Cuando los relojes marcaban más de las 7 de la noche de Venezuela, la camara del enviado de la Deutsche Welle, captó la imagen más sorprendente de estas elecciones.
Dos soldadas se negaron a darle la mano a la jefa de la oposición, María Corina Machado, cuando ella les extendió la suya para un saludo de protocolo.
A las dos horas la imagen había capturado 264.000 visitas en medio planeta, pero era casi inadvertida en el país.
Memoria
No hay registro periodístico o historiográfico de algo similar en cualquier país del tercer mundo, dónde predominaron los militares metidos en política desde 1945.
Consulté a varios memoriosos viejos y no tanto, y nadie recordó algo parecido.
Rubor burguesito
Políticos, periodistas o académicos educados en respetar las normas del dominio capitalista como si fueran sacrosantas, deben estar ruborizados y estresados.
No soportan una explicación ante tamaño horror.
Los periodistas de TN, La Nación e Infobae bramaran de rabia, mientras Santiago Cúneo lo celebrará sin remilgos.
Una explicación simple
Las corpulentas soldadas que le negaron el saludo a María Corina, guardan en su memoria la explicación para tamaño desplante público.
Ellas deben recordar la imagen televisiva de Ma. Corina Machado desde la TV de Panamá y Miami solicitando al gobierno de EEUU una invasión militar a Venezuela.
Hasta donde se sabe Ma. Corina es venezolana. Eso la sepultó como tal.
Ese "lujo" se lo podía dar Viki la periodista de Semana o Jaime Bayli el peruano trans. O cualquier político otro periodista, pero no, una ex diputada venezolana.
El tercer mundo está lleno de historias truculentas y sabrosas de origen militar, pero no uno como el de anoche en Caracas.
La explicación es simple.
Estás dos soldadas reaccionaron en nombre dos posibles señales culturales.
Una, la de cualquier militar formado en el nacionalismo territorial desde tiempos milenarios.
Otra, la de dos mujeres formadas en la generación que educó Hugo Chávez en la ideología bolivariana y la idea Anti imperialista.
Ellas sintieron que no era su deber saludar a una personalidad importante, pero que violó esas dos ideas. La militar y la chavista.
Está historia de rebeldía nació en los inicios de la década de los años 70 del siglo pasado.
En la biografía que escribí sobre Hugo Chávez detallo ese origen.
Se puede leer en la 1ra edición, 2007, Quien invento a Chávez , Ediciones B. Y en la 2da edición (con cuatro reimpresiones en un mes), de enero 2013 por Ediciones Continente bajo la dirección de J. Gurbanob. Además, en una edición francesa hecha por Editions Delga, París 2014.
Ahí relato que desde 1973 la cohesión interna del ejército venezolano había iniciado su rotura, que cuando los Comandantes bolivarianos insurgieron, ya la disciplina interna vertical no funcionaba.
Usé varios informes militares, el más académico y completo, escrito por el general J. Yepez Daza, publicado por la Universidad neoliberal IESA en 1985.
A Hugo Chávez presidente le costó poco transformar el ejército en deliberante, politizado y anti imperialista.
Esa marca sigue, a pesar de los cambios en contrario hechos por los dos gobiernos de N. Maduro.
Hoy, se estima que cerca del 50% es chavista; radical o moderado, pero chavista.
La otra mitad se reparte entre un sector conservador de derecha, incluso anti chavista y otro de tipo institucionalista, legalista o constitucional, pero no deliberante.
La suma de como resultado algo muy anormal para un ejército de un Estado burgués normal.
Ese es el principal dolor de cabeza del Pentágono.
Los dilemas políticos o petroleros son todos negociables, como los está negociando con Maduro desde 2019.
No fue un error que Kamala Harris haya llamado a respetar el resultado. No fue un mensaje a Maduro. Fue para élpara Ma. Corina, tentados por un zarpazo.
Tampoco fue un extravió, que varios brokers de inversión y empresas petroleras hayan apostado a la continuidad y no a un cambio incierto de Ma. Corina.
El resultado es que al poder imperial yanqui se le escapó de control el ejército venezolano.
Desde finales del siglo XIX el secreto del dominio en la región fue el control de sus FFAA.
Sus gobiernos podían cambiar de partido y signo ideológico. Sus fuerzas armadas no.
Por eso se dedicaron más de tres décadas a recontrolar las FFAA de Argentina, relajadas desde la rebelión obrera que dió origen al peronismo en 1945.
Fue casi un siglo de sustos similares en México 1910; Haití, 1916; El Salvador y Nicaragua 1920/1930; Dominicana 1965; Guatemala 1954; Cuba 1959; Bolivia 1948/1965; Perú 1973 y Grenada 1988.
En Venezuela el Estado Nación se sostiene en sus FFAA y en el petróleo.
Hoy, es el principal dolor de cabeza para Biden, Trump y lo que sigan.