Hace unos días, puede ver por VTV una breve reseña de un acto o foro en el que estuvo la académica Gloria Cuenca y otras profesoras universitarias. No logré captar el asunto que trataba el foro, porque en ese momento debía atender una llamada telefónica. Supe porque pude oírlo al final de la reseña, que ese foro, si era una expresión del sentido democrático que invade a los seres que se colocan del lado de la oposición.
Antes de ver esta reseña, había tenido tiempo para releer muchos de los análisis escritos por los oposicionistas en los días previos al 7-O. Todo este esfuerzo de lectura, no fue un tiempo perdido. Este esfuerzo me ha servido para entender mejor este asunto de la Venezuela unida que nos proponen los analistas y líderes de la MUD.
Los oposicionistas voltearon a Einstein y a los científicos que antes y después de Einstein, intentaron colocar en los palitos a los idealistas que existen en este mundo. Las cosas no existen independientemente de uno. La oposición piensa y todo existe, tal cual lo piensan. Las clases sociales no existen. Existen seres que si son personas y otros seres, que pueden ser medias personas o tres cuartos de personas.
Tenemos catorce años padeciendo del caos económico que vive el país productos de sus reflexiones. El argumento de esta teoría son los hoteles en el país y vuelos a Miami repletos por las personas (que si son personas) que padecen los rigores de la crisis. Desde el primero de diciembre no hay lugar en un avión para una aguja en los vuelos internacionales.
En plano estrictamente electoral, los recientes resultados permiten dar un salto a su tesis del cisne negro. Es muy complicado explicar lo del fraude, pero es muy fácil entender (desde su perspectiva) eso de la Venezuela unida. Las explicaciones que ofrecieron sobre los resultados electorales dejaron de ser una teoría del fraude para convertirse una versión clasista (pero no clasista) sobre las diferencias que existen en Venezuela y que ellos niegan. Esta nueva teoría tiene su fundamento en un desmontaje de las distancias que pueden existir entre más de 8 millones de votos y los más de seis millones logrado por Capriles.
En Venezuela existimos casi 30 millones de seres, pero la mitad de 30 no es 15. La mitad puede ser 8 ó 25. Todo depende del tiempo que no es lo que dijo Einstein. El tiempo no es un fenómeno objetivo sino subjetivo. Ahora por ejemplo, 6 millones es la mitad del padrón electoral venezolano que uno a uno suman más de 19 millones de seres. Los más de 1.500.000 votos diferencias que obtuvo Chávez el 7-O, no es una diferencia. Lo realmente cierto, es que el 7-O hubo un empate, porque más 1.500.000 votos no existen como tales.
Estas explicaciones matemáticas tienen su lógica social desde la perspectiva oposicionista. Una persona de los de 8 millones que sufragaron por Chávez, es casi media persona, comparada con los que votaron por Capriles. Un “caprilista” o simpatizante de la MUD, si es una persona.
Este hecho, desde la óptica oposicionista, no hace alusión a una visión clasita. Nada de eso existe. Simplemente los números dicen que un partidario de la MUD es una persona y un chavista, desde el paradigma oposicionista, es casi media persona. Esto explica que 6 es igual a 8. Es lo mismo; 50 tipos y tipas en un foro de la MUD son seres haciendo un ejercicio democrático. Tres millones de personas discutiendo cinco objetivos no es una cosa parecida a lo que sucede en esos foros de 50 personas de la MUD