El lenguaje de la vida y de la literatura no obedece a leyes rígidas, porque su objetivo no es decir verdades sino lograr victorias. Se cambian a cada instante las modalidades de juego, como en el póker, para tomar desprevenido al adversario, para engañarlo con recursos inesperados. El lenguaje de la ciencia es el lenguaje de la verdad. El de la vida y de la literatura es el lenguaje de la mentira. Así habla Ernesto Sabato en “Las astucias del lenguaje”, y le propongo al lector que analice el concepto para que descubramos como mercaderes de la opinión pública se valen de falsos argumentos para imponer su victoria política o para el lucro personal.
En Guayana solo basta escuchar la radio o leer la prensa, para encontrarnos con personajes que han hecho de la comunicación un negocio redondo. Un importante gerente de CVG me comentaba lo difícil que les resultaba desmontar la matriz de opinión en contra, pero es más fácil de lo que él pueda sospechar, solo que deben definir lo que quieren informar y cómo han de hacerlo, y ese es un trabajo de profesionales de la comunicación. Y en honor a la verdad es difícil encontrarlos, porque existen falsos expertos que han vivido de las instituciones desinformando. Cuando un locutor ataca o adula a un gobernante, mediante la erística y la sofistica, es fácil detectar que se trata solo de un charlatán que con astucia consigue una buena remuneración. Y te preguntarás ¿Qué es la erística y la sofística?.
Pues bien, cuando Aristóteles intenta hacer comprender la diferencia entre un argumento y lo que se le parece pero no lo es, descubrimos la falacia, y en esta distinción va elaborando su teoría argumentativa sólo superada por el número de falacias que podemos encontrar en los discursos. La erística y la sofística, son definiciones de argumentos falsos, falacias en todo caso. Se diferencian entre si de acuerdo al fin que persiguen. La sofística es el arte de traficar con sabiduría aparente, con el objetivo primario de enriquecerse. Allí es donde se desmienten quienes utilizan el micrófono o la columna de opinión para enriquecerse, pues es muy fácil mentir ya que la argumentación debe ser apenas verosímil y no exacta. Estos personajes han desarrollado un pico de oro, que les permite estafar a quienes no dominen el lenguaje y no sepan de comunicación. Además cobran duro. La sofística proviene de los sofistas griegos que enseñaban por remuneración, lo que les llevó a utilizar sus métodos de espaldas a cualquier intento de obtener la verdad. La erística utiliza la sabiduría aparente con el fin de alzarse con la victoria en cualquier disputa, es hacer prevalecer la opinión sea como sea.
Se me antoja un ejemplo con el ataque ingenuo de un sector contra la empresa Hidrobolívar, pues argumentan que es una intención de privatizar el servicio de agua, siendo que los accionistas son la Gobernación y las 11 alcaldías, siendo que la ley dispone la transferencia del servicio a los ayuntamientos. Y como si privatizar el servicio de agua fuese posible, ante los miles de políticos que quieren congraciarse con el presidente Chávez denunciando una escandalosa privatización del agua. El argumento no solo es falso, sino que raya en la vulgaridad y ofende la inteligencia del lector. Existen otras razones para atacar a Hidrobolívar, pero no quieren ventilarlas públicamente, ¿por qué?, debatamos al respecto.
El acercamiento a la verdad y al conocimiento surgirá cuando nos habituemos a encontrar los argumentos válidos por el afán de conocer, no por el afán de imponer o de enriquecerse. El razonamiento argumentativo no prueba verdades pero sí persuade de lo que es aceptable y enseña a rechazar aquello que no lo es. Al amigo de CVG que me hizo varias interrogantes sobre comunicación, solo me queda advertirle que mercaderes de opinión en radio, prensa y televisión están al acecho para prestar su pluma, su discurso, a cambio de dinero. Son peligrosos, engañan a los gobernantes y utilizan armas de distracción masiva.