Especial para ABRENTE (periódico de los comunistas de Galiza)
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En el Consejo de Ministros del 20 de Octubre de 2012 Hugo Chávez pone de manifiesto lo que fue su búsqueda más angustiosa: conseguir el punto de no retorno al camino socialista por él trazado. "Comuna o nada" fue la determinación radical que marcó aquella reflexión que luego fuera recogida por el MINCI en el libro titulado El Golpe de Timón1, de cuyo estudio no debe sustraerse quien aspire reflexionar sobre el porvenir del proceso bolivariano; objetivamente tiene que ver con que si finalmente podemos romper o no con la lógica del sistema del capital. Este es un problema central, que no pudo ser resuelto por los procesos socialistas euro asiáticos del siglo XX, a pesar de la genialidad de sus dirigentes, y que se presenta como el gran desafío a superar por los procesos de cambios revolucionarios surgidos en América Latina en la primera década del siglo XXI y cuyo impulso inicial lo generó la irrupción de la insurgencia bolivariana en Venezuela.
Ahora bien, es indudable que el punto de no retorno pasa por consolidar la hegemonía revolucionaria, la cual no debe entenderse sólo como obtención de una mayoría electoral, como equívocamente interpretan algunos camaradas; es imprescindible una hegemonía social, y más aún, que la cultura revolucionaria pase a ser la cultura dominante de la sociedad; y debemos empezar por reconocer que nunca la cultura burguesa ha perdido su primacía en nuestro país.
De Octubre a hoy la historia se ha acelerado. El hiper agresivo cáncer (probablemente inoculado) terminó por liquidar físicamente al Comandante Hugo Chávez, líder de la Revolución, con consecuencias inimaginables pero que ya empiezan a incidir en el complejo cuadro político presente. Nicolás Maduro, postulado expresamente por Chávez para ir a la contienda electoral en caso del previsible desenlace de su enfermedad, ha ganado las elecciones del 14 de abril; a la vez se registra un importante ascenso de la contrarrevolución que intenta irrespetar los 224.742 votos con que fue aventajada por las fuerzas socialistas. Las fuerzas del capital (Estados Unidos, el paramilitarismo colombiano encabezado por Álvaro Uribe Vélez, otros aliados de la derecha internacional y por supuesto, las fuerzas del fascismo interno) consideran haber llegado el momento para acelerar su plan desestabilizador, el cual venía en desarrollo desde largo tiempo atrás, y que aspira liquidar el proceso bolivariano en tiempo perentorio aplicando esquemas intervencionistas ya practicados en otras partes del mundo.
La violencia desatada en los días posteriores al 14 de abril, consecuencia de la intención preestablecida de desconocer el resultado electoral, es parte del esquema: desestabilización-ingobernabilidad-intervención extranjera por el cual se está guiando el candidato perdedor Capriles Radonski y la dirección de la extrema derecha venezolana. Hasta el presente ha cobrado 11 fallecidos y 120 lesionados, a la par de varios Centros de Diagnóstico Integral -CDI- incendiados. Por todo ello deben responder sus instigadores. Esa violencia nos recuerda enseñanzas de la historia de muchos momentos y países: la burguesía que se muestra como campeona de la democracia recurre a la fuerza cada vez que está en cuestión su dominación. Empero, la actual violencia se apoya en un fenómeno nuevo en nuestro país: un segmento de la población (pequeño por ahora) ha sido arrastrado al fascismo víctima de la influencia de la mediática del sistema del capital. Este hecho lo habíamos advertido en un artículo publicado meses atrás bajo el título "Tendencias fascistas en la derecha venezolana"2.
El fascismo actual, al igual que el histórico, surge como una reacción de las llamadas capas medias horrorizadas ante la posibilidad del socialismo, en un esfuerzo político que en última instancia sirve a los intereses del capital financiero. En Venezuela su presencia empieza a extenderse hacia sectores del lumpen proletariado e incluso de laborantes desprovistos de conciencia social que no alcanzan a visualizar los avances que en estos 14 años ha logrado el pueblo trabajador.
De tal forma, la derecha ha logrado mejorar su posición en la correlación de fuerzas existente en el país luego de un esfuerzo gigantesco de sus actores internos y externos, y de la aplicación sistemática de un plan que tiene elementos esenciales fuera del marco del paradigma por ella pregonado, la democracia burguesa; ellos son: -operación centrifuga para incrementar la fuga de capitales, desabastecimiento de alimentos y otros productos, incremento de la especulación y carestía en los circuitos privados, ingreso al país de fuerza paramilitar, sabotaje al sistema eléctrico; todo ello acompañado de un apabullante despliegue mediático nacional e internacional orientado a deslegitimar al gobierno y ubicar frente a la opinión pública mundial a nuestro país como un Estado forajido. Cruzada que ha tropezado con el legado de Hugo Chávez.
