Quiero contar aquí un hecho real. Una confesión casi pública que hiciera el
presidente de una de las más conocidas (que no reconocidas) encuestadoras venezolanas.
Uno de los que más sale en televisión después de Luis Vicente León. Ocurrió
el pasado 14 de julio, Día Nacional de Francia, celebrado como recuerdo de la
famosa “Toma de La Bastilla”, en la Residencia de los embajadores de esa naci
n europea en Caracas.
Decía este señor encuestador a quienes cerraban su círculo de conversación
en aquella fiesta, que las cifras que venían apareciendo en la prensa nacional,
de 70 puntos a favor de Chávez (que por el peso de la realidad han venido aumentándola hasta llevarla a 80 por ciento), no respondían a la verdad. La verdad, contaba el encuestador a su mini-público circunstancial, era que la relación para ese momento estaba en 83 a 17. Ochenta y tres a favor del Presidente y diecisiete en contra. Decía, además, que aquí lo que les quedaba (a los escuálidos) “era atrincherarse”. Para completar, remataba su privilegiada información diciéndoles que tampoco había que esperanzarse porque -como informaban algunos medios- los chavistas estuviesen cayéndose a cuchillo, al disputarse las concejalías o los puestos en las Juntas Parroquiales, porque -afirmaba- mientras pudiese darse el caso de que dos chavistas se pelearan uno de estos cargos, por los lados de la oposición cada carguito se lo peleaban seis o siete aspirantes. O sea, que estaban totalmente perdidos y sin futuro.
Ahora, con motivo de las elecciones del próximo domingo, los escuálidos tratan de “calentar” la calle a como dé lugar. No importa si movilizan a poquitos.
Lo importante es crear cualquier escenario de caos que quepa en el encuadre
de una cámara de televisión para sacarlo (y engañar) al mundo entero. Y es que
a los antidemócratas no les queda otra salida que tratar de sembrar el pánico,
ayudados por la televisión privada (privada sobre todo de ética) y descalificar
al Consejo Nacional Electoral para luego desconocerlo como árbitro.
Ahora bien, ¿Qué esperanzas pueden tener, si en las semanas antes del Revocatorio (que resultó confirmatorio) Presidencial, las mismas encuestadoras le daban un promedio -entre todas- de 43,1 a favor de Chávez, frente a 30,5 a favor de la oposición, y el Presidente salió airoso en una proporción de 60 a 40?.
Tratarán (y ya comenzaron a hacerlo) de reciclar el argumento del fraude, que jamás pudieron probar a pesar de lo ofrecido. Pero lo cierto es que el sistema de votaciones venezolano es tan confiable, que a los propios representantes de la oposición en el CNE, les da pena seguirle la corriente a los que llaman a no-votar con el cuento de no confiar en el árbitro.
La línea de la gente honesta, progresista, que ya no cree en esos seudo-líderes
del oposicionismo a ultranza, es ir a votar. Porque de lo contrario, ¿Quién
aguanta a esos mentirosos contumaces, apoyados en los medios privados (privados de escrúpulos), tratando de convencernos a través de una machacona campaña manipuladora, de que los ganadores fueron ellos? .
Por eso es que lo sensato y lo correcto y lo revolucionario y lo honesto, es
ir a votar. Vota por quien quieras, por quien te digan, por los que presenten
las organizaciones que tú conozcas, por uno, por dos, por todos o por ninguno,
pero vé a votar. Es un pequeño sacrificio por tu país y tu futuro. Si te abstienes,
cómodamente y sin moverte de tu casa, estarás votando por María Corina y su
combo de golpistas, apoyados por el criminal de Bush.
Si formas parte de ese ochenta y tres por ciento que apoya a Chávez o, por lo
menos estás ubicado entre quienes se han dado cuenta de que la administraci
n chavista ha incluído en sus programas de beneficio social y económico a montones de ciudadanos que en gobiernos anteriores no fueron tomados en cuenta ni por los gobiernos de la cuarta ni por los super-poderosos que pretendieron hacerse dueños de este país, acude a tu centro electoral este domingo, y VOTA! .