Y caímos en la trampa

Introducción

He leído cierta cantidad  de artículos de opinión en Aporrea relacionados con la devaluación. Me he quedado impresionado de la falta de consistencia en el análisis de estos camaradas. Pero en descargo de ellos, hay que reconocer que las medidas fueron explicadas sólo para expertos en la materia, obviándose información básica que fácilmente hubiera podido detener esta andanada de artículos de opinión que crean división y escepticismo dentro de nuestras propias filas.

Uno como revolucionario tiene que ser densamente reflexivo. No puede caer en la trampa que nos monta sistemáticamente la CIA desde su sala situacional en un edificio del este de Caracas. La intención de ésta es jugar a que Chávez muere o renuncia por imposibilidad de ejercer su cargo.  Y si alguno de esos eventos se diera, la CIA sostiene que  es imprescindible que el chavismo vaya a las elecciones dividido, sin confianza en el nuevo liderazgo y que todo ello ocasione una gigante abstención en el campo revolucionario, para que la derecha nacional pueda entonces tener oportunidad de triunfo. Por todo ello es que hay que ser muy cuidadosos al expresar nuestras ideas a través de un medio de comunicación tan importante como Aporrea. Debemos reflexionar una y otra vez nuestros planteamientos antes de difundirlos; y sobre todo, ponerle lupa a nuestras conclusiones cuando éstas coinciden con las de la alta  burguesía. Si no lo hacemos, estaremos cayendo en la trampa que la CIA y el Departamento de Estado nos ponen todos los días.

¿Estamos frente a un “Paquetazo”?

¿Quién habla de “Paquetazo”?. Fundamentalmente la ultraderecha, que trata de identificar las medidas aprobadas por el Gobierno Bolivariano, con un Paquetazo que asfixiará a los sectores más débiles. ¿Es esto cierto? ¿Tenemos la certeza de que es así? ¿Por qué el análisis de algunos camaradas coincide con el de la ultraderecha?

Trataremos a partir de ahora de explicar, de una manera  sencilla, la justeza y  necesidad de la devaluación.

Anclaje cambiario

El anclaje cambiario (mantener el mismo tipo de cambio por tiempo indeterminado), sólo es posible en economías que tienen una inflación de cero o muy cerca de cero, y que simultáneamente  elevan  sus niveles de productividad por encima de la inflación, ya sea por la vía de la incorporación de adelantos tecnológicos, o de la mayor explotación de la mano de obra (en el caso Bolivariano deberíamos hablar de elevación de la productividad del sector trabajo), o de las dos variables a la vez. ¿Estas premisas se cumplen en el caso venezolano? Cómo mantener la misma paridad cambiaria de 4,30 Bs/US$ (vigente desde enero del 2010), si desde esa fecha hasta enero del 2013, la inflación acumulada fue del 101,22%, según el BCV. El salario mínimo, en el mismo período, aumentó en un 113,48%. Quiere decir entonces que nuestro potencial de exportación- sobre todo de nuestras industrias básicas de Guayana- lo estamos matando con una moneda sobrevaluada. ¿Por qué? Sencillamente porque los costos de esas industrias se elevaron en moneda nacional (sobre todo en insumos y mano de obra), pero cuando querían ofertar en el mercado internacional la moneda de referencia estaba anclada a un 4,30 Bs/US$ que dejaba a nuestras empresas fuera de competencia. Pongamos un ejemplo hipotético: el costo de producir ciertos perfiles de aluminio en nuestro país es de 50.000 Bs/tm,  equivalente a 11.628 US$/tm a la paridad cambiaria de 4,30 Bs/US$. Pero resulta que el precio internacional de ese perfil es de US$ 9.000/tm, o sea que nadie nos va a comprar nuestro aluminio en el mercado externo porque sencillamente estamos ofertando un producto fuera de rango. Los mismos 50.000 Bs/tm, a una paridad cambiaria de 6,3 Bs/US$, pudiera permitir ofertar la misma tonelada de aluminio a unos 7.937 US$/tm, o un poco más, pero nunca por encima del precio internacional de 9.000,00 US$/tm. Volveríamos definitivamente a la competencia internacional, solamente por  quitarle a nuestra moneda un pequeño porcentaje (46,51% para ser exactos) de la sobrevaluación habida en los últimos 37 meses (101,22%).

