El multazo que Globovisión pagó por decisión del TSJ, más allá del rodeo (o mejor dicho, del pataleo) que dieron sus ofuscados directivos, desnudó el alma tóxica y mediática de esa empresa que especulando da empleo y que, con el ánimo de conmover al más desprevenido de los mortales, destila en su “ventana democrática” un anatema que seguro preferirían mantener con el fragor de las fanfarrias que acompasaron, por ejemplo, el golpe de estado y el secuestro de Hugo Chávez la madrugada del 11 de abril.
Esta vez, todas las pulsiones semiocultas de sus voceros, no guardaron ninguna compostura y se desataron en la voz y gestualidad de Pedro Luis Flores, de turno la noche del 1 de julio, para dispensar gota a gota, sin ningún rebuscamiento, el veneno ese que es casi una ortodoxia sin reparos : “Te odio Chávez, maldito, por qué apareces ahora”?
Desde los flácidos reporteros de la mañana, pasando por las muchachas que le hacen la segunda a Julio C. Pineda, el así llamado "Embajador", hasta los presentadores de Buenas noches, incluidos Nitu Pérez y el gallo de Ismael García, no pudieron camuflar tal síndrome, cuya caracterización clínica desconozco, pero se parece a una empanada rellena con depresión y arrechera, una especie de "pelúa" de la psique.
Pues bien, esa anoche, la cara de Pedro Luis Flores sólo era comparable a la de Rolland Carreño sin maquillaje, o a la de Nitu al despertarse. A él le tocó presentar "Caso de Investigación", una sección cargada de infamias gráficas, encono y difamaciones sobre "casos de la realidad". El del 1 de julio fue dedicado con mucho énfasis a la salud del Presidente Chávez. Vaya ternura y tan oportuna la de Flores.
La SIP y el Rey de España deberían darle una estatuilla a este vivaz comunicador de noticias: justo esa noche, después del grandioso, histórico acto de masas que Chávez protagonizó en Maracay.
La patria los tiene locos.
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