Los golpistas y abstencionistas, electoreros y mediáticos, light y radicales comienzan a dar muestras de entendimiento en torno al nuevo fracaso que han vivenciado. Así parece asomarlos sus propios analistas políticos y articulistas. Por ejemplo, “para el dirigente opositor y presidente del MAS, Felipe Mújica, si la oposición política y no partidista vuelve a cometer los mismos errores que la han conducido a su situación actual, el resultado de las elecciones de diciembre puede ser incluso pero que el obtenido el 7 de este mes”. (Moleiro, 14/ 8/ 2005. El Nacional. Pág. A-4).
La oposición parece dar indicios de intentar entender, a duras penas y con arrechera, que su potencial desaparición está a la vuelta de la esquina. Estamos haciendo referencia a las elecciones del mes de diciembre. Bonito regalo del Niño Jesús y Año Nuevo. Sin embargo, esta última derrota los ha colocado en la necesidad de comprender que la lucha tiene que ser dentro del sistema electoral con todos sus defectos y limitaciones. La abstención no le sirvió a la izquierda en su momento histórico menos a la oposición derechista, tremendamente, derrotada en el siglo XXI. Pretender que la abstención derroto a Chávez es una ilusión (Mújica, 2005. El Nacional. Pág., A-4).
El discurso y análisis de la oposición, Súmate y los medios de comunicación industriales masivos, han querido forzar la interpretación afirmando que la abstención expresa una derrota del gobierno. El Nacional en la editorial del día viernes 12. Página A 10, sugiere esta conclusión: “…A pesar del ventajismo, sobre un total de 2.104.552 de votos oficialistas, el MVR apenas logró 30% (1.321.571). Si sacamos a colación que los votantes eran aproximadamente 14 millones, que la abstención fue de 68,6% y los votos nulos llegaron a 17,1%, descubriremos quién fue el derrotado”. Es evidente que hace referencia al gobierno. Ha venido siendo de clara observancia que el camino de oposición golpista, a partir de acuerdo entre la Machado-Bush, en aquel, tristemente histórico, apretón de manos, estaría conducido al desconocimiento y deslegitimación del Poder Público Electoral de la República Bolivariana de Venezuela. Sin embargo, si alguna conclusión podemos asimilar de la abstención próxima pasada, sin perder de vista las múltiples variantes y tópicos que pueden hacerse, podría ser la misma que señalaría en su página: Los DomingosdeDíazRangel, a propósito de escribir una nota, intitulada: Tres de la Abstención, cuando señala: Súmate ha dicho que la abstención fue del 79%. Tenía que ser más alta que la del 2000 (76,3%) porque así se lo prometieron al presidente Bush…Ni los grupos de oposición con algunos medios pudieron subir la abstención, ni mantener el 76,3% del 2000, ni impedir que bajara. Ni los partidos del oficialismo tuvieron capacidad para deducirla sustancialmente. De 76,3% llegó a 68,4%. Unos y otros tendrán que revisar su capacidad de influir en los electores” (Últimas Noticias, Domingo, 14/ 08/ 2005. Pág. 9).
La discusión sobre la abstención de las pasadas próximas elecciones llega a su fin. Sin embargo, se convierte en tema demasiado inmediato. Ambos sectores están obligados a hacer que el electorado participe. El triunfalismo aplastante de unos y otros en distintos zonas del país podría traer demasiada confianza. Pero lo de la oposición golpista es dramático, a tal extremo que, uno de sus analistas políticos llegó a afirmar: “Le regalaron el país a Chávez el domingo pasado”. (Masó, 2002. El Nacional. Sábado, 13/ 08/ 2005. Pág. A-6). Además el mismo columnista presagia: “En diciembre nos aguarda otra catástrofe peor que la del pasado domingo”. Esto es la crónica de una sepultura anunciada.
Varios tópicos, quizás, ocupen la discusión del lacónico camino hacia las elecciones decembrinas: el Estatuto Electoral, la Ley Orgánica del Sufragio, el Registro Electoral, la nueva elección, por parte de la Asamblea Nacional, de los Rectores del CNE, las benditas morochas, entre otros. De tal manera, que la oposición seguirá el camino de los Tupamaros: tomar la calle con movilizaciones y marchas. Los abstencionistas comienzan a abandonar el discurso “votar o no votar”. Sus espacios políticos pasan por obtener votos. Sólo así tendrán opción real para poder negociar, de manera cómoda, con los otros factores de la oposición para las elecciones presidenciales. Así parece afirmarlo Luis García Mora, el Domingo 14 de agosto de 2005, en el diario El Nacional, en su columna semanal, Al Límite: “porqués bien después del 7 (de agosto) tenemos a unos partidos muy menguados, tenemos a una oposición más confundida aún. Y el acto abstencionista no ha pasado de ser una cosa distinta de una protesta pasiva, por no decir estéril, sin consecuencias práctica para salir de Chávez, y al costo de una pérdida importante de especio político”. La sepultura política de la oposición golpista está más cerca de lo que podemos imaginar.