¿Entonces la devaluación es la panacea  para hacer cada vez más competitiva nuestra economía? No, pero sí es importante evitar rezagos años tras años en la paridad cambiaria, porque cuando al final nos damos cuenta que tenemos que ajustar, nos vemos obligados a hacerlo en porcentajes significativos. Y esa sí es una falla de los camaradas del equipo económico de nuestro Gobierno.

Decíamos que eliminar la sobrevaluación de nuestra moneda no era lo único  para hacer competitiva nuestra economía. Tenemos que introducir mejoras en los procesos tecnológicos de nuestras actividades económicas con potencial exportador. Pero simultáneamente tenemos que comprometer a la fuerza laboral  para la elevación de sus niveles de productividad, debilidades que nos golpean la cara todos los días con las industrias básicas de Guayana y con la agricultura.

Desarrollar otras actividades generadoras de divisas

Estamos en un momento, como muy bien lo dice el camarada Jesús Faría, en que la industria petrolera no puede sostener por sí sola el proceso de inversión económico y social   que requiere la nueva sociedad en transición hacia el socialismo, a menos que nos propongamos romper con la OPEP o por lo menos violar la cuotas de producción acordadas, buscando con ello vender más petróleo y obtener más ingresos, aunque ello  nos lleve a una disminución del precio internacional del crudo. Por cierto, cualquiera de las dos opciones estaban en el paquetazo de Capriles. Necesitamos entonces nuevas fuentes de ingresos en divisas (las industrias básicas son una opción), y necesitamos también desarrollar una cantidad grande de actividades económicas que ahorren divisas a través de la sustitución de importaciones. Estas son tareas que tenemos pendientes con el proceso de cambios que vive el país.

Desarrollar actividades ahorradoras de divisas

No es sostenible en el tiempo que mantengamos importaciones de alimentos que asciendieron en el año 2012 a 7.254,26 millones de dolares. Paradójicamente,  la agricultura ha recibido cuantiosos apoyos financieros de parte del Gobierno Bolívariano, pero su respuesta no ha sido en la misma proporción. En tal sentido, no vamos a analizar las causas de esta situación, pero sí podemos adelantar que mientras no haya el acompañamiento al productor y la supervisión estricta de los créditos, será muy poco lo que avancemos en este aspecto. Y tenemos que abordar seriamente  este problema para convertir a nuestra agricultura en una actividad  ahorradora de divisas, que le permita descargar a PDVSA la presión de ser la única generadora de dólares del país y la única que financia las compras de alimentos año tras año. Hay que desarrollar actividades generadoras y ahorradoras de divisas, o el modelo colapsará y, por ende, la transición hacia el socialismo será inviable.

La devaluación y los gastos sociales

Los camaradas que critican la devaluación no se han percatado la cantidad de gastos sociales que tiene este Gobierno Bolivariano. Y dentro de ese Gobierno, la gran carga que tiene PDVSA.  Por ejemplo, poco menos de la mitad de los recursos necesarios para el presupuesto 2013, provienen de los ingresos fiscales petroleros.  Esto quiere decir que los ingresos fiscales provenientes de PDVSA financian muchas cosas como por ejemplo las pensiones de nuestros adultos mayores.  Son 71.662 millones de bolívares, sin los aumentos de mayo y septiembre que tradicionalmente se hacen. Esta cifra, traducida a dólares de paridad de 4,30 Bs/dólar (paridad que defienden algunos camaradas), se traduce en  16.666 millones de dólares. Sin embargo, con la nueva paridad (6,30 Bs/US$), al fisco nacional  se le abarata esta inversión social a 11.375 millones de dólares al cambiar cada dólar por 2,00 bolívares más, generándose un ahorro equivalente a 5.291 millones de dólares de ingreso fiscal, que muy bien pueden ser utilizados para soportar otros gastos sociales como los de salud, educación, deporte, cultura y otros. En tal sentido, es necesario poner otro ejemplo emblemático como lo es la Misión Ribas, la cual es financiada en un 100% por PDVSA en moneda local. Al implementarse la nueva paridad cambiaria, los dólares que se dedicaban para esta Misión disminuyen en  un 46,5%, y el excedente puede reorientarse hacia nuevas inversiones sociales. Se trata, en pocas palabras, de hacer viable y sustentable el gasto fiscal orientado a lo social. Con un bolívar sobrevaluado, el modelo no funciona, colapsa y se haría inviable toda la inversión social que el Gobierno Bolivariano ha venido impulsando.

