De haber estado físicamente entre nosotros, este nueve de agosto, Müller Rojas hubiese cumplido 77 años de edad. Nos dejó en un momento que continúa siendo crucial para el desarrollo del proceso. Creo que en dos oportunidades escribí sobre Müller y en una de ellas, asomé una opinión sobre su participación como primer Vice-Presidente del PSUV. Ahora mismo, tengo dudas si la participación de Müller Rojas en los niveles directivos del partido (PSUV) ocurrió en el momento más oportuno o fue una inclusión que no sincronizó con lo que venía pasando dentro de la organización y muy rápidamente, esa relación colapsó y vino un aislamiento innecesario.
El proceso con sus muchos hechos positivos que hoy podemos mostrar como logros importantes de esta revolución, pudo ser otro, si el desempeño de Müller Rojas como directivo del PSUV, hubiese encontrado receptividad. Müller Rojas, más que factor complementario para el desarrollo del liderazgo de Chávez o una figura que pudo haberse comportado como una especie de “sombra dialéctica”, pasó a ser un elemento un incomodo en la estructura política de la organización, porque optaba manifestar sus sentimientos. Uso esta frase de “sombra dialéctica”, porque estoy convencido, que el desarrollo del liderazgo de Chávez en el marco del proyecto bolivariano, necesitaba y necesita de una contra figura con capacidad intelectual y política para ejercer una cierta presión sobre su excelente desempeño político y esto asegura una repotenciación y fortalecimiento de este liderazgo.
Müller Rojas reunía la suficiente solvencia moral y política para ser esta especie de “sombra dialéctica” y repotenciar al líder Hugo Rafael Chávez Frías. Era mucho más conveniente para el proyecto un “contra poder” de este tipo, que fantasmas (burócratas) que ayer y hoy, merodean las instancias del gobierno y del partido y se convierten en un traba burocrática para avanzar en el proceso. Actuar bajo el lema del burocratismo, es realmente un esfuerzo peligroso para el proyecto porque se nutre de la indiferencia. Müller Rojas no era un político para actuar en lo oscuro y bajo una capucha. Fue mal comprendido por algunos y combatido por otros que más allá de sus intrigas no serán capaces de aproximarse a la visión que Müller Rojas tenía de la política y del proyecto.
Este especie de silencio institucional respecto a una de las figuras más importantes y destacadas que ha tenido el PSUV, es proporcional a la necesidad que tiene actualmente el proyecto de cuadros como Müller Rojas. Si logramos convencernos, que actualmente el proyecto requiere de figuras que tengan la fuerza, creatividad y la emoción que Chávez le imprime a sus iniciativas, entenderemos la vigencia de su accionar y la necesidad de disponer de líderes que a lo interno cumplan con el perfil de Müller Rojas.
Para decirlo copiando una frase que nos ofreció el 02/05/2010, unos pocos meses antes de dejarnos físicamente; debo decir, que la revolución venezolana “necesita tanto de la dialéctica”, como de cuadros con el perfil de Alberto Müller Rojas. El vacío y la rutina existente, probablemente no se perciba muy bien bajo una dinámica electoral, pero me permite inferir o concluir, que si Müller Rojas no encajó en su momento como una contra figura o especie de “sombra dialéctica”, su solvencia intelectual y política, hoy luce necesaria para cambiar esta monotonía que embarga al proyecto en lo que corresponde a sus aspectos más emblemático.
[i] Véase nota en el siguiente sitio: http://www.aporrea.org/actualidad/n211946.html. Puede verse también una nota publicada en Aporrea por mí con el título: Müller Rojas y sus retos, disponible en: http://www.aporrea.org/ideologia/a91
