La historia demuestra que el continente latinoamericano, y lo que hoy es Venezuela de forma particular, ha sido siempre espacio para la resistencia y la lucha contra la invasión y el colonialismo; no es casual que haya sido en Venezuela, tierra de la resistencia de Guaicaipuro y otros guerreros, donde haya nacido ese genio político y militar que es Simón Bolívar y muchos otros que pusieron un alto a la dominación española en casi todo el continente y que aún inspiran las luchas contra el neocolonialismo por estos lares.
En nuestro país, desde la fundación del Partido Comunista en el año 1931, el proceso revolucionario entra en una etapa más profunda de liberación nacional con planteamiento estratégico socialista para que siga siendo el pueblo de Venezuela puntal en la lucha contra el imperialismo en la perspectiva socialista; por más de 80 años nuestro Bravo Pueblo ha desarrollado luchas llenas de importantes triunfos tácticos para el movimiento popular y revolucionario nacional que sirvieron de acumulado al triunfo electoral de las fuerzas patrióticas y revolucionarias del año 1998 que da inicio al proceso bolivariano como nueva etapa de la revolución nacional y continental.
El proceso bolivariano ha servido, y de que manera, para golpear y derrotar propuestas neocoloniales en América Latina como el ALCA y también para avanzar en la integración continental con base en la teoría bolivariana antiimperialista; estos hechos no son poca cosa y muchos menos para quienes estamos persuadidos que en América Latina no habrá construcción del socialismo si al propio tiempo que luchamos por esta meta no vamos rompiendo las cadenas con las que el imperialismo nos ata.
Si bien es cierto que nuestra dura, compleja y larga historia revolucionaria llena de mártires, héroes y heroínas está plena de errores, de fallas en concepciones tácticas, de divisiones, de pesados lastres como el inoculado anticomunismo que ha hecho mella en amplios sectores de populares, no es menos cierto que también contiene aciertos que han asestados duros golpes a la política imperialista norteamericana en el continente antes del actual momento histórico y que más recientemente, en el marco del proceso bolivariano y con el enorme liderazgo del Comandante Chávez, ha obtenido resonantes triunfos que sirven mucho a la emancipación definitiva que aún luce lejana el horizonte más no inconquistable.
Hoy, cuando precisamente transitamos una nueva campaña electoral, el pueblo venezolano, del que forman parte las fuerzas progresistas, antiimperialistas y revolucionarias que tienen por candidato a Nicolás Maduro, empieza una batalla política, ideológica y de masas que debe conducir a una nueva victoria popular y revolucionaria el 14 de abril para reafirmar, en nuevas condiciones históricas por el fallecimiento del Comandante Chávez, que aquí el único camino viable para la paz y el progreso es el antiimperialismo, la independencia y la integración latinoamericana en la perspectiva de derrota y superación del modo de producción capitalista.
El candidato del imperialismo, fiel a lo que representa, propone desandar el camino de la liberación e independencia, regresar a las medidas neoliberales ya sufridas por nuestro pueblo en los años ’80 y ’90 y el retorno al poder de la burguesía proimperialista venezolana, la más atrasada del continente.
Sin triunfalismos, trabajando muy duro en una de las campañas electorales más cortas de nuestra historia, el pueblo venezolano defenderá con votos el 14 de abril sus conquistas conscientes de las fallas por superar pero que solo son superables en revolución y por eso dirá claro y firme: ¡No volverán!.
¡Seguiremos venciendo!.
Militante del PCV
@edgarmelendez79