El primer ensayo que preparó la derecha para tumbar a Chávez, no tuvo como actores fundamentales a estos partidos que ya estaban viviendo su agonía. El centro de operaciones estuvo en PDVSA con su alta gerencia y en FEDECAMARAS. Los partidos políticos en este primer intento, simplemente jugaron un papel secundario, aunque aparecían con sus figuras en los puntos clave de las operaciones.
Estar PDVSA con su alta gerencia al frente de este intento, no fue producto de un cambio de traje o de un asunto al azar. PDVSA con toda su estructura gerencial, que se vendió como meritocrática, era el punto más cercano y próximo a la derecha internacional. No era un puente; PDVSA era una representación genuina de esa derecha internacional y su calificación como “la meritocrática”, tampoco fue casual porque esta calificación, se concibió como una estrategia para distraer o “descontaminar” el golpe de la influencia de los partidos y de la política que estaba fuertemente cuestionada.
En Paraguay el golpe vino desde adentro y desde los partidos padres de la larga dictadura de los Strossner. Estados Unidos ejecutó una de sus políticas de intervención y en este caso, se observó un apoyo “distante” para que los factores internos que planificaron y concretaron el golpe alcanzaran sus objetivos. Por supuesto, cobra el apoyo con una nueva base militar en ese país y la ocupación de un área en donde se encuentra el reservorio de agua más grande del mundo y este recurso, también es parte o un objetivo de los planes de intervención del imperialismo. Lugo no aprovechó la oportunidad que le ofreció un sistema con esas características, mantuvo intacto la estructura de partidos existentes en Paraguay y pagó muy caro su ingenuidad.
Venezuela no es Paraguay. Nuestra realidad interna es muy distinta, pero externamente somos una especie de “nuevo dorado” o banquete para la Derecha que gobierna al mundo. Aquí no es el agua, es el oro negro y como sabemos, esta situación pone un tono distinto a las amenazas. La promesa más concreta que ha balbuceado Capriles tiene que ver con PDVSA. Ha prometido la eliminación de la actual política petrolera y el regreso de la llamada meritocracia.
Todo esto explica, el concierto y la campaña de todos los medios de comunicación del mundo, que en definitiva, es el partido o instrumento que usa la derecha internacional contra Venezuela. Su interés es crear las condiciones para provocar una surte de Libia o Siria en Venezuela y lo electoral puede ser una vía. Esto puede sonar muy extremista e imposible, pero los ataques de esa derecha internacional a través de todos los elementos y del poder que maneja (ONU, OEA-CIDH, Medios audiovisuales y escritos, Reyes) guarda esa intención.
La Derecha venezolana cuando mucho, puede contratar una docena de paramilitares y furiosos antichavista para algunas escaramuzas. Esta derecha con sus líderes, no es la derecha chilena, paraguaya, colombiana o de Argentina. Esta es otra cosa y no la subestimo. En consecuencia, la mayor amenaza que confronta el proyecto bolivariano proviene de esa derecha internacional que si apuesta duro. No es su mejor opción, los recursos en dólares que gasta en ONG, medios de comunicación y partidos venezolanos. La derecha internacional sabe que con la criolla no va muy lejos. Trabaja en su proyecto y poco a poco va haciendo costumbre un nuevo modelo de intervención. Pasó Honduras con algunos gritos que pegamos y está pasando Paraguay. Muy buena el proceso de integración latinoamericana, pero por ahora, no reúne suficiente fuerza para romper la integración de la derecha internacional.