Los artistas, los estudiantes y la intolerancia fascista

En nuestro refranero popular, hay uno que cae como anillo al dedo, dadas las circunstancias actuales producto de la estulticia de sectores desesperados y disociados, que pareciera que están pensando que la luna es un disco de oro porque la ven brillar. Es hora de echar mano a los recursos legales que tiene el Estado Venezolano para poner en su sitio a quienes saltándose a la torera todos los principios éticos, morales y legales, pretende crear el caos en el país. “Bueno es cilantro, pero no tanto”, reza el refrán criollo, la democracia es y debe ser para quien la respeta y se acoge a ella. Para disociados y delincuentes están las leyes que regulan nuestra sociedad y que se les debe aplicar.

La minoría fascista, como en el 2002, está poco a poco imponiendo su agenda de violencia e intolerancia a la mayoría comprometida con este proceso de cambios, que no puede admitir alcabalas en su carrera hacia la consolidación del socialismo, del Estado Comunal, para garantizar a todo el colectivo nacional la mayor suma de felicidad y estabilidad posible.

No es plausible que los disociados continúen arrinconando a quienes se adhieren al proceso revolucionario, dándose el lujo de calumniarlos, atacarlos física y verbalmente y hasta amenazarlos de muerte y que nuestras instituciones, continúen tolerando toda clase de atentados contra la tranquilidad pública, por parte de quienes, por su condición de mercenarios y apátridas, pretenden destruir el legado que nos dejó el Comandante Hugo Rafael Chávez Frías.

Las redes sociales y su uso tienen que ser vigiladas por el Estado Venezolano, de lo contrario se convierten en un arma mortal para la democracia. Las universidades por ser instituciones sostenidas por el Estado, también deben ser vigiladas para evitar que sigan convertidas en nidos de serpientes desde donde en vez de luces se vierte el veneno y las sombras contra el pueblo patriota, revolucionario y en franca lucha por consolidar su libertad.

Casos patéticos y patentes a cerca del asunto que tratamos en este artículo, los tenemos a la vista: primero señalaremos lo que le ocurrió la joven bolivariana, estudiante de la Universidad de Los Andes, Génesis Perozo, quien por protestar contra las agresiones a la memoria del Comandante Chávez, por parte de un activista de la ultra derecha de nombre Vilcar Fernández, fue agredida física y verbalmente.

De acuerdo a la denuncia llevada a la Fiscalía y hecha pública por la estudiantes y por la profesora Rosa Amelia Azuaje, el docente Jesús Manuel Maldonado, profesor de Derecho Romano, presuntamente habría agredido verbal y físicamente a Perozo, porque pidió respeto para la actividad de aula, exigiendo que se concretara a la academia y no al asunto partidista dentro del recinto.

El Estado tiene que intervenir, porque ese señor profesor, es un empleado pagado con los fondos del pueblo, que administra el Estado Venezolano. No puede ser que con nuestro dinero estemos pagando pandilleros que atropellen a nuestros jóvenes universitarios. Si predicamos el respeto y la tolerancia estamos obligados a hacer que se cumplan.

Otro caso que está en boga, es el de los artistas del sindicato de radio, televisión, teatro y afines, que apoya al presidente Nicolás Maduro, en el frente contra la criminalidad y por la paz, jóvenes talentos que merecen irrestricto apoyo y respeto de toda la ciudadanía decente, honesta, creativa, trabajadora y patriota, por su encomiable decisión de sumarse a la lucha contra un flagelo que es el más perverso que nos afecta a todos.

Sin embargo la canalla fariseaica, se ha dedicado a difamarlos, a exponerlos al desprecio público, asegurando que son tarifados que se vendieron al gobierno por 500 mil bolívares fuertes. Pero con esa piedra matan a dos pájaros de un solo tiro, porque al tiempo que descalifican a las actrices, actores, directores, escritores, pintores, intérpretes, músicos, libretistas, técnicos, poetas, comunicadores sociales y demás ciudadanos que forman parte de la organización gremial, también descalifican al Estado, señalándolo como corrupto, forajido, que violentando todos los principios éticos y morales, compra conciencias y chantajea a profesionales.

A nuestro humilde juicio eso es suficiente para que se activen las instancias correspondientes y comiencen a poner en su sitio a los “Nalguitas blancas”, que bajo la máscara de “estudiantes” quieren poner al país a sus píes con la complicidad de la canalla mediática nacional e internacional, de instituciones coloniales internacionales, como la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, cuyos amanuences, crean, escriben y sentencian, de acuerdo al fajo de billetes verdes (léase $), que la Casa Blanca y el Pentágono pongan en sus manos.

Sigamos el ejemplo de los hermanos de Irán, donde las nalguiitas blancas las planchó y sacudió la guardia revolucionaria y hasta allí llegó el libreto de la CIA – Mossad. Ya está bueno de cilantro camarada Nicolás Maduro.

Paralelamente con esta avanzada de artistas de la escena y otras disciplinas, junto a la Villa del Cine y demás recursos, tiene para conformar un frente contra los narcoenlatados y greguerias rosas que solo siembran antivalores, para enajenar al pueblo y fortalecer a la oligarquía fascista, que aúpa y financia a los desestabilizadores, manitas o nalguitas blancas.

Las instancias del Estado, tienen que activarse para colocar en una balanza la conducta patriota de artistas y estudiantes , y la apátrida intolerancia fascista.



Periodista

CNP 2414
cd2620@gmail.com


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Cástor Díaz

Periodista CNP 2414

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