Caracas. La batalla de las ideas adquiere una importancia decisiva frente al asalto del gran capital contra las conquistas históricas de los pueblos y las condiciones de reproducción de la vida en el planeta.
En América Latina y el Caribe se refleja muy nítidamente pues como en ninguna otra parte del mundo en el siglo 21, las luchas sociales hicieron surgir un bloque de líderes y gobiernos que en distintos grados se oponen al neoliberalismo y han hecho revivir el pospuesto ideal bolivariano y martiano de unidad latinocaribeña. Estos acontecimientos, catalizados luego de la irrupción de Hugo Chávez en la palestra política(1992), han posicionado a nuestra región como un interlocutor internacional crecientemente autónomo e influyente. También han elevado la conciencia política popular de un modo en que el capital cada vez puede ejercer menos la dominación cultural por los medios tradicionales, como se observa diáfanamente en Venezuela.
Aquí, el impacto en los revolucionarios de la desaparición física del jefe histórico de la Revolución ha hecho rodar por tierra los pronósticos de la mafia mediática. Lejos de cundir el desaliento y la división, se ha reforzado la unidad y combatividad del chavismo, que se dirige a conquistar para su candidato Nicolás Maduro una rotunda victoria en la elección presidencial del 14 de abril. Al imperio no le queda más recurso que la desestabilización. Así se analizó en el X Encuentro de Intelectuales, Artistas y Luchadores Sociales En Defensa de la Humanidad que el 25 y 26 de marzo debatió en esta capital el pensamiento y la acción de Chávez
En este contexto cobra gran actualidad Cuba: ¿revolución o reforma?(La Habana, 2012), libro del ensayista y periodista cubano Enrique Ubieta, ya que aunque su eje es el debate cultural en torno a la Revolución cubana, la argumentación empleada trasciende los límites de la isla. La cultura contrarrevolucionaria –dice el autor- sólo puede entenderse desde un enfoque global”.
Ubieta desnuda y demuele los estereotipos neoconservadores y “posmodernos”, mostrando fehacientemente la enorme pobreza intelectual, moral y espiritual que albergan. A partir de una discusión exhaustiva de las aseveraciones del pensamiento contrarrevolucionario cubano e internacional, el autor desmonta sus trampas, eufemismos y emboscadas semánticas y retóricas. Como explica en las “Palabras iniciales”, no es un libro para objetar a personas concretas; la polémica sigue el hilo conductor de la propuesta cultural que intenta restaurar el capitalismo en Cuba, y los argumentos de sus principales exponentes.
En la primera sección del volumen, “El vuelo del Cóndor: revolucionarios versus reformistas”, Ubieta aborda un tema decisivo para comprender la tradición revolucionaria cubana: la coincidencia entre lo necesario y lo útil. Nos explica que el primer acto útil en pos de la independencia fue inevitablemente de justicia: la liberación de los esclavos.En las condiciones de Cuba, si se quería alcanzar la independencia había que movilizar al grueso de la población tras ese objetivo, que a su vez exigía la abolición de la esclavitud.
Las necesidades vitales de la población sólo podían ser alcanzadas desde presupuestos éticos, sentencia el autor, un principio que se ha mantenido invariablemente a lo largo de la historia cubana. Allí reside un antagonismo de primer orden con el pensamiento de derecha nacional, particularmente con la versión actual, más pragmática y cínica que sus antecesoras, enarbolada por la contrarrevolución en los textos de autores como Rafael Rojas y Carlos Alberto Montaner, por mencionar dos de los más conocidos.
Ubieta argumenta cómo el apego de los ideólogos contrarrevolucionarios al deber ser teleológico se contrapone al martiano poder ser, la “utilidad de la virtud”, que no reduce la verdad a lo meramente visible. Este es el “vuelo del cóndor”, que pide sacrificio, pero es indispensable al interés de la patria. Lo otro es insectear, vocablo creado por Martí para calificar al culto positivista por los meros datos ausentes de alma y horizonte. Insectear conduce inevitablemente a la subordinación a Estados Unidos pues si se analiza desde el racionalismo frío ¿cómo podría el pueblo cubano sostener la independencia frente a un poder tan formidable?
El nuevo libro de Ubieta llega en buen momento, cuando nuestros pueblos quieren volar como el cóndor y las oligarquías se empecinan en hacerlo como insectos.
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