Los afrovenezolanos fuimos los primeros en hacer un recorrido que se inició espiritualmente con José Leonardo Chirino, el día 10 de mayo de 1795 en la sierra de las urupaguas y los aitones en el estado Falcón y luego marchando desde la Plaza Bolívar, anteriormente denominada Plaza Mayor de Caracas, donde fue ejecutado José María España cuatro años después de esa rebelión en Las Macanillas y luego de unas esperanzadoras y aleccionadoras palabras de la diputada Maria León, anunciando que hablaría del pensamiento Chavez, la Patria y la Afrovenezolanidad ante la amenaza imperialista del norte, lamentablemente del también afro, presidente Obama, tomándose ella misma como ejemplo, haciendo llamar la atención con su verbo encendido y cariñoso hizo retomar el hilo musical dejado por los ángeles negros que bajaron con un canto, producto del cimarronaje y para quien considero la heredera de nuestra heroica luchadora y militante afro, la guerrillera Argelia Laya, la diputada también militante Afrodescendiente, llamada cariñosamente la leona, quien magistralmente reivindicó al comandante supremo y eterno Hugo Rafael Chávez Frías cuando María Corina Machado lo llamó ladrón en la Asamblea Nacional. Partimos caminando en dirección de la entrada a la Alcaldía Bolivariana Libertador, desde donde los habituales de la esquina caliente nos indicaron el camino a seguir, allí mismo en esa esquina sur oeste que lleva el nombre de Las Monjas, con pancartas y banderas como si fuésemos al lugar donde nació Francisco de Miranda en la esquina de Padre Sierra, dejábamos a nuestra derecha el busto del maestro Billo Frómeta, disfrutando del nuevo Boulevard que desemboca en la Esquina de La Bolsa, donde están las dos entradas y salidas de la estación Capitolio del Metro de Caracas.
Continuamos hasta el final de la avenida Universidad pasando por el cruce con la avenida Baralt hasta llegar a la avenida Sucre como si fuésemos a las escalinatas del calvario, donde estaba la otra estatua de Colón “el derrumbado” quien posiblemente era el agente desconocido que observaba al Liceo Fermín Toro y reconocía a los manifestantes de izquierda de aquella época en la cuarta republica, donde ahora está la del General de tierra y hombres libres, Ezequiel Zamora, la Policía Nacional Bolivariana y nuestros colectivos de motorizados que nos protegían milimétricamente para tomar a todas nuestras anchas esa gran arteria vial, que es la avenida Sucre, me hacia recordar en años anteriores, las luchas liceístas, el ataque a Miraflores del 27N del 1992 y la arremetida de la derecha fascista el jueves 11 de abril del 2002 , para mas allá cruzar hacia la izquierda y empezar a remontar la montaña, pasando cerca del bloque donde vivía la querida amiga de mi madre, la señora Cruz Istúriz, en el popular lugar denominado El Rincón del Taxista, donde existía un restaurant que vendía, para mi gusto, el mejor asado negro de Caracas. Enrumbados hacia La Planicie en plena parroquia 23 de Enero, subiendo hasta cerca de la Cañada, lugar donde nací, y haciendo una momentánea parada fotográfica alusiva a José Leonardo Chirino, los paracaidistas y el colectivo La Piedrita, mas arriba del estadio de beisbol, luego haciendo la vuelta en U pudimos tener a la vista en línea recta, el Espacio denominado Complejo Cultural 4F que nos da su calurosa bienvenida.
Este monumento abrió sus puertas por primera vez como primera Academia Militar de Venezuela, bajo el mandato del presidente Cipriano Castro en 1910 y es el lugar donde comenzó su batalla Hugo Rafael Chávez Frías, un día 4 de febrero de 1992, donde retumbó la expresión del ”por ahora”, allí reposan sus restos mortales y que uno de sus hijos, el actual presidente Nicolas Maduro, anunció que será conocido como el Museo de la Revolución, para rememorar los 14 años de su mandato, a la espera de su traslado al nuevo Mausoleo del Panteón Nacional.
Como era de esperarse las diferentes delegaciones de afrodescendientes del país, se hicieron sentir con sus cantos y expresiones de diferentes comunidades afrovenezolanas, donde destacó el grupo Eleguá, único grupo musical femenino, al igual que los haitianos que entonaron los himnos de Venezuela, Haiti y de la Republica de Sudáfrica para culminar con el canto que casi se ha hecho un himno, para los militantes afro, titulado “Soy Afrodescendiente”, momentos antes de partir al Cuartel de la Montaña y luego asistir a la asamblea que da formal nacimiento al Movimiento Social Afrodescendiente.
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