El Capriles golpista y la decisión de no votar

Capriles es un personaje perfecto para servir a los políticos estadounidenses de la derecha invasora. Su escasa cultura política, su limitada capacidad intelectual y su afinidad gringa, lo califican para político dependiente del Imperio Norteamericano.

Todos los medios nacionales e internacionales alineados por el Departamento de Estado, presentan a este títere sin cabeza, como solución a todos los problemas que, la sociedad del capital enfrenta en Venezuela; producto de la corriente Chavista que ha prodigado Patria, independencia y justicia social.

Las conquistas del proceso revolucionario; independencia, salud, educación, alimentación, vivienda, sería suficientes razones para enfrentar a las promesas embusteras del Sueño Americano en Latinoamérica.

Pero ya vemos como las infinitas e inagotables campañas propagandísticas de la derecha, difundidas por todos los medios comerciales de comunicación, son capaces de sembrar toda suerte de frustraciones, odio y miedo entre los trabajadores, para dividirlos en parcelas, enfrentarlos entre sí, y manipular sus preferencias estéticas, éticas y hasta sensibles, en pro de una decisión contraria a sus propios y verdaderos intereses de clase.

Estas campañas de falsas promesas y mentiras son parte de las poderosas razones‚ del sistema capitalista para antes, o después de las elecciones, crear miedo, desconcierto y confusión, e intervenir en la política Venezolana con todas las formas perversas para preparar el golpe de Estado, y a cualquier precio hacerse con el poder y las riquezas de la Nación Venezolana.

Capriles, como cualquier otro personaje que represente el juego de los gringos, por convicción, debe despreciar profundamente a su pueblo, y hasta a los de su propia clase, porque el norte solo paga a quienes se involucran en la guerra, y no a la oligarquía burguesa pasiva. Él debe engañar una y mil veces, para aparecer como víctima y alternativa válida de poder “popular”.

La derecha maneja rumores maledicentes y mentiras crueles con la naturalidad del cínico, a quien solo le interesa el ventajismo, la trampa y el dinero fácil. La mentira repetida mil veces se convierte en verdad. Fue ideario de un ministro de propaganda de la Alemania Nazi de Hitler.

La derecha actual, en todo el mundo, lleva la carga ideológica del nazismo de Adolfo Hitler, del fascismo de Benito Mussolini, del neofascismo de Franco, del sionismo de entre guerras, que pactó con Hitler, que todavía campea disfrazado en Israel, y del perenne modelo Norteamericano de invasión mercenaria; con la excusa de buscar supuestas, democracia y libertad.

En Siria, en estos momentos, la derecha invade y arrasa la Nación, asesina vilmente a su pueblo, busca a su líder para exterminarlo, y luego declarar a los cuatro vientos “el gran favor que le han hecho a la humanidad occidental, por haber terminado con el asesino”. Acción y declaración practicadas en el reciente pasado de Irak y Libia.

La derecha, hoy día mantiene los mismos principios de siempre; eliminar al adversario por todos los medios, incluido el exterminio. Sus líderes, deben sentirse predestinados y superiores al resto de los mortales, para imponer una clase social subordinada a los altos intereses de los financistas neoliberales del libre mercado.

Los delitos que a diario cometan, como siempre, no serán noticia, y en todo caso, serán endilgados a los revolucionarios, a quienes se les calificará además, de antidemócratas, narcotraficantes, terroristas, corruptos, vende Patria, nazis, fascistas.

Con reaccionaria y ponzoñosa ira nazi-fascista tratan de embrutecer a los pueblos, negándoles la educación, encareciéndoles la comida y medicamentos, saboteando sus servicios públicos, matándolos a palos. Negándoles el derecho a la vida, y calificarlos de flojos, delincuentes, mal hechos.

Es el estilo de los dueños de la “verdad”, quienes llevan su fantástico Dios de bolsillo, para sin la más mínima duda “disparar primero, averiguar después” e imponer superioridad de clase y otras tantas degeneradas convicciones.

En España, en estos días, la Secretaria del Partido en el gobierno (derecha recalcitrante), frente a las protestas en torno a los recortes, desahucios y corrupción; luego de inclementes represiones a la población, contestaba desafiante “si algún día hay algo grave que lamentar, habrá que mirar a los que la provocan”. Típica respuesta de la derecha para no aceptar ninguna verdad por muy evidente que esta sea, y en cambio culpabilizar de antemano a los opositores de las atrocidades cometidas por la derecha neofascista.

Similar actitud la de Capriles quien abiertamente incita a la agresión que, ocasiona muertes, y argumenta que el gobierno las produce para culparlo a él. Mientras tanto, en ningún medio se destaca el asesinato de nueve revolucionarios, perpetrado por mercenarios o pueblo golpista armado por las hordas fascistas de Capriles y los Norteamericanos.

Las mentiras construidas para crear pánico, descalificar, ignorar, destruir y desinformar, difundidas sincronizadamente por todos los medios nacionales e internacionales, y reiteradas una y un millón de veces, han debido hacer mella en buena parte del pueblo. Pues los embustes envueltos en crueldad y optimismo logran que parte del pueblo, termine creyendo y hasta admirando al verdugo.

Tal vez el olvido inducido borre buena parte de la memoria donde se guardan las experiencias traumáticas y otros trastornos ocasionados en el individuo por el tiránico y desigual trato que el sistema capitalista impone a los distintos estratos de la instalada sociedad de consumo.

Como de alguna manera lo dijera Chávez, a los pobres le está prohibido adormecer la memoria para olvidar sus carencias y derechos. Recordar que los Derechos Humanos son violados minuto a minuto en todo el mundo, y en especial en el Guantánamo de USA, para imponer a golpes el Imperio, que beneficia al poder económico occidental.

Cómo dar la espalda a las razones de la verdad vivencial de nuestro ser; cuando por primera vez los muy, y menos pobres, tiene derecho a la comida, salud, educación y vivienda. Cómo no detectar que el engaño de la derecha opositora es la materia prima para someter a los pueblos y exterminar a los líderes revolucionarios.

En Venezuela, tal vez la decisión de no votar, pudo haber sido un irracional o emocional castigo de la gente, a las fuerzas telúricas que hicieron posible la desaparición del hombre que estaba lleno del espíritu de Cristo.

Castigo venático, o desgano, capaz de doblegar y paralizar al cuerpo ante el dolor, o reacción sentimental ante la pérdida, en la creencia de que unos votos menos, en nada cambiaría el “sobrado triunfo del Chavismo”.

No se equivocaron los deprimidos, Chávez hizo ganar honrosamente a su escogido Nicolás Maduro. Pero a la vista de los votos perdidos, seguro que en conciencia, cada quien evaluarán su destemplada y desafortunada decisión.

En todo caso, cualquier análisis sobre los resultados electorales debe tomar en cuenta la guerra mediática y sus efectos, debe evaluar la efectividad de las respuestas del socialismo para desmontar las reiteradas mentiras y calumnias de la derecha fascistas, no debe olvidarse que permanentemente el golpe de USA está en puerta.

Barack Obama, en días pasados en México, con grandilocuentes mentiras tendenciosas, ratifica la necesidad de meter por el aro a Venezuela, y sobre la democracia, libertad y probidad de las instituciones y gobierno Venezolano se manifestó crítico y escéptico. Es expresión de su cinismo caradura, para reforzar aún más los ataques en el golpe perpetuo.

antoniodelarosar@hotmail.com

Desde España





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Antonio De La Rosa


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