de aplicar las estrategias electorales que garanticen un triunfo contundente para las fuerzas del chavismo. No es una labor sólo del equipo recién nombrado, sino que es una tarea de todos los militantes y simpatizantes del partido, de la estructura partidista, de los diputados revolucionarios, de la juventud, de los profesionales, de los estudiantes, los dirigentes regionales y de los municipios, los alcaldes, funcionarios, politólogos, abogados, médicos y cada uno de los miles y cientos de hombres y mujeres que militan en el partido y simpatizan con el proyecto político de nuestro comandante Hugo Chávez. Es el pueblo chavista organizado y blindado para consolidar la gran victoria del 7 de octubre.
El Comando Carabobo somos todos, en tanto y cuanto y por lo mismo tanto, debemos trabajar y desplegarnos cada quien desde su trinchera, para aportar nuestro esfuerzo por el triunfo de la revolución. Nada de desgastarnos en las fronteras del lo absurdo y andar caminando por las trochas de la baja política. Somos revolucionarios y así debemos asumir este compromiso de reconquistar el poder regional y darle a la revolución un aporte sustancioso de votos. Hay que erradicar la peste verde de esta región para que no sigan contaminando la política. Solo miremos la camada opositora y sus declaraciones que rayan en la mediocridad, tipos mal preparados y con un prontuario de cromosomas invertidos y la piel y la nariz enrojecidas.
La realidad del Táchira nos muestra un panorama de desgobierno regional en todos los sentidos, caracterizado por una administración de pésima gestión y carcomido por la corrupción de sus funcionarios. Durante estos cuatro años no se han logrado avance en nada y el Táchira involucionó hacia los tiempos de Méndez Moreno, aquel gobierno adeco nefasto para esta tierra de gracia. Nuestro Comando Carabobo Táchira debe centrarse en el replanteo de como transformar, desde la perspectiva revolucionaria, el tipo de gestión y salir de este cuadro viral y parapléjico ocasionado por la peste verde.
Son muchas tareas y grandes momentos que vamos a experimentar en estos 119 días que faltan para la victoria revolucionaria del 7 de octubre. Debemos aprovechar todas las debilidades que tiene el gobierno regional, que no resiste un análisis de gestión y mucho menos de contraloría y auditoría. Aunado a ello se asoma la desalineación política, es decir, aquellos electores que en algún momento votaron por la oposición ya no estarían dispuestos a votar por candidatos mediocres, menos por aquellos que se la dan de demócratas, cuando ni siquiera respetaron sus propias reglas y no participaron en las Primarias que ellos mismos organizaron y donde supuestamente sacaron la pelusa de 60.000.000 millones de votos, pero en su lucidez de conducta asesina y de piromaniaca quemaron los cuadernos electorales, donde supuestamente estaría el registro de histórica votación.
(*)Politólogo