Una sucesión de informaciones, hechos, desinformaciones y ausencias ocurridas entre el sábado 28 y el lunes 30 de mayo a la mañana, condujeron a la inexorable sensación de que algo malo pasaba (O PODÍA PASAR) ... con el presidente Chávez y el gobierno bolivariano. La cosa no pasó de ser un absurdo informativo, pero fue suficiente para que la "revolución bolivariana" se manifestara por uno de sus lados más originales.
Cuatro agencias de prensa, nacionales e internacionales, comenzaron a reproducir versiones, conjeturas y sospechas sobre la súbita e inexplicable "ausencia" del Presidente Chávez. Con las horas, la ausencia se fue convirtiendo en incertidumbre y ésta en sensación general de pánico; todo porque "desde el sábado nadie sabe donde está Chávez", como relataron a este cronista desde Caracas.
Del rumor a la acción
El lunes al mediodía, esa paranoia adoptó forma de movilización social y conciencia política: miles de caraqueños comenzaron a agolparse a las puertas y en los alrededores del Palacio de Miraflores, sede del Gobierno.
En las fotografías publicadas por www.aporrea.org se observan miles de militantes bolivarianos, algunos blandiendo ejemplares de la Constitución, megáfonos desgañitados y rostros preparados para "una guerra".
No eran los marcianos imaginarios de "La Guerra de los Mundos" con Orson Welles agitando la fantasía humana desde una emisora radial neoyorquina en 1938. No. Se trataba de algo más complicado en los tiempos del asedio imperialista del año 2005.
Entre las esquinas de Bolero y Carmelitas, sobre tres cuadras de la avenida Urdaneta donde está el edificio gubernamental, la "revolución bolivariana" vivió este lunes 1° de junio uno de sus actos de revelación más originales. Una parte de sus movimientos comunitarios, líderes populares y prensa alternativa decidieron ponerse a la vanguardia frente a "un peligro" del que sólo conocían rumores.
"Rumores que iban desde el secuestro del Primer Mandatario Nacional hasta un enfrentamiento a tiros que terminó con tres escoltas presidenciales muertos y el propio Jefe de Estado herido, cruzaron la ciudad de este a oeste" ( aporrea.org del 31 de mayo).
Sin duda, el episodio se originó y desarrolló en medio de un clima nacional de preocupación por el enfrentamiento diplomático con el gobierno yanqui por la protección al asesino internacional Posada Carriles y versiones de posibles ingresos de nuevos mercenarios, como se denunció desde el Senado colombiano el día lunes.
Sin duda, ese era el ambiente "nacional", sin olvidar que tal estado de cosas es apenas la expresión local del asedio permanente que mantiene Washington sobre la "revolución bolivariana".
Lo único rescatable del episodio es que la gente salió a las calles a defender sus conquistas sociales y políticas, que incluyen su gobierno y su presidente. Pero lo más importante es que lo hicieron con la autonomía e independencia política que han aprendido en una multiplicidad de acciones revolucionarias y formas embrionarias de democracia de base.
Esta es la lección política más importante de este gazapo informativo trocado en confusión popular. Las otras lecciones tácticas correrán por cuenta de los protagonistas del episodio.