Que 7.857.161 hayan sufragado a favor del proceso a pesar de la desaparición física del líder de la Revolución, de haber sido sometido el país a una guerra económica-mediática, desespera a quienes estuvieron acostumbrados a rendir todo a sus pies, a una clase prepotente que considera sus votos de mayor valía frente a los de quienes habían permanecido excluidos por siglos. No entiende lo acontecido en la sociedad en la era bolivariana donde la democracia cambió de cualidad ampliándose sustantivamente, con niveles de protagonismo popular muy superiores al pasado, donde en general, existe un altísimo nivel de participación política. Tampoco entiende que otras reformas profundas impulsadas por Hugo Chávez apuntaron a abrir el camino de los cambios estructurales, de la construcción socialista y esto explica que el bloque de fuerzas que gira en torno al mundo del trabajo (mayoritario) no esté dispuesto a retroceder.
Detener al fascismo es la principal tarea actual de la Revolución en Venezuela y el novel gobierno de Maduro ha mostrado resolución para ello comprometiéndose en dar continuidad a la línea social estratégica. Actuar con firmeza para que no nos pase aquello denunciado por Simón Bolívar al analizar las causas de la pérdida de la Primera República: ..."a cada conspiración sucedía un perdón, y a cada perdón sucedía otra conspiración que se volvía a perdonar"... (S.B. 15-12-1812). Solo actuando con resolución se podrá contener la violencia, que en verdad, ha estado presente a lo largo de todos estos años a pesar de los esfuerzos de Hugo Chávez para que la transformación de la sociedad se desarrollase en paz y en democracia. Recordemos no solo las víctimas del Golpe contrarrevolucionario del 11 de abril de 2002, sino que habrá que sumar unos doscientos caídos por mandato de la oligarquía terrateniente para intentar impedir la aplicación de la Ley de Tierras o los casos de dirigentes obreros, campesinos o de pueblos originarios asesinados, expresión de la violencia ejercida por una clase renuente a perder sus privilegios. Frente a todo ello el pueblo trabajador ha dado muestras de paciencia y mantenido su confianza en los organismos de Estado lo que no significa que esté dispuesto a ver arrebatadas las conquistas obtenidas durante el proceso bolivariano y ver pasivamente derramarse la sangre de sus camaradas. Para las y los revolucionarios de lo que se trata ahora es meter rodilla en tierra para detener el fascismo afianzándonos en el desarrollo del Poder Popular.
Muchas falsas ideas han sido pulverizadas por la historia de los últimos días, una de ellas: que estudiar las clases, su comportamiento, sus intereses, su lucha correspondía a un tiempo pasado, que en el siglo XXI eran otros factores los que primaban en la política; pero la lucha de clases se nos ha revelado en su exacta crudeza.
El fascismo será derrotado, no nos cabe dudas de ello. La Revolución Bolivariana exhibe grandes fortalezas, a saber: -el desarrollo de la conciencia política de la mayoría de la población, poseer una exitosa experiencia en batallas electorales, pero además está el hecho cierto de que los planes imperiales tropiezan con una Fuerza Armada Nacional Bolivariana que ha experimentado cambios en su doctrina militar, ha modificado la estrategia de la defensa nacional siendo profundamente antiimperialista y popular. Sin embargo, la derrota del fascismo condición vinculante al reimpulso de la lucha socialista pasa también por el golpe de timón que priorice el relacionamiento de la dirección con el pueblo trabajador, emprenda una rectificación más allá de los aspectos operativos, que se desate además una batalla frontal contra la corrupción y otros vicios que mellan la profundidad del proceso. En fin, sólo la consolidación del poder popular, el desarrollo permanente de la teoría revolucionaria, el impulso de una economía productiva crecientemente comunitarizada, en medio de un fuerte debate de ideas que apunte al fortalecimiento de la conciencia marcará el punto de no retorno, el triunfo del socialismo.
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1. CHAVEZ, Hugo, El Golpe de Timón, Colección Claves, Correo del Orinoco, Caracas, Octubre 2012.
2. Tendencias fascistas en la derecha venezolana, Amilcar Figueroa. http://www.aporrea.org/ideologia/a153320.html