El dólar de  Bs 4,30 y la producción nacional

La burguesía comercial importadora es la gran gananciosa de un dólar a 4,30 BS. El grueso de sus costos es en un dólar muy barato. Sus inversiones (más que todo en galpones y locales), tienen un retorno muy rápido. No tiene mayor competencia con la industria nacional, porque ésta sí tiene inversiones y costos en bolívares dentro de una economía inflacionaria. Pongamos algunos ejemplos ilustrativos. En el pasado diciembre recorrí decenas de grandes locales comerciales (e invito a los camaradas defensores del dólar a 4,30 a que hagan lo mismo). En ropa y calzado no vi una sola prenda que dijera “Hecho en Venezuela”. En electro domésticos, repuestos de carro y artículos de computación tampoco. ¿Dónde está la producción nacional? Asfixiada por las importaciones baratas. Y esto es tan así que el Producto Interno Bruto (PIB) de toda la economía creció en el 2012 en 5,5%, pero el del sector comercio lo hizo en 9,2%, es decir,  creció un 67% más que el promedio de toda la economía (BCV). Pero lo más grave no es que el sector comercio crezca, sino que lo haga a base de puras importaciones baratas en detrimento de la producción nacional. Por eso es que la burguesía comercial importadora se opone a la devaluación aprobada. Y lo hace no sólo porque sus costos se elevaron  de un plumazo en 46,5% (al variar la paridad cambiaria), sino por el temor a la producción nacional que con la nueva paridad cambiaria mejorará bastante  su capacidad competitiva.

¿Y los dólares para los turistas mayameros?

Otros que están oponiéndose al cambio en la paridad cambiaria, son los viajeros hacia el exterior. Me cuentan que los hoteles en Miami, los cruceros por el Caribe, toda Europa, están llenos de turistas venezolanos. Por cierto, la inmensa mayoría opositores a este Gobierno. Pero resulta que lo grave de todo esto es que se ha creado una distorsión dramática en la economía. Los montos aprobados por Cadivi para atender a los “turistas mayameros”, ascendió en el año 2012 a la cantidad de 3.330,53 millones de dólares (Cadivi), superando esta cifra de manera individual a cada uno de los sectores de la economía nacional, con excepción de las importaciones de alimentos y del sector salud. Todos los demás sectores, incluyendo la importación de maquinaria y equipos, automotriz, construcción, textil, químicos, plástico, útiles escolares, ciencia y tecnología y otros, recibieron dólares por debajo de lo aprobado para  el turismo en el exterior. Y lo peor, es que  este sacrificio que realiza el Gobierno Bolivariano  ha estado dirigido hacia los sectores privilegiados económico y socialmente. Y hasta ahora, no hay ningún indicio de con ese sacrificio se haya revertido en algo su actitud opositora hacia este Gobierno.

Conclusión

Nuestro mensaje final está dirigido fundamentalmente hacia aquellos camaradas que equivocadamente han mantenido la defensa del anclaje cambiario. A veces lo hacen con métodos totalmente reñidos con la moral revolucionaria. Insultando y acusando al equipo económico de neoliberal, de traidores, de vende patria, pero sin ningún argumento que no sea el mismo que utiliza la derecha burguesa conspiradora y golpista. Y se les olvida que ese equipo es el equipo de absoluta confianza de Chávez, puestos ahí por Chávez, y avalados día a día por Chávez. ¿Quién puede creer que estas medidas no tuvieron el visto bueno de nuestro Presidente?. Si alguien quiere criticar las medidas, bienvenidas sean esas críticas, pero con respeto y con densidad analítica. Sus argumentos e insultos crean confusión en el campo revolucionario, crean desconfianza en el nuevo y necesario liderazgo ante la situación de salud de nuestro Presidente. En pocas palabras,  actitudes como éstas le hacen un favor gigante a la CIA y crean las condiciones para que nuestro proceso se derrumbe. Ser revolucionario hoy en día es saber leer entre líneas, adelantarse  a lo que nuestros enemigos pretenden, no caer en las trampas que nos ponen a diario y, sobre todo, que cada acción que hagamos  vaya dirigida a fortalecer el proceso revolucionario, no a debilitarlo. Esperamos que los camaradas defensores del anclaje cambiario, se abran en una discusión rigurosa, de respeto y dentro de los parámetros de la moral revolucionaria.

Bujandab52@hotmail.com



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Carlos Bujanda Andueza


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