A propósito de su artículo “Género vs sexo”

Las estulticias de Luis Fuenmayor Toro

Al Dr. Luis Fuenmayor Toro le ha dado por presentarse como un revolucionario de avanzada. Más allá del bien y del mal. De esos a los que este proceso les quedó pequeño porque ellos son más sabios, más formados, más inteligentes, más honestos, más brillantes y mejores gerentes en lo que sea. Aunque sobre esto último, ya demostró de qué lado estaba cuando fue director de la OPSU…

Por eso ahora también se encausa en cualquier campaña en la que pueda mostrar los “errores” y “horrores” de esta “revolución” y de sus “revolucionarios”. Su última campaña la emprendió contra los redundantes…

En su artículo “Género vs. Sexo”, el profesor Fuenmayor Toro nos quiere ofrecer una lección de propiedad idiomática, loable en algunos aspectos, pero que al final solo encierra la postura estúpida de algunos que siguen criticando la insistencia de uso de las dos formas de género (femenino y masculino) en el discurso público venezolano. Sin embargo, el profesor Fuenmayor Toro antes de dar una lección de uso idiomático, debería aplicárselo a sí mismo. Así, debería saber que en castellano la forma vs. (abreviatura de versus) es impropia ya que es un latinismo anglicado que ha sido traslado al castellano con el significado del inglés. En castellano la forma correcta es contra o frente a.

 Por lo otro, en su artículo lo único que tiene buen tino es su observación sobre que una cosa es el género de las palabras y otra el referente extralingüístico al que ser refieren aquellas. En general, en español, el género de las palabras coincide con el sexo (realidad biológica) de los referentes a los cuales nombran. Hasta aquí tiene razón el profesor Fuenmayor Toro. En todo lo que sigue es una sarta de idioteces que solo se entiende en su afán de criticar por criticar y de ponerse al lado de los ven en el uso desproporcionado (cierto) de la visibilidad de las dos opciones genéricas en el discurso público venezolano en la actualidad. Enumeremos sus necesades:
1. “Igualmente errados están quienes piensan que es antidiscriminante y un gran avance en la lucha por la igualdad de los derechos de las personas sin importar su sexo, mencionar a los dos géneros cuando se alude en general a todos.” FALSO. La lucha por la discriminación también es discursiva. Visibilizar al género femenino sí es una lucha antidiscriminante. Otra cosa es que la discriminación no sea un asunto lingüístico, sino social. Sin embargo, tiene manifestación discursiva y hay que combatirla. Los estudios del discurso han suficientemente documentado como las estrategias de “silenciamiento” o “ocultación” se manifiestan discursivamente a través de proponer ciertas categorías englobantes.

2. “Esta utilización redundante de los géneros nos hace hablar como tartamudos y conspira contra una de las ventajas de todo idioma: la economía y la rapidez de expresión, además de constituir un artificio sin ningún sentido”. FALSO. Es cierto que el principio de economía es un principio comunicacional, pero no es una regla universal. Por el contrario, en muchos casos somos antieconómicos. Si no que le pregunten a cualquiera que te eche un “brollo”, para que vean los antieconómicos que somos. Cuando actuamos así, lo hacemos porque creemos que se requiere dejar lo suficientemente claro una postura. Según la tesis de Fuenmayor Toro, sería antieconómico producir estructuras subordinadas. Por ejemplo, sería incorrecto decir “el hombre que brillaba” y solo se podría decir “el hombre brillante”.  Decir que atenta contra “la rapidez de la expresión” es otro estulto de Toro, acaso quienes los expresan están apurados…Y claro que tiene sentido: tiene un sentido ideológico, esto es, visibilizar discursivamente unos sujetos excluidos.

2. “Para resolver este problema, el idioma español dispone del llamado género neutro, con el cual se puede mencionar a todos los individuos, pues abarca los dos géneros y los dos sexos. Es un circunloquio innecesario decir “los niños y las niñas son el futuro”, cuando se puede decir “los niños son el futuro”, pues esta forma incluye a ambos”. FALSO. En español está muy restringido el género neutro, es decir, prácticamente desaparecido. Solo nos quedan en algunos términos (lo, eso, esto, aquello). Su uso no nos informa de que “abarca los dos géneros”, sino de que en lo que se menciona no se distingue (porque no se sabe o no es relevante) el género del referente.

3.” Crear una nueva gramática, que es al parecer lo que quieren los impulsores de esta absurda forma de hablar, requiere de un inmenso conocimiento, para lo cual hay que estudiar durante muchos años, algo que no parece ser el plan de estos “lingüistas” improvisados. Una gramática americana ya existe, y constituyó la obra de un gran venezolano, a quien algunos (o muchos, no sé) “revolucionarios” miran de reojo, pues trabajó por la liberación hispanoamericana mediante el desarrollo de las letras y no a través de las armas y la política. Quienes quieren hacer una gramática del socialismo del siglo XXI están lejos, pero muy lejos, de Don Andrés Bello”. OTRO ESTULTO MÁS. ¿¿Quién le dijo al profesor Fuenmayor Toro que usar este circunloquio implica crear una gramática? ¿Pero si la posibilidad del género masculino y femenino está en nuestra gramática? Dios…por Dios… Comparto la idea de que, como ya lo ha recomendado, (léase bien: RECOMENDADO) la Real Academia de la Lengua, en muchos casos este uso es innecesario (no ha dicho que es agramatical, ojo). El uso abusivo de estas opciones causan debilidades en la comunicación; lo que habría que tasar es si son lo suficientemente fuertes para rechazarlas o, por el contrario, preferirlas porque el sujeto considera que la ganancia discursiva es más importante frente a sus contratiempos.

Las lenguas son sistemas semióticos con su estructura. Los hablantes las aprenden y las aprovechan para la comunicación. Sin embargo, el uso lingüístico siempre estará en tensión entre las oportunidades que la lengua proporciona y lo que el hablante necesita y requiere comunicar. En esta lucha, generalmente, gana el hablante y sus intereses. Como se nota al final de su texto, el profesor Fuenmayor Toro quiere imponer argumentos ideológicos disfrazados de argumentos lingüísticos. Mala praxis.


sbermudez37@gmail.com



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