¿Será que es hora de revaluar nuestra moneda?

En el año 1.983, como táctica escogida por algunos copeyanos llenos de reconcomios con su máximo líder político, Dr. Rafael Caldera, deciden tomar una medida económica que en forma contundente frenara su posible nueva elección como Presidente de la República de Venezuela en los comicios de ese venidero diciembre, es así como entonces a través de un decreto presidencial la dan a conocer públicamente y la ponen en vigencia de manera inmediata ese mismo 18 de febrero del citado año; aquella disposición versaba sobre la devaluación de nuestro signo monetario, el bolívar; lo que abrió de par en par las puertas al tremendo monstruo económico de la inflación. De manera que los gobernantes nacionales de entonces, con el doctor Luis Herrera Campins a la cabeza como presidente de Venezuela, se salen con las suyas al hacerle perder esa elección al Dr. Caldera; quien mantenía posiciones encontradas con la forma de gobernar de sus copartidarios.

Pocos años después de aquella derrota electoral del Dr. Caldera, creador del partido político social-cristiano COPEI, toma la decisión de destruir su creación y él mismo actúa como el enterrador de aquel amado hijo de su ingenio, y entonces conforma una organización electoral llamada CONVERGENCIA la cual solo serviría como plataforma para su próxima candidatura presidencial. Sin duda que aquella acción de ambición y soberbia del Dr. Caldera fue la gota que rompió el cántaro que contenía el agua maleada del Pacto de Punto Fijo; Pacto del cual él formó parte en su creación y también en su destrucción.

El viernes negro, como el pueblo calificó aquella medida oficial del 18 de febrero, hizo que ese gobierno terminara su quinquenio con una inflación acumulada de 65,4%, el siguiente subiera a 113,4%, el posterior a 226,3%, y el último habido bajo el Pacto de Punto Fijo a 298,2%; gracias a Dios y al actual gobierno en estos últimos 6 años y medio la inflación acumulada se pudo bajar a solo el 131,2 %; ni la mitad de la que hubo en el anterior quinquenio 1.994-1.998. Sin embargo, hay que tomar muy en cuenta que si las riendas del gobierno hubieran seguido en las manos del puntofijismo, o algo parecido a ese Pacto, la inflación en el quinquenio 1.999-2.003 no hubiera bajado de los 500 puntos porcentuales y en los actuales momentos, Agosto del 2.005, ya se hubiera rebasado los 300 puntos porcentuales; y muy probablemente que para el final del año 2.008 esa cifra estuviera muy cercana al mil por ciento (1.000 %). Eso, estimado lector, téngalo por cierto.

Ahora bien, si el Pacto de Punto Fijo tuvo la osadía y el infeliz atrevimiento de devaluar la moneda venezolana, la revolución bolivariana está en el deber y la obligación de hacer todo lo contrario, es decir, en este proceso se tiene que contemplar la revalorización de nuestro signo monetario y para ello debe analizarse algo parecido a crear un nuevo bolívar, con el cual se pueda comprar el equivalente al actual 100 bolívares, cinco bolívares que valgan los actuales 500 bolívares, diez bolívares que valgan 1.000 bolívares, cien bolívares que valgan 10.000, mil bolívares que valgan 100.000, diez mil bolívares que valgan 1.000.000 de bolívares, etc., etc.

El nombre que se le dé a la unidad de nuestro nuevo signo monetario pudiera cambiar y así complacer a quienes han criticado el haberle dado el nombre de bolívar a la unidad monetaria actual, en este caso se puede sugerir el nombre de: Avila, Orinoco, Araguaney, Orquídea, Guacaipuro, Tiuna; en fin, el nombre de la futura unidad monetaria venezolana se escogería después de hacer un concienzudo estudio sobre los beneficios y perjuicios de la revaluación. Compatriotas, adelante, siempre adelante.


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José M. Ameliach N.


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